Anticuarios: una ventana al pasado

Personajes

El libro Anticuariato en México aborda la historia de los personajes que brindan a los objetos de tiempos remotos la oportunidad de salvarse de las garras del olvido.

Se trata de un mundo que había pasado inadvertido para los estudiosos de nuestro pasado. (Foto: Héctor Téllez | MILENIO)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

Las antigüedades son una ventana al pasado y sus intermediarios buscan y con frecuencia, paciencia e incluso suerte, encuentran tesoros de otras épocas para ponerlas al alcance de los coleccionistas.

Anticuariato en México es un libro publicado, en español e inglés, en 2015 por Smurfit Kappa México, con el concepto y la dirección editorial de Elena Horz de Sotomayor y Paulina Via Horz. Es un libro en el que por primera vez en nuestro país se aborda la historia de esos personajes —los anticuarios— que brindan a los objetos de tiempos remotos la oportunidad de salvarse de las garras del olvido.

Con una edición impecable, impreso en papel couché mate y numerosas fotografías a color, Anticuariato en México es una obra que rinde homenaje a los anticuarios mexicanos, que recoge sus voces y hallazgos, pero que también recuerda a los destinatarios de su actividad, los coleccionistas, que se guían por sus gustos pero asimismo por instintos en los que están presentes tanto el conocimiento como la astucia, sin desdeñar, para nada, el azar.

En el libro participan especialistas como Elisa Ramírez Castañeda, quien en el ensayo “De colecciones y coleccionistas” escribe: “cada colección tiene un relato, una narrativa propia —la épica travesía de las cosas que les permite salvarse de la destrucción para llegar hasta donde ahora se conservan— y otra del coleccionista: dónde las halló, cuándo, cuánto pago”, a qué anticuarios, podemos agregar, les encargó el rastreo de los objetos de su deseo.

Gustavo Curiel le da rienda suelta a la imaginación, erudita y amena, en el texto “Cuanto más raros mejores. Objetos preciosos en tesoros, cámaras de maravillas, mostradores y escaparates de Europa y la Nueva España”. Con un nutrido conjunto de referencias históricas guía al lector por el devenir del coleccionismo en Grecia y Roma, en la Edad Media, en el Renacimiento y en las tierras conquistadas por Hernán Cortés.

La parte medular del libro es, indudablemente el trabajo de Hilda Urréchega, quien documenta y traza los perfiles de los anticuarios mexicanos. Con entrevistas, a ellos o sus familiares, muchas veces anticuarios ellos mismos; recrea historias, anécdotas, intereses, espacios. Hurga en archivos para remontarnos a los precursores, extranjeros todos ellos, que inauguraron en nuestro país la pasión por las cosas antiguas.

El resultado de la investigación de Urréchega descubre las satisfacciones y las dificultades que enfrentan los anticuarios en su labor cotidiana. Revela un mundo que había pasado inadvertido para los estudiosos de nuestro pasado, tanto como para ignorar cómo muchos de los tesoros de México fueron a dar a coleccionistas e instituciones extranjeras, como se ha visto recientemente. El libro termina con un texto de Daniel Liebsohn hablando de su profesión, la de anticuario.

Anticuariato en México es un conjunto de documentos y testimonios que nos hablan de una actividad cultural imprescindible para preservar nuestra memoria.


​AQ

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