Cien años de Ricardo Martínez

Reseña

La Fundación Ricardo Martínez publica del libro 'Ricardo Martínez, a 100 años de su nacimiento', el cual contiene imágenes inéditas y textos con perspectivas novedosas y una cronología “Ricardo Martínez y su tiempo”

Al ser un hombre reservado y que pocas veces concedió entrevistas, Ricardo Martínez dijo en varias ocasiones que su obra hablaba por sí misma (Obra: R
Dabi Xavier
Ciudad de México /

El 28 de octubre se conmemora el centenario de Ricardo Martínez, uno de los artistas mexicanos más destacados del siglo XX. El objetivo principal de la Fundación que lleva su nombre es preservar, difundir y proteger su legado. Desde 2009 se ha llevado a cabo una gran labor de investigación, digitalización y promoción de su trabajo; se ha registrado obra en colecciones privadas, museos, galerías e instituciones públicas y privadas y se ha creado una base de datos del acervo documental que el artista conservó durante más de 70 años: cartas personales, documentos institucionales, fotografías, invitaciones, periódicos y revistas de distintas épocas, así como su biblioteca y una colección de piezas prehispánicas registradas ante el INAH y actualmente bajo resguardo de la Fundación. 

Este año es especial para la Fundación debido a la publicación del libro Ricardo Martínez, a 100 años de su nacimiento, que contiene imágenes en su mayoría inéditas y siete textos con perspectivas novedosas, así como una cronología títulada “Ricardo Martínez y su tiempo”. El libro incluye además los textos en inglés.

La introducción de Arturo López Rodríguez contextualiza al artista en el ámbito cultural del siglo XX. Destaca varios aspectos de Ricardo Martínez: sus inicios en la Galería de Arte Mexicano y el papel que ésta desempeñó al principio de su trayectoria. También menciona la amistad que Ricardo Martínez tuvo con Francisco Zúñiga y cómo influyó en su trabajo pictórico. El autor describe el conjunto del libro y señala al final: “En estas páginas el lector descubrirá el diálogo del observador con el arte de un pintor que se cumplió a sí mismo; de una voz original a través de su pincelada: estructura, materia, colorido misterioso y atrayente; escultura pintada, más pintura pura”.

Por su parte, Zarina Martínez Lacy escribe una entrañable semblanza de su padre. Habla del entorno familiar de Ricardo Martínez, sus padres y hermanos, y de su experiencia propia como hija del artista. Asimismo, da cuenta de la relación de amistad que Martínez mantuvo con poetas, escritores y pintores, que duraron toda la vida. 

Al ser un hombre reservado y que pocas veces concedió entrevistas, Ricardo Martínez dijo en varias ocasiones que su obra hablaba por sí misma. Ahora, y por primera vez, se conoce a un Ricardo Martínez más allá de su trabajo: un ser humano sensible, estudioso y disciplinado, apegado a su familia y leal con sus amigos

En el texto titulado “Ricardo Martínez y la naturaleza”, Miriam Kaiser destaca la importancia de la naturaleza, un tema que acompañó al artista en su trayectoria y que reprodujo a través de distintas técnicas: dibujo, sanguina, óleo sobre papel y óleo sobre tela. Desde la perspectiva de la historia del arte, Kaiser afirma que las siguientes generaciones de artistas que se alejaron de la Escuela Mexicana de Pintura continúan con este tema pero dan cabida a otras formas y estilos. En Ricardo Martínez, particularmente, revela que en los años cuarenta pintó el exterior y en los años cincuenta “comienza a sufrir una transformación notoria. Se terminan los paisajes exteriores y comienza una época de introspección”. La autora realiza un recorrido por las distintas etapas del pintor y enfatiza la influencia prehispánica en su obra; al finalizar el ensayo insiste: “no hago más que reiterar su legado al arte mexicano, al arte universal, a partir de esa conjunción de amor y, por lo tanto, profundo conocimiento y apego a la naturaleza, siempre teniendo en mente a su tierra, su país… su historia ancestral”.

El texto “1940–1980. De la búsqueda a la consolidación de un estilo”, de Aurora Yaratzeth Avilés García, profundiza en los inicios artísticos de Ricardo Martínez, la influencia de artistas como Federico Cantú y Manuel Rodríguez Lozano, para destacar a su vez las características propias de la obra de Martínez, marcando un parteaguas a la mitad de los años cincuenta, cuando consolida su estilo único. Por primera vez se realiza un estudio académico de la obra de Ricardo Martínez y resulta muy revelador al mencionar sus búsquedas pictóricas en los años cuarenta y cincuenta, hasta ese estilo con rasgos prehispánicos de las figuras monumentales. Sin embargo, Avilés concluye que aún hay mucho por explorar en el arte de Ricardo Martínez.

Para finalizar la trayectoria pictórica del artista, María Fernanda Matos Moctezuma aborda el periodo de 1980 a 2009 en el texto titulado “1980–2009. Producción plástica”. En éste muestra a un Ricardo Martínez totalmente consolidado, con ese estilo que lo caracteriza, donde no solo menciona los rasgos prehispánicos sino también “el sentido de monumentalidad, la luminosidad del color y el equilibro matemático de las composiciones”. 

Al finalizar cada texto hay una selección de obra de las distintas etapas de Ricardo Martínez, la cual refleja sus búsquedas pictóricas y estilos correspondientes a los dos grandes periodos. 

Además de la trayectoria pictórica, se explora a Ricardo Martínez como ilustrador. En “Un intercambio generoso: viñetas y dibujos en publicaciones literarias”, María José Ramos de Hoyos aborda esta faceta que inicia en 1945 con la publicación de las viñetas en el libro Epigramas americanos de Enrique Díez-Canedo. Ramos de Hoyos explica de manera detallada la importancia de la relación entre artista y escritor o editor. Durante varias décadas Ricardo Martínez ilustró portadas e interiores para Los Presentes, Colección Letras Mexicanas y Tezontle del Fondo de Cultura Económica y Joaquín Mortiz, entre otros. La autora afirma que algunas de sus viñetas pudieron ser el preámbulo a algunos óleos sobre tela.

Por último, el texto titulado “El acervo: una historia que contar”, presenta el archivo documental bajo resguardo de la Fundación y que respalda la historia del artista a lo largo de más de 70 años de su vida.

La coordinación editorial estuvo a cargo de Alberto Tovalín, y el concepto y diseño editorial, de Teresa Peyret. 

La presentación del libro se llevará a cabo el sábado 27 de octubre en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes a las 12:00 horas.


Información en www.fundacionricardomartinez.net

Para adquirir el libro, dirigirse a fundacion.ricardo.martinez@gmail.com


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