En la memoria de Andrés Calamaro

Personajes

En un libro autobiográfico, el cantautor comparte sus experiencias profesionales y relata, entre otras cosas, el amor por sus amigos fallecidos.

Andrés Calamaro es uno de los cantautores argentinos más reconocidos de las últimas décadas. (Foto: Jorge López | MILENIO)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

Llamado "El Rey del Ritmo" por Bob Dylan, Andrés Calamaro es considerado uno de los artistas más importantes de su generación tanto por su música como también por su actitud ante la vida.

Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos es el primer libro de Calamaro, una miscelánea de homenajes y postales, de crónicas y aguafuertes que revelan su gusto por el toreo, sus experiencias con las drogas, sus líos con la justicia, el amor por sus amigos. Es una serie de remembranzas, entre ellas su debut profesional con el grupo Raíces en 1978.

Calamaro nació el 22 de agosto de 1961 en Buenos Aires, desde niño se interesó por la música y la literatura. A los ocho años comenzó a tocar el bandoneón, después aprendió guitarra y piano. Luego de su experiencia con Raíces, anduvo por varios grupos antes de formar parte de la legendaria banda Los Abuelos de la Nada, liderada por Miguel Abuelo.

Uno de los diecisiete capítulos del libro está dedicado a los amigos y colegas ausentes. Calamaro se acuerda de Federico Moura y Gustavo Cerati, de Enrique Morente y Mercedes Sosa, de Michael Jackson y Johnny Winter. Se acuerda sobre todo de Miguel Abuelo, a quien llama “faro de poesía, príncipe y mendigo de corazón marginal”.

En su casa, con su padre, el escritor Eduardo Calamaro, Andrés se introdujo en el mundo del tango, aprendió a conocerlo y respetarlo. En su libro, habla de Aníbal Troilo, autor de Sur, La última curda y otros tangos inolvidables. Habla también de Gardel y Alfredo Le Pera, quienes compartieron la gloria, pero también la tragedia al morir en el mismo accidente de aviación. Habla de su pasión por esta música, emblema de la Argentina en el mundo.

En 1985, Calamaro comenzó su carrera en solitario. Graba Vida cruel, Por mirarte y Nadie sale vivo de aquí. La crítica lo elogia pero el éxito no llega. En 1990, en Madrid, con Julián Infante, Ariel Rot y Germán Vilella forma Los Rodríguez, banda con la que graba los álbumes Buena suerte, Sin documentos y Palabras más, palabras menos, con lo que obtiene reconocimiento internacional.

Calamaro se opone a los fundamentalistas del rock. Para él solo existe la buena música. Desde el principio del libro deja establecida su delectación por el jazz, el blues, el flamenco, por la música folclórica y las canciones rancheras. En sus viajes por el mundo ha compartido el escenario con numerosos solistas y grupos como Los Tigres del Norte, para los que no escatima elogios.

En la memoria de Calamaro perduran algunos países y ciudades. Desde luego Buenos Aires, Madrid, Barcelona, pero también Tijuana y Ciudad de México, siempre conflictiva, en la que vive su hermana Hebe Rosell y donde el 18 de octubre de 2014, con Enrique Bunbury, rindió homenaje a su compatriota y amigo Gustavo Cerati.

Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos recopila las ideas, las impresiones, los deseos de Andrés Calamaro, un hombre que no reconoce fronteras.

AQ

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