Ailyn Pérez, soprano: “Es un gran dolor cuando no apreciamos el talento de nuestras raíces”

Entrevista

Feminista, promotora de las carreras de otros artistas de origen latinoamericano en Estados Unidos, la cantante protagonizará en noviembre ‘Florencia en el Amazonas’, que será la primera ópera en español que se presente en la MetOpera.

Ailyn Pérez. (Foto: Chris Singer)
Ciudad de México /

Apenas timbra el teléfono en Nueva York, Ailyn Pérez responde en español, la lengua de sus padres, de su familia, el idioma de Florencia en el Amazonas, que la soprano protagonizará en noviembre próximo en la Metropolitan Opera House, primera ópera cantada en mexicano en ese teatro en más de un siglo.

“¡Imagínese! ¡Qué honor! Tuve el gran privilegio de conocer a la diseñadora Ana (Kuzmanić) y me mostró uno de los diseños para la nueva producción de Florencia en el Amazonas. Empecé a llorar. Se me enchinó la piel, el cuerpo”, dice en exclusiva para Laberinto.

Daniel Catán tuvo una voz única que vamos a apreciar y descubrir juntos en su ópera”, adelanta, siempre amable, generosa con el tiempo, y con las emociones a flor de piel durante la plática en la que constantemente suelta una carcajada o llora de felicidad cuando habla de sus ancestros o de México.

Para Ailyn Pérez, quien ya antes hizo historia al convertirse en 2012 en la primera cantante de raíces latinoamericanas en ganar el premio Richard Tucker, las imágenes que la diseñadora nacida en Yugoslavia le mostró fueron las primeras también que podía ver de indígenas mexicanos en sus hábitos.

“(Kuzmanić) me mostró imágenes de época que ella recopiló, pero también fue a Ciudad de México, visitó el Museo de Antropología para ver los diseños indígenas típicos de ese tiempo (primera mitad del siglo XX) y enterarse del estilo, qué significan las flores. Me emocioné, porque solo he visto muy pocas fotos que tenemos de mis abuelitos, de mi gente. Y me dije: ‘¡Qué grande va a ser esta obra!’. Yo no he visto una representación jamás de gente de mis raíces en el escenario, tampoco con vestuario”.

El pasado 22 de febrero, la MetOpera dio a conocer su temporada 2023-2024, en la que destaca la producción de Florencia en el Amazonas (1996), de Daniel Catán (1949-2011), que se presentará en funciones del jueves 16 de noviembre al 14 de diciembre, con transmisión en vivo el sábado 14 de diciembre que podrá verse en 70 países (en México, en el Auditorio Nacional). La soprano tuvo algo que ver, convencida por la arpista y promotora artística Andrea Puente-Catán, viuda del compositor.

“Tuve una plática con Peter Gelb (gerente general de la MetOpera) hace mucho, cuando recibí el premio Beverly Sills 2016, y le mencioné Florencia en el Amazonas, pero en ese entonces tuvieron otros planes. La señora Andrea Puente-Catán me regaló la partitura de la obra y me la dedicó diciéndome que ojalá pudiera algún día cantar Florencia. Yo observé la ópera de lejos, primero en Houston y luego, hace poco, en Chicago. Entonces, la invitación en la MetOpera salió muy de improviso el año pasado. Y me emocioné tanto que le dije a Peter Gelb: ‘Se acuerda que le mencioné esta gran obra’. Y él me respondió: ‘Ah, pues entonces sí’”, relata la soprano cómo recibió la sorpresa.

“Me alegro mucho que me tocó. Moví muchos planes de estrenarme en otros papeles para tener la posibilidad de debutar en Florencia en el Amazonas. Me emociona mucho, me sorprendió saber que será la primera ópera en español que se presente en la MetOpera. Cuando la sugerí, no estaba yo pensando en encarnar el papel de Florencia, pensaba solo en ser parte (del elenco), no en el rol principal, no lo pensé para mí. Yo solo quería que se presentara la ópera en esta plataforma de Nueva York porque es una de las más fuertes internacionalmente, viene todo el mundo, representa a todo el mundo y culturalmente sigue siendo un líder”, cuenta mientras ensaya su rol de Alice Ford en Falstaff.

Feminista, promotora de las carreras de otros artistas de origen latinoamericano en Estados Unidos, la cantante recuerda las enseñanzas de su madre de nunca “rajarse” y pone de ejemplo que cuando debutó como Tosca, en la puesta en escena de Shawna Lucey para la San Francisco Opera, se negó absolutamente a arrodillarse ante el Barón Scarpia mientras cantaba la celebérrima aria “Vissi d’Arte”.

Elogia el libreto de la mexicana Marcela Fuentes-Berain para la producción de Mary Zimmermann, ganadora del Tony 2002 a Mejor Director por la puesta en escena de su propia obra Metamorphoses.

Destaca el elenco de Florencia en el Amazonas con una nueva generación de cantantes latinos: la soprano Gabriella Reyes (de raíces nicaragüenses), como la periodista Rosalba; el tenor guatemalteco Mario Chang, como Arcadio, sobrino del Capitán de El Dorado; o la mezzo española Nancy Fabiola Herrera, en el rol de Paula en la producción de Mary Zimmermann que dirigirá Yannick Nézet-Séguin.

Ailyn Pérez nació en Chicago el 15 de agosto de 1979, hija de los inmigrantes Miguel Pérez Lázaro y Lucía Delia Pérez, quienes se conocieron en esa ciudad, aunque ambos proceden de pueblos vecinos en Jalisco: ella, de Talas. Y él, de San José Casas Caídas. “Caídas, no Caidas, ja, ja, ja”, precisa la soprano.

—Hablando de nombres. Me sorprende que usted se haya dejado la tilde, el acento, en su apellido Pérez, a diferencia de muchos artistas en Estados Unidos que lo suprimen, como Jennifer Lopez. ¿Por qué tomó esa decisión? ¿Qué significa para usted mantener la tilde en su apellido?

Por la pronunciación. En este país, un apellido como Pérez siempre es pronunciado con el acento, el énfasis, al final, en la segunda “e”: “Peréz”. Pero en mi familia todos pronuncian “Pérez”, con el acento en la primera “e”. Y por eso lo metí, porque es “Ailyn Pérez”, no “Ailyn Peréz”. Por ejemplo, hay mucha gente entre los latinos a quienes les dicen “Goméz”, pero es “Gómez”, ja, ja, ja. Mi primer nombre tampoco es común, “Ailyn”, lo inventó mi papá. Es trabajoso de pronunciar, ni siquiera es típico. Mis padres quisieron favorecerme con un nombre corto, pero yo, con mucha envidia, quisiera uno más largo. Me sorprende que no me llamaran Guadalupe o María Guadalupe o algo así. Duele, duele. Soy Ailyn Pérez y sí, tengo que dejarlo. Pero, la verdad, quisiera un nombre como el de mi abuelita: Angélica Murillo Guerrero. Me encanta Angélica ¡Qué nombre más hermoso! ¡Qué bonito sería tener un nombre así como artista. Por eso me llamó la atención el nombre de Florencia Grimaldi

—Será su segunda Grimaldi. En 2020 debutó como la Amelia Grimaldi de Simon Boccanegra.

¡Qué bonita idea! ¡Qué fina atención! Amelia Grimaldi tiene un amor puro y una historia de huérfana en su ser, de tragedia, es otro tipo de historia. Como todas las mujeres de Verdi, tiene un amor puro, más espiritual, noble, siempre con un nivel más alto que la política. El amor de Florencia también es noble, pero la política no entra en la ópera de Daniel Catán. Florencia piensa más que su viaje —sin ser un camino tipo Dante al Infierno— es más espiritual, vamos a ver los elementos de la naturaleza, de la gente, esa zona que atraviesa El Dorado, que puede ser real, el misterio de un personaje con poder, eso que le llaman realismo mágico pero que nosotros hemos tenido siempre en los cuentos, como La Llorona, las historias que conocemos desde niños y que seguimos contando a los niños, como el Coco.

El apellido Grimaldi claro que también trae en sus raíces el nombre de la familia Grimaldi de Italia, con una gran historia culturalmente. Dentro de mí estoy pensando que quizás Catán eligió ese nombre como parte de la imagen de la diva Florencia Grimaldi, un nombre que dé intensidad, que inspire al artista. Es un toque muy importante el de los nombres, sobre todo en la ópera. A mí siempre me ha centrado mucho saber el nombre que le ponen a los personajes, porque a la vez me da un camino a seguir, si tienen un temperamento parecido o al menos jugar con esa idea. Florencia, claro que me da muchas ideas de flores, pero también de renacer. Y Grimaldi tiene esa raíz, digamos, de una persona que se presta a la aventura, a viajar, a conocer el misterio de navegar, porque también es muy importante saber esa historia de los Grimaldi allá en Génova. Pienso que sí fue adrede escoger el nombre, y muy bien hecho, porque se presta muy bien a la historia de Florencia en el Amazonas.

***

Florencia en el Amazonas es una ópera en dos actos, con una hora y 45 minutos de duración, que compuso Daniel Catán (1949-2011) con libreto de Marcela Fuentes-Berain. Se estrenó en el teatro Wortham, de Houston, el 25 de octubre de 1996. Fue comisionada por la Gran Opera de Houston, la Ópera de Los Ángeles y la Ópera de Seattle, con lo que fue la primera cantada en español comisionada por varias de las grandes casas de Estados Unidos. Se trata de la ópera mexicana más representada de la historia.

En ella, Florencia Grimaldi regresa en el vaporetto El Dorado a Manaos, en su natal Brasil, para cantar y buscar a su amante perdido en el Amazonas, el legendario cazador de mariposas Cristóbal Ribeiro da Silva; durante el trayecto se lamenta de haber partido a hacer carrera en Europa y triunfar en la Scala de Milán. La periodista Rosalba escribe la biografía de la artista, a quien espera entrevistar en el viaje.

“Uno de los primeros textos que vi de las arias habla de la promesa que Florencia dio a Cristóbal, su gran amor y su gran amigo. Pienso que tenía que existir una gran amistad entre ellos, porque el amor verdadero, el amor puro, aunque le cueste ser, es más fácil tener un amor por alguien y el egoísmo de captarlo solo para uno mismo; es más difícil tener ese amor puro donde se tiene en cuenta que el camino del otro tal vez es que se vaya a vivir su don, tener ese respeto para uno del otro. El amor entre Florencia y Cristóbal tenía que estar centrado en una amistad, en tener un amor puro y hermoso.

“Cuando ella nos comparte en su aria que le dio a Cristóbal la promesa de regresar y no regresó, al final llega un momento cuando le dice que fue un error, dejó de cantar en La Scala y regresó a Manaos a buscarlo. Esa revelación le va a hablar a todas las mujeres que son artistas, a las mujeres que son líderes trabajadoras, que tienen que viajar fuera de casa para construir sus carreras y que llegan a un momento —todas llegamos a un momento— en que decimos: ‘Hemos dado tanto al arte y al público, y ahora tenemos que construir nuestra vida personal’. A mí me movió mucho ese texto, esa aria. También me puedo imaginar el impacto que va a tener en las mujeres. A ver qué sucede con la Florencia en la historia”, expone la soprano quizás recordando su interpretación del aria de Floria Tosca “Vissi d’Arte”.

Ailyn Pérez pide no hacer comparaciones con la obra de Catán, pero sí destaca las coincidencias que sobrevuelan hoy su carrera con la imagen de las mariposas amarillas de García Márquez. En septiembre próximo, ella debutará como otra mariposa, Madama Butterfly, en el Teatro Di San Carlo, de Nápoles.

“Estoy defendiendo mucho la música de Daniel Catán y de su obra Florencia en el Amazonas. Es un gran dolor cuando no apreciamos el talento de nuestro país y de nuestras raíces. Voy a dedicar Florencia en el Amazonas a México, se la dedico a todo el país y a Latinoamérica, a mis padres. La historia de Daniel Catán es muy especial. Y también es muy importante el libreto creado por Marcela Fuentes-Berain. ¡Qué orgullo si el compositor viviera! ¡Cómo se sentiría! ¡Qué grande! Ay, qué hermosura será transmitir nuestras almas al público”, dice con emoción, hasta transparentar su llanto.

Y emparenta a la Florencia de Catán no con Cio-Cio San, sino con otras heroínas de Giacomo Puccini.

“La pucciniana que estaba esperando yo era Madama Butterfly, por la mariposa. Pero, no. El tema del amor es el de Turandot, donde ella jamás quiere ser conquistada por amor o por un hombre. Y, a través del amor, de la sinceridad, al fin se enamora. El amor que Florencia tiene para Cristóbal no es un amor negado, rechazado, no es eso, es un amor puro. Y la ausencia de ese amor es lo que la trae a Manaos. Es otro tipo de obra. No se puede comparar con La Traviata o Juliette o Rusalka, es otro tema. Catán tuvo una voz única que vamos a apreciar y descubrir juntos, en su propio camino, en su propio estar.

“En cuanto a personajes, sí podemos hablar de ellos. Llego a encarnar el papel de Florencia después de una carrera donde he interpretado a una de las mujeres más fuertes del escenario, como Manon. O a Juliette, a Mimí o a Tatiana de Eugene Onegin. Llego a Florencia con una base para su interpretación. Pienso también mucho en Magda, de La Rondine, me parece un poquito más así, porque Florencia tiene una belleza fenomenal, no solo el papel, sino el color del tema del amor, el color de toda la música, tiene otro toque fascinante y bello”, abunda Ailyn Pérez sobre varios de los papeles que ha interpretado.

—Ya conoce la partitura y el libreto de Florencia en el Amazonas. Imagino que también ha visto la interpretación de María Katzarava, en las pocas veces que se ha escenificado y grabado.

Sí, para mí es la más correcta, la más auténtica grabación que existe. María es una gran artista, siempre la he admirado, fue y sigue siendo una de las voces más singulares en el mundo; el color, el poder, su sensibilidad, es una mezcla total. Tengo amor y respeto por su arte. Nos metemos de vez en cuando unas pláticas por internet, pero me encantaría un día conocerla y asistir a sus presentaciones, porque su voz me emociona mucho. También es una gran mujer. Empezamos nuestras carreras casi al mismo tiempo. Y ella tuvo muchos triunfos y sigue triunfando. La respeto y la quiero y admiro mucho. Es una gran mujer, gran artista. Generosa, siempre la veo ayudando a otros cantantes, siguiendo el ejemplo que nos han mostrado los grandes maestros que nos ayudaron a nosotros, siempre mostrando una generosidad espiritual de ayudar a los jóvenes, de guiarlos al repertorio, a la técnica. La admiro y siempre tengo ese gran ejemplo enfrente de mis ojos y también de mi corazón, que es tan importante.

—El 16 de noviembre se estrena Florencia en el Amazonas en la MetOpera, y el 9 de diciembre la función se transmitirá en vivo a más de 2 mil teatros de 70 países, incluido México. ¿Qué reto extra implica?

¡Qué emoción! Lo que a mí me atrae de este tipo de arte, de trabajo, lo que a mí me ha ayudado e inspirado, es mostrar la humildad de la historia, del personaje, para llegar a un momento en el que se transforma a lo más espiritual, digamos, en el sentido de ver el gran camino de la duda, o de la complicidad o de la rabia, para transformarse poco a poco más a lo espiritual, entregarse al personaje. A mí siempre me han atraído personajes así. Creo que en Florencia vamos a ver una revelación. Yo quisiera guardar la intensidad, la intención que tengo, para el final. Empiezo cada obra como si tuviera un velo sobre los ojos, la mente y el corazón, y, en ese camino, poco a poco, al final de la obra, todo es tan claro que uno se entrega al destino, a la música, a la realidad que el personaje ha realizado al final.

“Tener esa intensidad es lo que quisiera, en todos mis papeles, pero, sobre todo, en Florencia en el Amazonas. Para mí será lo más especial artísticamente que me ha tocado en este mundo, en mi vida. Porque encarnar a Florencia es encarnar este camino en el idioma de mis padres, en el idioma de mi familia. Y aquí en el escenario (de la MetOpera) va a llegar a una intensidad que yo ni sé cómo va a ser. Me va a cambiar, va a ser un gran privilegio de mi vida artística, de mi vida como mujer. Y que se vaya a compartir con todo el mundo es hasta más especial. Con mucha humildad y toda la sinceridad y todo mi corazón, y todo lo que reconozco de mis raíces, con la importancia que va a representar esta gran obra, ahí lo voy a transmitir con la voz, con todo lo que yo tengo”, expone soprano nacida en Chicago, quien grabó en 2020 el álbum Mi corazón, con cinco versiones para voz y guitarra de obras de los compositores Manuel M. Ponce (mexicano), Heitor Villa-Lobos (brasileño) y Manuel de Falla (español), como un tributo a la música iberoamericana. Pero el país de sus padres y abuelos la atrapó.

“Sigo con el ansia de ir a México. Pero quisiera tomar mi tiempo para crear un programa hermoso, para la música que fue la primera que escuché en español, que fue la del mariachi, después de conocer a mi tío, que me enseñó el bolero y todas las canciones de Agustín Lara, Consuelo Velázquez, María Grever. Ese es otro mundo. No he logrado ese sueño, quisiera realizarlo un día en estos años. Toda mi familia se emocionaría mucho. Sobre todo, me encantaría conocer (México) y ser parte. Aquí entre nos, yo en Estados Unidos jamás me sentí americana y en México jamás me sentí mexicana, no vivo allá, no conozco a todo el mundo. Es esa inquietud de no saber dónde es mi casa. Mi casa siempre ha sido el escenario, la música, mi gran familia, mi amor, construida así, espiritualmente”.

—Trabajará con Mary Zimmermann como directora de escena ¿Cómo es estar con otra mujer al frente de una producción? Tampoco es algo que ocurra con mucha frecuencia en la ópera.

Es la segunda ocasión. Mi primera vez con una mujer como directora de escena fue con Shawna Lucey el año pasado con la Tosca de la San Francisco Opera. Y fue lo que más me cambió como artista, porque Shawna tenía a su bebé recién nacida. Y tener al bebé ahí, como madre, como mujer, y no perder la oportunidad de su trabajo... Ella luchó mucho, y la compañía la apoyó, para decir que las madres sí pueden trabajar en el teatro. Sí, fue un tema muy fuerte que ella luchó, y lo logró. Me tocó mi primera Tosca con ella. Y fue tan importante que ella, como directora, tomó en cuenta todo lo que sentía. Tenía una gran facilidad y respeto para el artista, era obvio desde el primer momento su amor para transmitir la historia de una manera profunda. Por ejemplo, ella usó el cuchillo de su abuelo, quien fue un gran feminista, que defendía a la mujer, sobre todo de la violencia en su contra. Y decía Shawna: “Tienes la bendición de mi abuelo y este símbolo de su clan, este cuchillo, para matar a Scarpia. Si quieres saber la historia, piénsalo si sirve a tu personaje”. Él era un gran hombre de Dios, que también estaba en contra de la violencia hacia las mujeres. Y él decía que, como católico, perdonaría a Tosca si matara a Scarpia por la gran violencia de este personaje hacia las mujeres. Estar con Shawna, trabajar ese papel por un mes y luego debutarlo fue algo diferente en mi vida, que aprecio mucho.

A Mary Zimmermann la conozco porque hace mucho hizo las nuevas producciones de Lucia di Lammermoor y de Rusalka, conozco su trabajo pero todavía no he trabajado con ella. Es una mujer muy celebrada en el teatro. Tiene una dedicación a la fantasía, a lo que puede expresar. Imagino que vamos a trabajar muy bien. Pero, también yo tengo una opinión muy fuerte, ja, ja, ja. Con quien sea que estoy trabajando. No me gusta estar de rodillas, como Tosca, porque, para mí, arrodillarme es la peor humillación, es la última cosa que quisiera hacer, porque es renunciar a mí, renunciar a todo. Yo le exigí a Shawna: ‘No quiero cantar ‘Vissi d’Arte’ de rodillas. No, no, no. Porque si me arrodillo en ese momento ¿adónde voy?’ Y luché contra esa idea y tema. Me conozco y conozco mis opiniones. Mary Zimmermann y yo vamos a tener muchas conversaciones que van a ayudar a transmitir la historia. No sé si ella habla español, así que yo también tengo que mantener el respeto al texto, al idioma, al personaje, también puedo meter esa interpretación con ella.

—Eso fue lo que le enseñó su mamá ¿verdad? Le decía a usted de niña: “No te rajes”.

Exacto. Por eso no me gusta hincarme en las óperas, que es muy común. Jamás voy a arrodillarme.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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