Criaturas fronterizas resulta tan extraña y fascinante como su protagonista, una mujer que se nos aparece monstruosa y que, sin embargo, poco a poco resulta entrañable. Tina trabaja en un puesto fronterizo. Es parte de esas fuerzas que eligen al azar a un viajero y le piden “una revisión”. Tina, sin embargo, no elige fortuitamente. Tiene un olfato que es la primera pista de su personalidad, un secreto que comienza a desarrollarse hasta la gran revelación.
La película está basada en un cuento de John Ajvide Lindqvist, quien no sólo escribió el guion de Criaturas fronterizas, es también el creador de una de las películas más interesantes en la cinematografía de este siglo: Criatura de la noche, conocida también como Déjame entrar. Una y otra película tienen la misma entrañable profundidad que caracteriza la imaginación de Lindqvist, quien sabe adaptar al siglo XXI los cuentos de hadas de la Europa Medieval.
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Criaturas fronterizas debe su título no sólo al hecho de que Tina trabaje en la frontera; ella misma se encuentra también en la frontera entre el horror y la belleza. Y esta película está dirigida a todos aquellos que, al menos en la adolescencia, se hallaron en la frontera entre el niño y el adulto, entre la adaptación y el descontento. Como el chico de Déjame entrar, Tina cumple con todas las características de una adolescente que habiendo dejado atrás a la niña que fue ahora se preocupa por el sentido de la vida, el sexo y el amor. En cuanto al director, Ali Abbasi conoce también todas estas fronteras. Y otras más. Ha tenido que cruzar los bordes que dividen al mundo árabe del mundo occidental y hacerse danés a pesar de haber nacido en Irán. Juntos, el director y el guionista han conseguido realizar un cuento digno de Las mil y una noches, una fábula que profundiza sin mojigaterías en temas tan universales como la dificultad para amar.
Las sorpresas de la película no sólo están construidas con base en golpes dramáticos. Emergen de Tina y de otro extraño ser cuya fealdad trasciende incluso la de los ogros en esos cuentos infantiles en los que Lindqvist se ha inspirado y que, en Criaturas fronterizas, se concretan en un cuento fantástico de trolls y hadas que emergen de los bosques suecos para instalarse no en el brillo falso de las películas estadunidenses sino en la miseria clasemediera de un barrio obrero.
Este hecho produce nuevos vasos comunicantes con Déjame entrar: tanto Tina como aquel niño que se enamoraba de una vampira son proletarios del Primer Mundo y padecen la miseria de pueblos grises en los que habitan seres aún más macabros que los djines de las fábulas persas. En esta película están representados por un grupo de pedófilos que, para seguir en el tono de cuento de hadas, raptan bebés.
Criaturas fronterizas es una excelente película en la que, más allá de la hilaridad que le hizo ganar el premio Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes, brilla, como suele brillar en las grandes historias infantiles, una moraleja y una invitación. La moraleja es simple: no juzgues a una persona por su físico. La invitación es más demandante. El guionista parece querer decirnos que el mundo sería un poco mejor si siguiéramos lo que es bueno. Independientemente de lo que deseamos para nosotros.
Criaturas fronterizas, conocida también como Border, puede verse en México a través de Cinépolis Klic, Claro Video, Google Video, Apple Play y otras plataformas de streaming.
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