Blanca Varela, la poeta que quería ser invisible

Al margen

Un libro de entrevistas recupera el pensamiento de la poeta limeña, autora de 'Ese puerto existe', una mujer vanguardista, defensora de la absoluta libertad del individuo.

Portada de 'Entrevistas a Blanca Varela'. (Isegoria)
Alma Gelover
Ciudad de México /

"Un libro excepcional", así califica Mario Vargas Llosa Entrevistas a Blanca Varela, publicado por la editorial peruana Isegoria en 2022. Jorge Valverde Oliveros es el responsable de la recopilación y edición de estas conversaciones con la poeta limeña, autora de Ese puerto existe (Universidad Veracruzana, 1959), para el que un deslumbrado Octavio Paz escribió el prólogo.

Blanca Varela formaba parte de una dinastía de escritoras, su bisabuela, su abuela y su madre lo fueron, y ella continuó la tradición. Se casó en 1949 con el pintor Fernando de Szyszlo, del que años se divorció en 1989; vivió en París y adquirió un prestigio internacional que no alteró su permanente discreción.

Escribe Vargas Llosa: “Pese a su timidez, Blanca en estas (entrevistas) habla con mucha soltura, dice cosas que no se hubiera atrevido a decir entre sus amigos, de manera que este es un testimonio fuera de serie sobre una de las grandes poetas que ha producido el Perú”.

El libro contiene 47 entrevistas, organizadas de acuerdo con la fecha de realización y no de publicación, que en ocasiones no coinciden; además de fotografías de Varela y de algunas de sus publicaciones, incluye una crónica de su compatriota Rodolfo Hinostroza (1941-2016), quien estuvo a punto de ser su secretario y en su texto recuerda: “En marzo de 2009, Blanca dejó este mundo para entrar en el Paraíso de los Poetas, que cura todos los pesares”.

Autora de títulos como El libro de barro, Como Dios en la nada, Concierto animalLuz de día y Casa de cuervosVarela fue una mujer vanguardista, defensora no solo de los derechos de las mujeres. En una entrevista de 1972 decía: “La libertad de un individuo debe ser total. No puede haber recortes ni zonas intocables. Si una mujer consigue emanciparse económicamente, su relación con el sexo opuesto tiene que variar. No será dependiente ni de un padre ni de un marido. Será, sí, dependiente de ella misma, del género de moral que fabrique, de sus sentimientos y de sus instintos. Creo que será libre a la larga para comprometerse como mejor le convenga y sienta en cualquier campo, el sexual también, y eso es asunto de cada individuo”.

Era defensora de la maternidad, pero también de aborto, porque —decía— es una decisión de cada mujer el querer o no tener hijos.

Los amigos, la familia, la vida intelectual y la poesía están por supuesto presentes en estas páginas en las que Blanca Varela se resiste a los elogios y al hablar de su poesía dice: “Yo escribo para pasar desapercibida y creo que lo consigo; escribo para ‘mi otro lado’, esa parte invisible que tenemos y a la cual pocos le dan tiempo; para mí el escribir es regalarle tiempo a ese otro que llevo en mí. A través de lo que escribo mantengo contacto con ese ‘otro’, allí protesto, converso, me expreso, me atrevo. No soy hombre, no soy mujer, rehago la vida, soy libre”.

Entrevistas a Blanca Varela es, como dice Vargas Llosa, un libro excepcional.

AQ

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