Carlos García Gual: “Uno puede defenderse del mundo mediático actual leyendo clásicos”

Entrevista

El helenista admira profundamente a Prometeo, a quien describe como un filántropo "porque ama a la humanidad y lucha por su salvación".

Carlos García Gual, escritor, filólogo, editor y helenista español. (Foto: Javier García | MILENIO)
Ciudad de México /

El filólogo, helenista, medievalista y fundador de la Biblioteca Clásica Gredos, Carlos García Gual, confiesa estar desilusionado por el mundo dominado por medios de información y grandes corporativos donde ya no quedan héroes como los griegos, sino superficiales, de plástico, de efectos audiovisuales.

No obstante, sostiene que la gente puede defenderse de esa presión mediática leyendo a los clásicos.

Catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid, con más de 40 títulos sobre mitología y cultura clásica y medieval de su cosecha, García Gual niega ser un erudito y se define en cambio como “un gran lector de muchos libros y más bien un personaje de nuestro tiempo”.

Autor de obras como Diccionario de mitos, Historia mínima de la mitología, Audacias femeninas, mujeres del mundo antiguo, Sirenas, seducciones y metamorfosis, La muerte de los héroes (Turner); La mitología (El Colegio de México); Mitos, viajes, héroes, Enigmático Edipo, mito y tragedia o La venganza de Alcmeón, un mito olvidado (FCE), el filólogo conversa desde Palma de Mallorca, donde nació en 1943 y a donde regresa como Ulises, sobre la nueva edición de su libro dedicado a Prometeo.

“El mito de Prometeo es enormemente atractivo y significativo. Me encontré con él hace mucho tiempo y siempre he subrayado que frente a la versión más antigua, que es la de Hesíodo, épica, han aparecido otras sobre este dios rebelde. Esta es una característica de los mitos griegos, que no están fijados, no son dogmáticos, sino que a lo largo de la historia y la literatura tienen versiones nuevas, y pocos mitos tienen tantas como el de Prometeo”, explica García Gual sobre este héroe al que le dedicó en 1979 Prometeo: mito y tragedia, más adelante Prometeo: mito y literatura (FCE) en 2009 y que 43 años después del primero actualiza ahora con Prometeo: el mito del dios rebelde y filántropo (Turner, 2022).

El helenista explica que Prometeo es filántropo porque ama a la humanidad y lucha por su salvación, es benévolo y amigo de los hombres porque estos son una especie de criaturas desvalidas; pero, por otro lado, es rebelde frente al dios supremo, al dios de la justicia, el que gobierna el Cosmos, Zeus.

—Usted señala también versiones en las que Prometeo se ve como perjudicial para la humanidad.

Perjudicial para los hombres, desde cierto punto de vista puede ser, pero él intenta salvarlos. Lo que pasa es que las consecuencias de sus hechos significan un cambio en el futuro de la humanidad, porque Zeus, para vengarse, inventará un castigo a Prometeo y otro a los hombres, que es la aparición de la mujer. Esta primera mujer, Pandora, es réplica de Zeus y dioses del Olimpo a las hazañas de Prometeo.

—Escribe que los mitos están más allá de la historia. Pero ¿pierden vigencia o se transforman? Termina esta nueva edición en la época romántica, pero en el siglo XX Prometeo ya no aparece tanto en la cultura, como, en cambio, Pandora sí, a ella el cine la ha explotado mucho.

Es verdad. Sí, los mitos griegos cambian según los narradores y las épocas, se prestan a reinterpretaciones. Hay puntos fundamentales, lo que llamamos “mitemas”, centros de la acción del dios, pero cambian las interpretaciones. En principio, desde el punto de vista de Hesíodo, que es el narrador más antiguo, la aparición de la mujer en esta primera versión épica es un castigo para los hombres, porque va a consumir comida y a hacer la vida más dura, porque los hombres tendrán que trabajar más. En cambio, en otros momentos, la mujer, Pandora, será vista como un beneficio para la humanidad, y eso lo acentúan sobre todo los románticos, muy claramente Goethe, en El regreso de Pandora, pero también hay otros ecos. Pandora es un regalo ambiguo, pero incluso siendo castigo cambia el futuro de la humanidad. Y es también muy significativo que venga a causa de Prometeo.

—Del Romanticismo, por ejemplo, con Gérard de Nerval, el mito de Pandora se pasa al siglo XX como la femme fatale del cine y la literatura.

Claro, es verdad. Pandora es la primera mujer, algo parecido a la Eva bíblica. Es decir, con la mujer se introduce un elemento ambiguo que hará que los hombres tengan que trabajar y sufrir más, pero al mismo tiempo trae alegría, cambia el mundo para bien. Y, a diferencia de la Eva bíblica, Pandora es una criatura refinada, los dioses le han concedido ciertos dones, una especial inteligencia que le trae Hermes, sabiduría que le da Atenea, y las diosas la han vestido y presentado con gran belleza. Y esa es una cualidad curiosa de Pandora, una gran ventaja frente a la Eva bíblica, que es mucho más primitiva.

—¿Se identifica con Prometeo con su labor erudita de robar sabiduría y conocimiento del mundo clásico a los dioses para beneficio de los hombres comunes, de los lectores del mundo actual?

Ojalá pudiera de alguna manera parecerme a Prometeo. Simplemente, a lo largo de muchos años de profesor y de escribir libros, he procurado acercar la cultura antigua a la gente de mi generación y de mi época. No he traído ninguna antorcha iluminadora ni ningún fuego perdido, sino cierta apertura y simpatía hacia los viejos textos. Creo que eso es algo necesario y tiene un componente benéfico de alegría, de profundidad, de entendimiento del mundo. En fin, no soy un Prometeo ni mucho menos.

***

García Gual recibió el año pasado en Monterrey el Premio Internacional Alfonso Reyes 2020, que se otorgó por primera vez a Jorge Luis Borges en 1973 y que ha reconocido a literatos como Jorge Guillén, Carlos Fuentes, Octavio Paz, André Malraux, Rubén Bonifaz Nuño, José Emilio Pacheco, Mario Vargas Llosa, Fernando del Paso, Sergio Pitol, Harold Bloom o Juan José Arreola, entre otros.

“El premio me alegró mucho, tanto por el nombre de Alfonso Reyes, a quien he leído mucho y por quien he sentido siempre una gran admiración y simpatía, como porque me lo dieron en México; no es un premio que me lo hayan dado colegas que haya conocido y tratado durante mis años de profesor, sino es de un país muy amigo y de gente que lucha también por mantener el helenismo y el amor a la cultura antigua. Me ha alegrado mucho viajar a Monterrey y ahí conocer la biblioteca de Alfonso Reyes o su casa en Ciudad de México. Enlazaba ese premio con una larga dedicación y aprecio mío a ese mundo mexicano, humanista, con un humanismo a veces en tiempos difíciles”.

—Alfonso Reyes fue nominado cinco veces al Nobel de Literatura. Pero un filólogo y medievalista como usted, Ramón Menéndez Pidal, acumuló un récord de 155 postulaciones. ¿Qué opina de que premios como el Nobel o el Cervantes no se suelen otorgar a filólogos?

El sistema de concesión de premios es muy complicado, entran en juego muchas cosas. En el caso del Nobel, influyen los ecos que haya tenido algún escritor, la novedad de su mensaje, se prefiere a los novelistas, a los poetas, que tienen una gran difusión; luego, hay factores políticos, como con Borges. Como candidatos al Nobel o al Cervantes, los filólogos tenemos muy poco que hacer.

—Habla de tiempos difíciles, pero estos SON muy parecidos a ese mundo clásico que tanto ha estudiado: tenemos pandemias, guerras, tiranos, como en las obras clásicas griegas.

Es mala época porque los medios de comunicación y difusión de la cultura de masas no están a favor de los clásicos antiguos, ni mucho menos. En España, la última Ley de Educación es muy perniciosa para los estudios de latín y griego. El ambiente es malo, es difícil mantener el humanismo en esta atmósfera. Pero siempre quedarán algunos lectores de libros antiguos, algunos entusiastas del mundo griego. Y hay que luchar por ello como luchaban los partisanos contra las dictaduras más terribles.

—Usted fundó en 1977 la Biblioteca Clásica Gredos. ¿Cómo convenció entonces a los editores de aquella época para traducir y publicar obras en lenguas clásicas como el latín y el griego?

Fue bastante fácil porque Gredos era una editorial privada y, de los cuatro directores, tres eran profesores de Letras Clásicas, afines al mundo clásico, y el otro era un bibliotecario. Gente mayor que yo, de una generación anterior, pero les gustaba mucho el mundo clásico. Fue como un desafío, la verdad es que me apoyaron desde el principio. No tuvimos apoyo oficial, fue una empresa privada. Y nos lanzamos a ello con cierta audacia, porque se jugaba bastante económicamente. Era difícil mantener esa colección, lo hice porque era profesor y me entusiasmaba el proyecto. A lo largo de cuarenta años mantuvimos la editorial y se publicaron 415 tomos en los que están casi todos los grandes autores del mundo griego, incluso algunos muy raros que nunca se habían traducido en España. Yo estoy muy contento de eso, creo que fue una empresa que ya pasó, pero que valió la pena.

Ahora se ha seguido traduciendo bastante. En España hay muy buenos traductores del griego y del latín, gente de mi generación y más jóvenes. Y se editan en libros de bolsillo clásicos antiguos, a precios más baratos y, en parte animados por lo que fue la Biblioteca Clásica Gredos, se ha expandido. Hemos logrado tener bastantes lectores, no hay grandes best sellers, pero se ha mantenido una línea de lectores que está bien. Yo mantengo que la cultura da una cierta alegría y ayuda a profundizar el entendimiento de la vida, del mundo; aunque no sean los últimos acontecimientos, ni se prodiguen en canales de televisión o en series televisivas, los clásicos han logrado pervivir.

—¿Conoce la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum con la que la UNAM edita clásicos griegos y latinos desde 1944?

Sí, claro, conozco muy bien esa biblioteca, requirió un gran esfuerzo editorial. En España se ha difundido muy mal, tiene volúmenes excelentes y otros no tan buenos.

—¿Y qué es para usted un clásico?

Es difícil, hay muchas definiciones. Un clásico es un libro que puede releerse, que ha pervivido a lo largo de los tiempos porque tiene siempre algo de profundo, de alegre, de humano. Es muy difícil marcar una línea clara de lo que es un clásico. Un clásico pervive porque tienen siempre algo más que decir. Puede ser leído o ha sido leído por diferentes generaciones, ahora la escuela enseña muy poco para el acercamiento a los clásicos. Pero más allá de la escuela, siguen teniendo siempre algo nuevo. Hay distintos clásicos: nacionales, como (en España) pueden ser Quevedo o Góngora; universales, como Miguel de Cervantes, William Shakespeare o los griegos, que los griegos ya fueron clásicos para los latinos y siguen estando ahí. Cambian un poco las modas; hoy, probablemente la Divina Comedia se lee menos que en otra época, pero la Odisea sigue siendo uno de los clásicos más leídos y sentidos.

—¿A qué atribuye que héroes como Ulises sean relegados frente a los súper héroes actuales?

Es verdad que eso sucede. En la literatura más mediática, más popular, más difundida por las grandes cadenas de televisión, hay héroes nuevos, de mucha acción, pero son, desde mi punto de vista, un tanto de plástico, o superficiales, recuerdan a los héroes de los cómics. En cambio, los héroes griegos son más profundos, aunque muchos de ellos sean también héroes guerreros. Hay que recordar que el mundo de los griegos es atractivo por sus figuras mitológicas, tanto esos dioses en los que no creemos ya, como Zeus o Afrodita, siguen teniendo un cierto atractivo, como esos héroes que encarnan algo que está más allá de las modas. Pienso sobre todo en Ulises, el gran navegante, o Medea, con su tremenda venganza, o Aquiles, el gran luchador que sabe que va a morir pero prefiere la gloria a una vida larga. El mundo griego sigue teniendo un enorme atractivo, está más allá de las modas. Y hay que decir que algunos héroes modernos lo que hacen es imitar de una manera superficial a los héroes antiguos.

—En La muerte de los héroes sostiene que el héroe griego elige su destrucción. Los súper héroes de cómic y del cine, en cambio, no buscan su destrucción y en sus acciones destruyen ciudades.

Hay una cosa muy interesante e importante del mundo griego, que es su aspecto trágico. Estos héroes, que ya estaban en la épica, en textos más antiguos, luego son reinterpretados en el teatro ateniense y se acentúa su aspecto trágico. Es una característica del mundo griego. Los héroes tienen muertes terribles, no intentan ser felices, intentan algo más, ser grandes y memorables.

—¿Dónde ve en la actualidad este tipo de héroes trágicos?

No, en el mundo actual no hay grandes héroes de este tipo que puedan enfrentarse al destino y ser destruidos. Hay muchos héroes menores, el tipo de héroe de nuestro tiempo es un héroe menor, a veces desconocido, es ese que está dispuesto a sacrificar su vida para la salvación o el bienestar de los demás. Hay muchos de estos que, por ejemplo, van a luchar a Ucrania, o van a África a elevar el nivel de vida, o estos médicos que van a países donde la vida es dura e intentan ayudar a la gente. Ese es el tipo de héroe de nuestro tiempo. Luego, están los de papel, del cine, que son muy movidos, con muchos medios de acción, muchos aparatos y muchas chispas; son héroes que provienen de los cómics, el mundo en que ellos se mueven no es el nuestro de todos los días, sino que es un poco de plástico, de grandes efectos, de tremendos aparatos, cruzan mundos, épocas; es una especie de fantasía desbocada; son héroes muy adaptados a los medios audiovisuales de nuestra época, son héroes de puro aparato cinematográfico. Nuestra época ya no es de héroes, el poderío de las grandes empresas y de los grandes artefactos guerreros ha acabado con el gran héroe solitario, aunque es un mundo donde el heroísmo pervive en estos hombres y mujeres que arriesgan sus vidas por los demás.

—¿Qué hay de líderes como Nelson Mandela, Martin Luther King, Gandhi? ¿No entrarían en esa categoría del héroe trágico griego?

Sí, pero serían un tipo de héroe que no entra tanto en el mundo de la literatura, como los griegos, sino de la historia. Son héroes como Pericles, que mantienen la democracia en medio de un mundo duro; son héroes como, por ejemplo, a su manera, menos humanista, pero graciosa, ha sido Napoleón y otras figuras. Esos héroes políticos que ha mencionado también son héroes de nuestro tiempo, pero de esos ya hay muy pocos, porque la cultura mediática de nuestra época los hace casi imposible.

—A propósito de cine, uno se imagina a un erudito como usted metido solo en sus libros, en un mundo de clásicos, pero no. ¿Cómo es que vio Cincuenta sombras de Grey? ¿Qué le atrapó de esa película?

La he visto por televisión, pero no es una película que a mí me guste, solo la he encontrado interesante, en su desarrollo de esta línea erótica. Mis películas favoritas son otras, esas sí son de héroes. Soy admirador de las películas del oeste o sobre las Cruzadas, y de los grandes directores y artistas de una época pasada: Alfred Hitchcock, por ejemplo. He visto mucho cine, pero soy un poco nostálgico, la gran época heroica del cine ha pasado, estas súper producciones de ahora me dicen poco, pero las veo. Yo no soy un erudito, yo soy un gran lector de muchos libros y más bien soy un personaje de nuestro tiempo. Estoy un poco desilusionado acerca del mundo que viene, porque está dominado por los medios de información y los grandes medios económicos. Se ha creado una atmósfera audiovisual que condiciona demasiado la vida de los hombres, ese imperio de los medios de comunicación. Ese mundo se refleja muy bien en el libro Infocracia, del filósofo Byung-Chul Han, en donde habla de cómo los grandes medios presionan la opinión y dominan el mundo, este es el mundo actual, en el cual uno puede defenderse leyendo, sobre todo, mirando a los clásicos, no solo a los griegos. Pero es un mundo para mí terrible, porque la presión mediática está sobre todos los aspectos de la vida.

—El director mexicano Juan Ibáñez decía que el western está basado en la tragedia griega.

Claro, hay diferentes niveles de western, pero sí, algo tiene de la tragedia griega.

—¿Con qué Prometeo se queda: con el dios, con el mito, con el rebelde o con el filántropo?

Con todos, porque esas son facetas de un mismo personaje. Lo interesante es que sea todas esas cosas a la vez, eso lo hace más complejo.

—¿Hace falta un Prometeo en este siglo XXI?

Sí, ya no hay dioses ni grandes héroes, el mundo se ha vuelto terriblemente complicado, las que lo dominan son las grandes corporaciones.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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