Con el cambio climático, la ecología no sólo está de moda, está muy politizada. Justo por esto la película Abre tus alas corre el riesgo de ser malentendida.
Dirigida por Nicolas Vanier, un aventurero que nació en Senegal y que se ha dedicado a filmar películas “de amor por la naturaleza”, Abre tus alas cuenta la historia de Thomas, un chico francés que, como casi todos los de su generación, no despega la vista del celular. Un día, Thomas tiene que ir al campo a vivir con su padre, un tipo enloquecido que se encuentra mucho más interesado en salvar especies en peligro de extinción que en hacerse cargo de su hijo. En esta suerte de encuentro entre el hombre de campo y el niño de ciudad, a Thomas le sucede algo realmente excepcional y que, sin embargo, podría haberle pasado a cualquiera durante el encierro por covid-19: lee un libro. Sí: es a partir de la lectura de El maravilloso viaje de Nils Holgersson que Thomas, el chico encerrado en sí mismo, puede mirar a la naturaleza y embarcarse en esta historia cursi y azucarada, esta obrita “para toda la familia” que gira en torno a un muchacho de 14 años que gracias a la lectura de Selma Lagerlöf puede trascender el chisme frívolo con el que nos bombardean las redes sociales.
Ahora bien, si uno lo que desea para el entretenimiento semanal es una pieza ecologista producida con el ímpetu vehemente de Greta Thunberg, con esta película se va a decepcionar. Abre tus alas no toca ni de pasada los temas más importantes del ecologismo contemporáneo ni abre la puerta a sesudas discusiones en torno a la relación entre miseria y explotación de la naturaleza. Tampoco es artística, ni siquiera en el sentido de la fotografía. La historia de este niño que, seducido por su parvada de gansos, decide viajar en un avión ultraligero desde el norte de Noruega hasta el sur de Francia para enseñarlos a volar ha sido filmada con la intención de agradar a todo mundo, así que los amantes del cine de arte no encontrarán razones para entusiasmarse.
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En realidad, es la intención de sus autores: Abre tus alas es acartonada y forzadamente bonita, llena de clichés y pensamiento optimista. Desde esta perspectiva, la única comparación posible es con aquella otra película de niños y patos: Volando a casa, que en 1996 protagonizaron Jeff Daniels y Anna Paquin. Y aun así, Volando a casa tenía una imagen mucho más espectacular y la actuación de Paquin era realmente mejor. Louis Vazquez en Abre tus alas resulta eficiente, pero su trabajo no es excepcional. De hecho, están mucho mejor sus comparsas: Jean-Paul Rouve en el papel del padre y Frédéric Saurel en el papel del descocado cazador que ha dejado de matar gansos para ponerse a defenderlos.
En resumen, la versión francesa de la historia del niño que enseña a volar a una parvada de gansos tiene encanto sólo si uno está queriendo escapar del encierro cotidiano para vivir una aventurita banal. No la tiene si lo que uno quiere es encontrarse con una pieza ecologista o con una obra de arte. Abre tus alas es todo lo que ofrece la empobrecida cartelera mexicana en su “nueva normalidad” y, aunque tiene momentos que cautivan y hasta enternecen, los amantes del arte tendrán que seguir buscando en streaming. Esta obra francesa a menudo parece producida para la televisión, pero, lo dicho, si uno está dispuesto a salir del encierro, tal vez se permita ser un poco como Thomas cuando deja el celular y de pronto enfrenta su deseo de volar.
AQ | ÁSS