Un mundo feliz de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y 1984 de George Orwell son las tres novelas distópicas más representativas en los orígenes de este subgénero. La de Orwell, en particular, tiene como trasfondo los regímenes totalitarios que surgieron antes de la Segunda Guerra Mundial. Estos regímenes aspiraban a controlar totalmente al individuo.
La novela ha tenido adaptaciones musicales, cinematográficas y teatrales. Aquí en México está terminando su temporada la realizada por Robert Icke y Duncan McMillan, dirigida por José Manuel López Velarde. Las últimas funciones son este fin de semana (viernes 20:30, sábado 19:00 y domingo 18:00 horas) en el Teatro Helénico.
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La puesta en escena ha sabido captar muy bien el ambiente opresivo que transmite la novela. Con todo y el tono futurista, la obra es oscura porque lo que va vivir la pareja protagonista esencialmente tiene que ser a escondidas. En este mundo en guerra permanente y siempre vigilado por Big Brother, no sólo está prohibido pensar y tener recuerdos, sino también enamorarse.
Winston (Antón Araiza) y Julia (Vanesa Restrepo) creen que pueden derrocar al régimen con el poder de su amor y uniéndose a un grupo clandestino. Pero en una sociedad en la que se educa a los hijos a denunciar a sus padres, el triunfo del amor es imposible.
1984 exige la atención del espectador; una vez que se capta la propuesta escénica, se logra el objetivo de hacerlo reflexionar.
Los boletos se pueden comprar aquí.
ÁSS