El cine del uruguayo Federico Veiroj está lleno de imágenes entrañables, de esas que, conforme pasan los días, conmueven más. Admirador del portugués Manoel de Oliveira (reconocido por lo apacible de sus planos) Veiroj es como un dibujante que con pocos trazos consigue extraordinarios retratos, personajes que miran curiosos cómo transcurre la vida.
La obra de Veiroj es accesible en diversos servicios de streaming y, toda vez que se presenta en la Muestra Internacional de la Cineteca, vale la pena verla completa.
En 2008 Federico Veiroj dirigió Acné (disponible en Amazon Prime). En esta película, el cineasta se retrata a sí mismo. Rafael es un muchacho judío que, lleno de granos, despierta a la sexualidad y al mundo de los adultos. Habiendo tenido diversas experiencias sexuales, Rafa desea saber qué se siente besar en la boca. El clímax en la rambla de Montevideo es de un lirismo sosegado, como el cine de Oliveira, como un haikú. La película no sigue la estructura de tres actos propia de Hollywood por lo que puede parecer lenta, pero si uno se fija, el director necesita muy pocos recursos para construir un universo, el de este adolescente que tiene todo lo que Veiroj va a desarrollar en sus otras películas: la amistad, el deseo, el desamor, la familia disfuncional.
El protagonista de La vida útil (del 2010 y disponible también en Prime) es un amante del cine. El actor y sociólogo Jorge Jellinek prácticamente se interpreta a sí mismo, a un hombre que trabaja en la Cinemateca de Montevideo y que tiene que reinventarse cuando los inversionistas se encuentran con que promover el cine de arte resulta en realidad muy poco rentable. Filmada en blanco y negro, La vida inútil es la más hermosa de las películas de Veiroj. En ella se ponen de manifiesto las búsquedas formales de un cineasta que vuelve a trabajar con actores no profesionales, que vuelve a explorar el deseo romántico y produce para ello el retrato de un hombre que no parece del todo cómodo con la vida.
En El apóstata (del 2015 y disponible en Prime) el protagonista vive, también, un poco extraviado. Gonzalo es filósofo. Y cierto día decide emprender la cruzada de hacer que la Iglesia Católica destruya su acta de bautismo. En esta película, Veiroj introduce dos temas que desarrollará a profundidad en su siguiente obra: la locura y la religiosidad. En efecto, si Gonzalo, el protagonista de El apóstata, cree estar ante una presencia sobrenatural con el monaguillo de catedral la inquietud crece en Javier, el personaje de Belmonte (del 2018, disponible en Netflix).
El pintor Javier Belmonte está organizando una exposición retrospectiva. Estresado por la falta de amor de su exmujer, Belmonte encuentra un día al diablo subido en el árbol. La escena es apacible, sin sobresaltos. Porque Belmonte es, nuevamente, una obra lírica que sirve al director para explorar las sutilezas de la foto en color, del cine como arte visual.
Así habló el cambista es la película más ambiciosa de Veiroj hasta hoy. En ella culminan las búsquedas de este joven autor; sus intereses estéticos, morales y políticos. Así, el cambista del título termina por encarnar a un capitalista voraz, injusto. Por ello Humberto se encuentra condenado a este infierno: en una hermosa casa, lleno de lujos, el cambista ambicioso está recluido. Y sin embargo en su existencia no hay sitio para el amor. Así habló el cambista se presenta en México como parte de la 71 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
AQ