‘Aftersun’ o el misterio de la verdad

Cine

El misterio que plantea la ópera prima de Charlotte Wells es el de un hombre que, a pesar de amar a su mujer y a su hija, quiere morir.

Frankie Corio y Paul Mescal en Aftersun. (MUBI)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Aftersun (disponible en Mubi) es una historia de amor. En ello radica lo misterioso de una obra que no parece difícil y que, sin embargo, requiere de un pequeño esfuerzo para poder apreciarla: ver el cortometraje Tuesday, de la misma directora, que está disponible en Vimeo.

Tuesday ofrece las claves para ir más allá de la belleza cándida de Aftersun y apreciar que Wells ha trascendido en su primer largometraje el arte de la hermosura para construir un ejemplo del arte de la verdad.

Aftersun cuenta con toda sobriedad la historia de un viaje. Un hombre de treinta y un años y su hija se van a Turquía. Y sí, uno intuye que tal vez haya, en todo lo que uno está por ver, una suerte de despedida. Un adiós. Pero antes de revelar la clave de lectura de Aftersun es necesario hacernos un par de preguntas: ¿veríamos con los mismos ojos los zapatos viejos que pintó Van Gogh si no conociéramos su historia? ¿La obra de arte tiene que estar sustentada siempre sólo por lo que está contenido en su materialidad? Yo creo que no.

Si no supiéramos que El árbol de la vida de Terrence Malick es el intento del director de ponerse en paz con el suicidio de su hermano, sería muy difícil entender las cuestiones cósmicas que esta obra plantea. Del mismo modo: si no supiéramos que Raíces de árbol fue la última pintura en que trabajó Van Gogh antes de meterse un tiro en el corazón, alcanzaríamos a ver sí, el tormento de un hombre a quien llama la tierra y los colores y tal vez, incluso, la enfermedad mental. Sin embargo, más allá de la belleza del cuadro, se nos escaparía su verdad. No es casual, por supuesto que, para revelar la clave de lectura con la que es necesario aproximarse para ver Aftersun, refiera dos obras que descubren la tribulación de una mente que, frente al silencio y la nada, prefiere morir.

El suicidio, creía Camus, es un problema existencial. Y de esto es de lo que habla Aftersun. Uno puede ser un espectador avezado y enternecerse por el amor de esta niña de once años hacia su padre, un hombre que en cierto momento de exaltación se sube a un balcón y parece a punto de saltar para matarse, un hombre que parece dispuesto a perderse en el mar. Pero hay más: Wells construye con la misma delicadeza que en su corto Tuesday, el dolor de perder a su padre. Y aquí, en Aftersun, ofrece nuevas claves: la depresión.

Sophie y su padre están de vacaciones en Turquía. Se han ido como parte de un tour de ingleses clasemedieros. Viajan en hoteles all inclusive y se sorprenden de que las camas resulten más pequeñas que en el folleto del tour, pero en una secuencia ella pregunta a su padre: ¿Por qué le dices a mi madre “mi amor”? Porque la amo. Responde él. Y nosotros, si estamos abiertos a la verdad seremos capaces de entrar en el desconcierto de esta niña que a los once años se da cuenta de que no basta el amor para construir una familia. De que ni siquiera basta el amor para desear vivir.

Aftersun es una película muy misteriosa y, sin embargo, el misterio que construye no gira en torno a una peripecia, no es algo que se pueda responder con una revelación: “esto es lo que sucedió”. No. El misterio que plantea Aftersun es el de un hombre que, a pesar de amar a su mujer y a su hija, quiere morir.

“Hasta ahora el arte tenía que ver con lo bello”, dice Heidegger. En Aftersun el arte tiene que ver con la verdad. El misterio de la verdad. La verdad de esta niña que muchos años después recuerda el viaje que hizo con su padre antes de que él decidiera morir.

Aftersun

Charlotte Wells | Reino Unido | 2022

AQ

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