¿Cómo diferenciar a Marvel de Martin Scorsese?

Toscanadas

"Los cineastas consideran que su público no tiene imaginación y hay que darle todo digerido, nada que lo haga participar; ha de ser, simplemente, un mirón pasivo".

Hace unas semanas, Scorsese critió a las películas de superhéroes. (Especial)
David Toscana
Ciudad de México /

Hace unos días leí una entrevista que le hicieron a Martin Scorsese. Se le pedía explicarse por una crítica que había hecho a las películas de superhéroes. Él decía cosas que usted, amigo lector, comprenderá mejor que yo, pues nunca he visto uno de esos sancochos. El famoso director dice:

“Me eduqué cuando me eduqué, y esa educación incluye un sentido del cine tan alejado del universo Marvel como la Tierra lo está de Alfa Centauri”.

La comparación no es buena en términos astronómicos, pues Alfa Centauri es el sistema estelar más cercano al solar. Pero parafraseándolo un poco, yo puedo decir que me eduqué cuando me eduqué con los libros y el universo del cine está muy alejado de lo que entiendo por arte, y tanto Marvel como Scorsese están igualmente lontanos de mi galaxia, tanto como Ícaro.

La perla de la entrevista llega cuando me entero de que el filme El irlandés costó alrededor de ciento cincuenta millones de euros, sobre todo por el uso de cierta tecnología para hacer más jóvenes a los protagonistas. Por dios. ¿Cómo respetar al cine luego de esta información? ¿Y cómo diferenciar a Scorsese de Marvel? Y es que los cineastas consideran que su público no tiene imaginación y habrá que darle todo digerido, nada que violente su limitada percepción, nada que lo haga participar en el espectáculo; ha de ser, simplemente, un mirón pasivo. Su mayor atención está puesta en pillar algún defecto de la producción. En el teatro, envejecer o rejuvenecer no cuesta sino un cambio de vestuario, unas barbas de algodón, o una frase: “Hace treinta años que no te veía”. Y ya está. En el teatro, como en la ópera, una gorda cuarentona puede hacer el papel de la chica joven y bella, y uno le entrega la imaginación a esa actriz o cantante según su talento, y no según sus curvas. En el teatro recuperamos ese espíritu infantil en el que una tabla era un caballo, y cualquier niña, una princesa.

Por supuesto, Scorsese aligeró su opinión luego de que, como siempre, mucha gente se sintiera ofendida cuando él equiparó las películas de Marvel a los parques temáticos. Alguien le habrá pedido que no pusiera en riesgo la inversión de ciento cincuenta millones de euros. Le habrán recordado que quienes dicen gustar del cine son poco selectivos, y ven lo mismo a él que los churros que él critica, e igualmente miran embelesados las telenovelas de alto presupuesto que ahora llaman series.

No me cabe duda de que en algo será mejor la película de Scorsese que la última de Marvel; pero si me obligaran a ver una, elegiría la de Marvel, pues dura veintiocho minutos menos.

RP

LAS MÁS VISTAS