Alicia Alonso: creer en el arte

Danza

Las calles de La Habana se cerraron para homenajear a la prima ballerina assoluta y el Teatro Nacional se cimbró con un aplauso que duró más de siete minutos.

Alicia Alonso no se centró en la gloria personal, sino que apostó por integrarse al genio colectivo. (Archivo)
Argelia Guerrero
Ciudad de México /

“En un futuro aquellos que se acuerden de mí o hablen de Alicia Alonso, no pensarán en Alicia Alonso como un ser humano, sino como una bailarina”.


El 17 de octubre sucedió la despedida física definitiva de la prima ballerina absoluta, la artista cuya mayor pasión en su larga vida fue el ballet, al que se dedicó siempre incondicionalmente, dando, además de su arte, un ejemplo sin paralelo de abnegación y disciplina. Con ella se cierra una era, la de las divas históricas de la danza clásica. Sin embargo, Alicia Alonso ha signado su paso por el arte con un acto contundente que trascenderá su propia historia en el escenario: llevó un arte tan elitista como el ballet a las masas.

Las calles principales en el centro de La Habana se cerraron para dar el último aplauso a la Alonso. La entrada del Teatro Nacional que lleva su nombre se cimbró con un aplauso que duró más de siete minutos. El pueblo cubano, entre ellos los cientos de bailarines que hoy en día reciben su formación profesional en el Ballet Nacional, la escuela y compañía fundada por Alicia, se congregó para llevarle flores en un homenaje que fue transmitido en vivo por la televisión nacional.

La trayectoria profesional de la llamada gloria de Cuba ha fincado una leyenda en la historia de la danza. Las anécdotas incluyen la inigualable y atrevida representación del personaje romántico Giselle, la tenacidad y disciplina con la que se entregó al arte dancístico, la pérdida a edad muy temprana de un alto porcentaje de su vista —que la orilló a generar diversas formas de ubicación en el espacio, de las que surgió una danza profunda y sentida, emanada del interior de la bailarina—, reconocer en Cuba a una nación que baila y proyectar ese talento hasta el último rincón del mundo, y, por supuesto, la atípica longevidad que vivió como ejecutante. Se tiene registro de su última aparición en escena el 29 de octubre de 2012 con la pieza Retrato de un recuerdo, siete semanas antes de cumplir 92 años.

Alicia Alonso murió el 17 de octubre de 2019. (EFE)

La de Alonso fue enteramente una vida entregada al ballet. En su texto “Apuntes sobre Giselle”, narra los pormenores que vivió para llegar al rol y el trabajo que hubo detrás de la construcción de una interpretación que la inmortalizó. La gran frustración estuvo en el desprendimiento de retina que la obligó a descansar un año y durante el que realizó el baile mental que dio vida a Giselle: “Mi baile mental vino a ser tan real que podía observar mis propias interpretaciones y criticarlas severamente. Algunas veces bailé muy bien, y en otras cometí errores”. Finalmente, el 23 de octubre de 1945, triunfó de la mano de André Eglevsky en el Metropolitan Opera House con la ovación del público y de la prensa.

Pero Alicia Alonso no se centró en la gloria personal, en el reconocimiento de ella como individuo. Apostó por integrarse al genio colectivo y romper con la naturaleza elitista del ballet para crear un movimiento de danza profesional en Cuba y “dar a conocer a nuestro pueblo la tradición que existe en este arte, tradición que es una herencia cultural del pasado que no podemos ignorar ni menospreciar. Pero, además, algo muy importante: encontrar un camino propio, estrechamente unido a lo cubano, a nuestras raíces. No podíamos resignarnos a ser simples imitadores, por perfectos que fueran los modelos. Pero tampoco podíamos autolimitarnos, con complejo de colonizados, e ignorar todo el tesoro cultural acumulado por la humanidad en siglos de desarrollo”.

También llamada de modo peyorativo “la bailarina de las zapatistas rojas”, reivindicó la existencia de aspectos más importantes que el dinero: sus principios, la humanidad y su pueblo. “Yo pienso que este honor no es para mí, es para nuestro pueblo que ha demostrado que forma una gran patria, y que baila... Gracias a ello yo existo”.

RP / ÁSS

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