David Lagercrantz: “Los idiotas hacen brillar más a los genios”

Entrevista

El biógrafo de Zlatan Ibrahimović y autor de los tres últimos títulos de la saga Millenium, habla para Laberinto de su novela Obscuritas, primera con personajes propios, alejados de los creados por el difunto Stieg Larsson.

David Lagercrantz, periodista y escritor sueco. (Cortesía)
Ciudad de México /

David Lagercrantz goza de buen humor, suelta la carcajada o sonríe frecuentemente. Sorprende que un hombre que ha creado y recreado criminales y crímenes como él tenga tal facilidad para reírse.

A través del universo Zoom, donde se borran fronteras, Lagercrantz concede desde Suecia una entrevista exclusiva con motivo de la aparición de su nueva novela, Obscuritas (Planeta, 2022), la primera ya con personajes propios, alejados de la monumental Lisbeth Salander y del periodista Mikael Blomkvist.

Un primer caso para dos outsiders que salen de la mente de Lagercrantz: el brillante psicólogo y músico frustrado y bipolar Hans Rekke, inspirado en el primer amor del escritor, Sherlock Holmes, y la policía sueca, hija de asilados chilenos, Micaela Vargas, a quienes, a pesar de sus diferencias socioculturales e intelectuales, junta el destino para resolver el asesinato de un árbitro afgano refugiado.

Aristócrata, periodista de nota roja, novelista, biógrafo de Alan Turing y de Zlatan Ibrahimović; hijo del crítico literario sueco Olof Lagercrantz, nieto del filósofo Hans Ruin y hermano de la actriz Marika Lagercrantz, el escritor parece más salido de alguna novela de espías del tipo de las de Ian Fleming que de las tres secuelas con las que mantuvo vivo desde hace ocho años el legado del malogrado Stieg Larsson con su saga de Millenium, para la que escribió Lo que no te mata te hace más fuerte (2015), El hombre que perseguía su sombra (2017) y La chica que vivió dos veces (Planeta, 2019).

Para él, Suecia ya dejó de ser el país de la igualdad, los genios necesitan de idiotas a su lado para brillar más, y aunque está agradecido con Stieg Larsson y el mayor reto de su carrera fue escribir tres libros sobre sus personajes, está feliz de que eso ya terminó y dejó de tener pesadillas con Lisbeth Salander, demasiado ruda para él, aunque su Micaela ni es ni dulce ni frágil como la Micaela de la ópera Carmen.

—¡Qué hermoso nombre el de Micaela! ¿De dónde lo sacó?

No lo sé. Pienso lo mismo: es un nombre hermoso; lo tenemos en sueco, aunque es de tradición española.

—Curioso. Micaela Vargas fue el nombre de una esposa del más grande cómico mexicano, Tin Tan.

No lo sabía.

—Y hablando de nombres, la oscuridad parece ser la palabra que define nuestro mundo actual. ¿Pero por qué usted eligió el título de Obscuritas para su primera novela policíaca, en esta nueva etapa ya lejos de Stieg Larsson, Lisbeth Salander y Millenium?

Primero tengo que decir que Rekke habla latín, entonces me pareció interesante jugar con el latín. Estamos inmersos en la oscuridad, él está inmerso en la oscuridad. La oscuridad nos asusta, pero también nos atrae. Y mi héroe busca lo contrario: la claritas. Pero la oscuridad lo arrastra, arrastra todo. La oscuridad define sus problemas. Así que por esto pienso que es un buen título.

—¿Cómo se siente ya creando nuevos personajes para un mundo propio?

Fue muy divertido, por supuesto. Estuve viviendo con otros personajes, con los personajes de Stieg Larsson, también escribiendo biografías. Y sí fue una presión probar que puedo crear personajes propios, que pueden vivir, sentirse reales. Fue mucha presión, pero también muy divertido. Al principio sí tuve problemas. Pero cuando puse a mis personajes juntos, cuando Micaela y Rekke se conocieron, ellos tomaron vida repentinamente para mí, el contraste entre ellos los hizo nacer.

—Hans Rekke es muy inteligente, un aristócrata… ¿Finalmente encontró a su alter ego?

Ja, ja, ja. Sí, tal vez. Sí, siempre tratas de robar algo de ti mismo para tus personajes. Rekke tiene mucho de mí, aunque a mí me falta su brillantez, él es más brillante, me temo. Por supuesto sacas parte de ti para tus personajes y puedes arrastrarlos a los extremos. Todos los personajes vienen del autor, de una forma u otra, los puedes tomar de muy dentro de ti. También en Micaela hay mucho de mí.

—Desde el primer momento en que se encuentran Micaela Vargas y Hans Rekke en Obscuritas se nota atracción sexual, pero también por la inteligencia ¿Cómo definiría la relación entre ellos?

Creo que lo interesante es que tú realmente no lo sabes. Por supuesto, hay atracción, pero también algo más. Ambos buscan claridad, claridad intelectual. El contraste es que se atraen pero también son muy distantes. Rekke es de la clase privilegiada, y uno de los privilegios de las clases altas es que realmente puedes ser débil, porque cuando tú eres débil siempre hay alguien que te salva. Pero Micaela, que viene de los suburbios de Estocolmo, no tiene ese lujo, ella tiene que ser fuerte para sobrevivir. Eso es interesante, porque en el principio ella admira a Rekke, piensa que él tiene todo lo que ella ha soñado (dinero, una hermosa familia, inteligencia), pero a pesar de tener todo eso, él se viene abajo y quiere matarse. Y ella, en lugar de sentir simpatía o empatía, solo siente rabia: ¿Cómo pudo Rekke hacer eso si lo tiene todo? Yo juego mucho con eso en mis libros. Tú no sabes qué hay entre ellos.

—Micaela viene de un entorno social muy deprimido, ciertamente. Y toda la historia está dentro de contextos sociales y políticos muy marcados. ¿Por qué decidió escribir una novela negra así?

Por muchas razones. Primero, Suecia solía ser la sociedad más igualitaria del mundo, pero cada vez se torna más y más desigual. Recibimos más y más inmigrantes, y quise mostrar toda la sociedad, todos los contrastes. Siempre he estado interesado en qué pasa con la gente de diferentes extractos sociales cuando están juntas. Yo tuve esa experiencia en el futbol, cuando escribí la biografía de Zlatan (Soy Zlatan Ibrahimović, 2011). Él salió de un gueto de Malmö. También quise describir —y lo he hecho en todos mis libros— cuando la sociedad se quiebra. Es hermoso que nos hagamos cargo de tantos inmigrantes, pero realmente no lo podemos manejar, así que tenemos ya esta segregación racial, refugiados con sus problemas… Solo quise describir a la nueva sociedad sueca. La novela está ambientada en 2004, así que seguiremos viendo a esta sociedad cambiar.

—De hecho, su primer muerto en esta nueva etapa de su carrera, Jamar Kabil, no es un muerto cualquiera. Es un muerto con connotaciones muy fuertes: viene de Afganistán, del contexto de los talibanes. ¿Por qué darle estas características a su primer muerto en esta nueva serie de novelas?

Cuando imaginé la historia —la ambienté hace 20 años—, supe que para un escritor es difícil entender el tiempo en el que está viviendo. Ahorita no sabemos qué pasa en nuestro mundo con la guerra en Ucrania, adónde nos llevará esto. Fue más fácil ir hacia atrás. En esos años algo se rompió en la sociedad occidental, con las guerras en Irak y Afganistán. Había una gran esperanza después del 11 de septiembre de 2001 de que la gente se uniera, pero vinieron ambas guerras y algo se rompió, se desestabilizó Medio Oriente... Así que me regresé a ese tiempo, esa fue mi primera ambición. Pero también vi una historia con los talibanes, que no solo tenía que ver con el acoso a las mujeres, también acosaban a los músicos. Y quedé fascinado con eso: cómo la belleza a veces nos amenaza; la belleza no sólo nos atrae, sino también, cuando no podemos alcanzarla, queremos destruirla. Cuando supe que asesinaban músicos en Afganistán, quedé fascinado y quería explorar eso en Obscuritas.

—¿Y ya ahora se siente libre de Lisbeth Salander?

Sí. Ja, ja, ja. Yo amo a Lisbeth Salander. Pero estoy feliz de que ya no escribiré sobre ella en mi vida. Ella es muy brillante, pero tal vez demasiado ruda para mí. Es como una súper heroína, y yo quería escribir sobre alguien quizás más frágil. Fue el reto de mi vida escribir los tres libros de Millenium, pero también estoy feliz de que eso ya se terminó.

—Pues cuando leí el nombre de Micaela Vargas, pensé que tenía algo que ver, quizás como homenaje, con Mikael Blomkvist.

Sí, inconscientemente, quizás. Ella era mi Mikael.

—Usted se inició como escritor escribiendo biografías. ¿De qué manera le ayudó escribir biografías en los posteriores retratos de sus personajes?

Me ayudó muchísimo. Pero me ayudó también mucho que fui periodista, y fui un periodista que soñaba con escribir literariamente, y quizás eso me ayudó a escribir buen periodismo, porque el buen periodismo se auxilia de la narrativa literaria, hace a la historia buena. Y también entendí que cuando escribía ficción, me ayudaba mucho la investigación periodística. Así que fui muy feliz de escribir sobre inventores o sobre Zlatan Ibrahimović, eso me ayudó a entender a gente y mundos a los que no habría tenido acceso tan cerca de otra manera. También: como escritor trabajo como periodista.

—Y como biógrafo ¿alguna vez ha pensado en escribir la biografía de Stieg Larsson?

No, realmente no. Alguien más lo hará. Estoy muy agradecido con Stieg Larsson. Pero es una historia muy trágica, nunca vio sus libros publicados, es uno de los más famosos personajes póstumos de la historia, como Van Gogh o Kafka o Alan Turing, de quien sí escribí (El enigma Turing, Planeta, 2016). No, no haré su biografía.

—Sus libros biográficos son sobre genios, lo mismo de la ciencia, como Turing, que del futbol, como Zlatan Ibrahimović, que también es un genio.

Sin duda.

—¿Por qué le atraen los genios? ¿Y por qué le atrae a la par gente común como Micaela?

Primero: para ver a los genios necesitas a la gente común. Para ver a Lisbeth Salander necesitas a Mikael Blomkvist, hombres más ordinarios. Un genio necesita también idiotas, como los policías de mi libro; los idiotas hacen brillar más a los genios. Siempre he estado interesado en gente que es diferente y brillante, en parte porque me pregunto por qué ellos piensan más claramente que otros y también porque cuando creas, cuando piensas en una nueva forma, enfrentas agresión, porque la gente se siente amenazada por las nuevas ideas. Así que si eres genio o brillante tienes que ser fuerte para enfrentar esa resistencia, el enojo que tendrás. Así que estoy interesado en la dinámica de muchos de esos genios sobre los que he escrito, son gente diferente, y quizá son genios en parte porque fueron diferentes.

—En Obscuritas usted retoma el futbol, aunque como escenario del crimen.

Sí. Ciertamente estoy interesado en el futbol, especialmente después de la biografía de Zlatan. Pero también me encantan los giros en los libros, cuando crees que es una cosa que descubriste y repentinamente es otra cosa. Tuve esta idea cuando vi el futbol con sus movimientos y vi algo diferente en esos movimientos, pensé que sería un buen giro en el libro. Parte de lo que me fascina del personaje de Rekke es que a veces no sabes si es brillante o está loco, no sabes si está viendo algo nuevo o si se está viendo a sí mismo en el mundo, él se ve en el mundo como en un espejo, como es bipolar, eso es interesante, a veces es brillante y a veces es lo contrario. Así que puse el futbol y él ve otra cosa.

—Entiendo que Hans Rekke se inspira en el personaje clásico de las novelas de detectives, Sherlock Holmes. ¿Cómo ha sido su relación con el personaje de Arthur Conan Doyle?

Cuando terminé los libros de Millenium me preguntaba qué iba a hacer luego. Solía decir: “Sigue tus viejas pasiones”, y mi primer amor literario fue Sherlock Holmes. Amo su genio, su manera de ver grandes cosas en pequeños detalles. Pero también pensé en lo que no me gustaba de él, y una de esas cosas era su arrogancia, que es tan seguro de su genialidad. Y pensé si podría sustituir su arrogancia con más oscuridad. Y en eso estoy interesado, ese fue el principio de la creación de mi personaje de Rekke: hacer un más moderno Sherlock, o un genio que no está consciente de su genialidad.

David Lagercrantz: "No queremos crímenes en nuestras vidas, y cuando nos relajamos queremos leer o ver crímenes".

—Después de tres libros para Millenium y del primero de Hans Rekke y Micaela Vargas, ¿a quién mejor que a usted le puedo pedir una definición de novela negra?

No hay una definición, puesto que puedes escribir una novela policíaca de muchísimas formas. Pero el enigma en una novela negra es algo que hace todo importante, es una buena forma de tener luz en los detalles, porque en la novela policíaca cualquier detalle cuenta, así que eso es lo que ilumina ese mundo. En la novela policíaca, cuando es emocionante, tiendes a escuchar; cuando escribes algo emocionante la gente puede estar fascinada o interesada con cosas que de otra manera no notaría porque eso crea una tensión que te hace verlas. También encontré una vieja tradición de escribir sobre injusticias sociales, que son una buena herramienta para escribir, tal como lo hizo Stieg Larsson. Pero debo decir que yo no me inicié escribiendo o leyendo novela negra, fue algo que empecé a amar muy lentamente hasta que empecé a escribirlas.

—En México tenemos la idea de que Suecia es una sociedad perfecta. Pero cuando uno lee a sus autores de novela policíaca o ve las series de crímenes allá se pregunta qué pasa.

Una sociedad segura quizás sueñe con inseguridad para escapar; quizás es más seguro soñar con asesinatos. También me temo que Suecia ya no es el gran país que solía ser. Algo se rompió y eso empezó con el asesinato de Olof Palme (primer ministro, asesinado en febrero de 1986 en Estocolmo, mientras caminaba con su esposa, que curiosamente se llamaba Lisbeth), cuando nos dimos cuenta que el Estado no era tan bueno, que el Estado escondía cosas. Y el mundo ha cambiado mucho, hay muchos inmigrantes —como lo cuento en mi libro—. Es muy bonito acoger inmigrantes, eso enriquece al país con su multiculturalidad, pero también genera muchos problemas, como es el nacimiento de la ultraderecha racista. Estamos muy polarizados, como en todo el mundo. La ultraderecha usa a los inmigrantes como combustible para sus proclamas políticas. Suecia ya no es lo que solía ser, me temo.

—México es un país inmerso en la actualidad en la violencia y los crímenes, asesinatos de periodistas y activistas, feminicidios, la delincuencia organizada. ¿Qué puede hacer un escritor de novela negra cuando la realidad supera su imaginación?

Por supuesto, el escritor de novelas policíacas usa la realidad, esa es una buena forma de escribir. Los periodistas pueden escribir sobre crímenes, pero no pueden ver cómo se siente la gente cuando ocurre un crimen, no pueden ver el horror cuando alguien muere, el periodista no puede hablar con los muertos, y eso en la literatura sí se puede; cuando es buena literatura hace entender mejor a la gente el horror de un crimen. Es una suerte de paradoja porque en la vida real queremos vivir seguros, no queremos crímenes en nuestras vidas, y cuando nos relajamos queremos leer o ver crímenes, quizás es una suerte de terapia que hacemos con nosotros mismos, aprender a afrontar la amenaza de la oscuridad en la esquina.

—Las aventuras de Rekke y Micaela se contarán en cinco libros en total ¿Cómo puede tener un escritor cinco libros ya en la cabeza?

No los tengo. Ahora estoy escribiendo el segundo. Tengo el plan para los libros pero cambiará. Tal vez fue estúpido firmar un contrato para cinco libros, pero ahora estoy muy feliz de crecer con los personajes. Y sé que especialmente Micaela será más vieja, más sabia y con mayor igualdad con Rekke, pero los años pasarán y veremos e iremos hacia adelante con la historia, tenemos que avanzar y ver qué pasa con lo que va mal en la sociedad sueca.

—¿Todavía sigue teniendo pesadillas con Lisbeth Salander?

Ja, ja, ja. No, no realmente. Ella tendrá una nueva escritora (Karin Smirnoff). Lisbeth seguirá viva. Hay una nueva escritora que escribirá el séptimo libro de Lisbeth Salander. Espero que sea bueno, pero quizás no tan bueno.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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