Cuatro golazos de don José de la Colina

José de la Colina (1934-2019)

En 2002, durante el Mundial de futbol celebrado en Corea y Japón, José de la Colina escribió varios textos para La Afición que causaron polémica y revuelo.

No pocos se indignaron con las palabras de José de la Colina sobre la Selección Mexicana de futbol. (Foto: Jorge Gallegos)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Milenio Diario nació el 1 de enero de 2000. Digamos que su vientre fueron las instalaciones del periódico La Afición, en la calle Ignacio Mariscal, colonia Tabacalera, en el centro de la capital del país.

La oferta era atractiva: un periódico nuevo cuya sección de deportes era nada menos que La Afición, el primer diario deportivo de México.

Dentro de Milenio Diario, yo trabajaba en una divertida sección loca llamada “Mil Cosas Más”, pero cuando llegó la Copa Mundial de Futbol Corea–Japón 2002, el destino y alguien más me pusieron como editor del respectivo suplemento.

Como España siempre ha sido una opción para algunos aficionados mexicanos, sobre todo cuando nuestro Tri queda eliminado, le propuse a José de la Colina que escribiera cuatro textos durante junio de ese año. Su primera reacción fue una carcajada burlona y la consiguiente explicación: odiaba el futbol.

Lo único que se me ocurrió decir fue: “¡Pues mejor!”. No sabía en la que me metía.

Jorge Che Ventura ya no estaba al frente de La Afición. Lo había relevado Julio Ramírez, un tipo muy amable con cierto parecido a Fernando Valenzuela.

Cuando se publicó la primera colaboración futbolera de José de la Colina, ardió Troya.

En muy buen plan, Julio me hizo saber que el texto de Pepe de la Colina, “Contra la futbolatría”, había causado disgusto en buena parte del equipo de redacción de La Afición. Pero la que no se anduvo con rodeos fue su secretaria, Patricia. No recuerdo bien si dijo “son chingaderas” o “son fregaderas”, que viene siendo lo mismo.

Lo que más caló fue que De la Colina recordara el sobrenombre que Manuel Seyde le había impuesto tiempo atrás a la Selección Mexicana en Excélsior: Ratoncitos verdes. Eso en plena euforia mundialista era un sacrilegio.

Gracias a Dios, en su segunda colaboración don Pepe se puso un poco más suave. Habló de los antecedentes históricos del futbol, desde la antigua China, pasando por Japón, Grecia e Italia, hasta llegar al soccer inglés con reglas parecidas a las actuales.

En el tercer texto empezó elogiando las hermosas fotografías futboleras que él veía en su adolescencia, impresas en el periódico Esto. Párrafos más adelante, dijo que esas imágenes lo habían impulsado a ir al Parque Asturias para ver en vivo un partido de futbol. Lo malo fue que se puso una tremenda aburrida, solo comparable… ¡con ver un partido de beisbol!

Ya no recuerdo exactamente qué me dijo doña Patricia, sólo vienen a mi mente sus hermosos ojos verdes (¿azules?) y sus labios en movimiento rápido.

Antes de la cuarta y última colaboración de José de la Colina, el anfitrión Corea había eliminado a España gracias a un escandaloso atraco de un árbitro egipcio y, sobre todo, de sus jueces de línea.

Profético, don Pepe preguntaba si acaso la “autoridad omnisciente” del árbitro no podía limitarse en ciertos casos con ayuda del videotape (el hoy famoso VAR). También escribió que el editor del suplemento del Mundial había cometido una imprudencia al invitarlo a escribir de futbol.

Una feliz imprudencia, agregaría yo.

RP

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