Autorretrato en una tetera: el cine de Andrés Duprat

Cine

Con humor inteligente que nos recuerda a los clásicos, los hermanos Andrés y Gastón, junto con Mariano Cohn, se ríen de la sociedad en cada uno de sus filmes.

Andrea Frigerio y Guillermo Francella en 'Mi obra maestra'. (Netflix)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Pasada la desazón del Oscar, miremos hacia el cine argentino. Andrés Duprat es arquitecto y curador. Sin embargo, en menos de quince años se ha consolidado como un extraordinario guionista. Junto a su hermano Gastón Duprat (quien suele dirigir con Mariano Cohn), este trío de creadores argentinos refina cada vez más sus búsquedas. En el 2008 se dieron a conocer con El artista. Desde entonces Andrés Duprat refina cada vez más una búsqueda en la que adivinamos la introspección, el autorretrato.

Su obra gira en torno a estos ejes: el arte visual, la lucha de clases y la amistad. El hombre de al lado (disponible en renta a través de Apple TV) se estrenó en 2009. Va de un diseñador que se transforma en “pez fuera del agua” cuando el vecino decide tirar su muro para abrir una ventana. Además del drama comienza, entonces, la comedia. Y es que, al abrir este agujero, el vecino no sólo irrumpe en la soledad del protagonista, está destruyendo también la perfección de una casa fría como él. Una casa que construyó Le Corbusier.

Lo importante desde el punto de vista de las búsquedas de Duprat estriba en que este diseñador es incapaz de comunicarse con el vecino, un tipo extravagante pero adorable y, según nos iremos enterando, leal. La comunicación entre los vecinos fracasa por un puro prejuicio de clase. En el más puro sentido marxista, uno de los dos debe sucumbir.

La misma pugna renace en otras películas escritas por Andrés Duprat. En El ciudadano ilustre del 2016 (disponible en Netflix), el guionista y curador recrea a un escritor argentino que ha ganado el premio Nobel. Fastidiado por la fama y el boato, el escritor viaja hasta sus orígenes y, habiendo descendido de su torre de marfil, vuelve a su pueblo natal. El contraste entre la sofisticación intelectual del protagonista y los vulgares habitantes del pueblo sirve a los creadores de esta magnífica película para hacer una nueva crítica social. Y en ella resuenan los tres temas que incumben a Andrés Duprat. El ciudadano ilustre es una obra llena de ironía en la que el autor vuelve a criticar violentamente a la sociedad argentina sin dejar de criticarse a sí mismo por su condición de “intelectual” de esta sociedad.


En 2018, se estrenó Mi obra maestra (disponible también en Netflix). En esta película Duprat escribe a otro personaje que poco a poco se va revelando como alter ego. Así, el diseñador y el escritor de las otras películas se transforman aquí en un galerista que, fiel a su amistad con un pintor decadente, encuentra el modo perfecto para que sus obras se pongan de moda otra vez. Que estas tres películas sirvan como aperitivo para disfrutar de la que es, hasta ahora, la producción más acabada de Andrés Duprat, su hermano Gastón y Mariano Cohn.

La película Competencia oficial acaba de estrenarse en el circuito del cine de arte. En ella el trío de artistas argentinos vuelve a elaborar estos temas que han hecho suyos. Duprat es un guionista cuyo alter ego renace cada vez, en cada película. Es este hombre atribulado que vive aventuras intensas e hilarantes; profundas porque son el retrato de una sociedad clasista y prejuiciosa. En estas obras de apariencia ligera se reflejan las aspiraciones y miserias de una clase media con mucha dificultad para amar. Recordemos que en el teatro clásico la comedia señala en modo gentil lo que en la sociedad está mal. Esto es justo lo que está haciendo Andrés Duprat. Como Oscar Wilde, nos muestra su rostro deformado, como quien se mira en una tetera y nos hace reír.


​AQ

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