De pronto sucede que un evento cambia el curso de la historia, aquello pasó con el Boom, fenómeno literario que propicio un antes y un después para la literatura latinoamericana. Y no quiere decir ello que no se escribiera buena literatura, teníamos a Borges, Onetti, Carpentier, José Lezama Lima, Alfonso Reyes, sin olvidar a la poesía, tradición siempre viva que viene desde Nezahualcóyotl, Sor Juana Inés, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, César Vallejo. Existía una tradición profunda de nuestra literatura, pero no había rebasado las fronteras “del nopal”.
¿Entonces qué hizo el Boom? Transgredir los nacionalismos, impulsar la traducción de las obras que se estaban creando en América Latina, lo cual propició un diálogo con la literatura universal; salir de la literatura rural y explorar el fenómeno de la ciudad, en ello Carlos Fuentes fue el pionero con su novela La región más transparente (1958), en la cual captó el lenguaje de la población y las clases sociales que deambulaban y se encontraban en aquellas capas opuestas y superpuestas.
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Las cartas del Boom (Alfaguara, 2023) nos permiten, gracias a un trabajo cuidadoso y delicado de los editores, encontrar las epístolas que los protagonistas cruzaron desde 1955 hasta 2012. La aparición del libro es uno de los sucesos literarios más importantes del año, ya que nos permite encontrar cómo se construyeron los libros de Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa; vemos el inicio y la conclusión de la amistad, las simpatías y diferencias literarias; encontramos cómo los cuatro escritores se promueven y difunden mediante las revistas literarias, mientras su agente Carmen Balcells impulsa sus obras. Las 207 epístolas que conjunta el libro abren muchas líneas de investigación, en esta ocasión es tiempo de dimensionar al mexicano Carlos Fuentes, escritor cosmopolita, que supo moverse entre los distintos círculos y cosechar amistades que le ayudarían a dar impulso a la literatura latinoamericana; su papel no ha sido valorado ya que lo ha opacado el Nobel que obtuvieron dos de los miembros del cuarteto, pero el tiempo y las cartas nos dicen que Fuentes fue el articulador del Boom.
Justifico mi aseveración: con La región más transparente (1958) inicia la revolución de la novela latinoamericana, se emplea otro lenguaje y se escribe de la manera en como se habla en las calles, después vendría La ciudad y los perros (1962), y el propio Vargas Llosa lo ha reconocido.
El epistolario inicia con una carta de Carlos Fuentes a Julio Cortázar del 16 de noviembre de 1955, en la que le dice: “supongo que ya estará en sus manos el primer número de la Revista Mexicana de Literatura: nos honraría contar con su colaboración para uno de los futuros,”; y concluye con una de Fuentes a Gabriel García Márquez del 14 de marzo de 2012 “Muy querido Gabriel:/¡Felicidades por tus 85!/ ¡Pensar que nos conocimos hace medio siglo!/ Nuestras vidas son inseparables./ Te agradezco tus grandes libros.” A ello hay que agregar lo que los editores mencionan: “A Carlos Fuentes debemos principalmente la existencia de este libro: no solo guardó las cartas que recibió sino también buena parte de las que envió.”
Es Fuentes, como se lee en el fragmento de la carta que le envió a Cortázar, quien se da a la tarea de usar las revistas para dar a conocer la obra de sus amigos, utilizan las reseñas y la publicación de avances de los trabajos que realizan. Fuentes lee todo, tanto que cuando conoció a Gabo, ya lo había leído y publicado.
En una carta del 5 de diciembre de 1963, CF le escribe a Mario Vargas Llosa: “le hablé a mi editor americano, Roger Straus, de Farrar, Straus, sobre tu novela, y ahora mi agente neoyorquino, Carl Brandt, me escribe con deseos de ponerse en contacto contigo.” Fuentes, de los primeros escritores latinoamericanos que vivió de sus libros —en parte gracias a la difusión de su obra mediante los agentes literarios—, fue agente de sus amigos ante los agentes; promovía la novela latinoamericana, a la cual describía como un gran libro que estaba en construcción: “el futuro de la novela está en América Latina, donde todo está por decirse, por nombrarse, y donde, por fortuna, la literatura surge de una necesidad y no de un arreglo comercial o de una imposición política, como tan a menudo sucede en otras partes. Ahora, al leer una detrás de la otra El siglo de las luces, Rayuela, El coronel no tiene quien le escriba y La ciudad y los perros, me siento confirmado en este optimismo.” (Carta de CF a Vargas Llosa del 29 de febrero de 1964.)
Carlos Fuentes, fue un embajador de la literatura latinoamericana, pocos como él y su generosidad para con otros escritores, ya que utilizó los espacios que tenía para difundir a sus compañeros.
Hay que agregar que entre los escritores del Boom se comentaban sus obras, no existía la envidia intelectual sino la felicidad del buen amigo, le dice CF a Gabo el 15 de abril del 1966 desde París “Magíster magnífico!/ Tus primeras 70 cuartillas de Cien años de soledad son magistrales, y el que diga o insinué lo contrario es un hijo de la chingada que deberá responder a los sangrientos puñales de largo alcance del joven gótico C. Fuentes. Kafka, Faulkner, Borges, Mark Twain: con esas páginas, querido Gabriel, ingresas al no man's land de esas grandezas y esas compañías.”
El Boom no se entiende sin las grandes obras que se crearon, pero tampoco se comprende sin la presencia activa de Carlos Fuentes quien no solo fue el escritor, sino también el agente, el gran redactor de cartas, quien cuido su archivo; la aparición de las cartas permite revalorar el papel de Fuentes y exige redimensionar su obra y su actividad cultural.
AQ