De ajedrez y premios Nobel

Desmetáfora

Viktor Korchnoi es parte de un grupo en el que están también escritores y científicos que no obtuvieron el Nobel, pero que sí alcanzaron un lugar en la historia.

Viktor Korchnoi, maestro del ajedrez (1931-2016) (Foto: Archivo)
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

A pesar de ser uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos, nunca consiguió el título mundial. Cuando Boris Spaski se coronó como el décimo campeón del mundo en 1969, la federación rusa comenzó una campaña de promoción de jóvenes que dejó marginado a Viktor Korchnoi (1931-2016). Aunque no se le dio la oportunidad de jugar en torneos internacionales, un tiempo después superó las barreras de la autoridad y en un memorable encuentro por el campeonato mundial en 1978 contra Karpov habría de desplegar su excentricismo.

Las partidas se celebraron en Filipinas y Korchnoi se involucró en un juego teatral del que no saldría victorioso. El equipo de asesores de Karpov había llevado a Zujar, un parapsicólogo que haría perder a Korchnoi ayudado por el poder de su mirada. Viktor Korchnoi protestó por el lugar donde Zujar estaba sentado. Usando tiempo valioso de su juego, protestó para que lo cambiaran de fila. En una comedia irracional e incomprensible para todos los que la presenciaban, Korchnoi llevaría después a su propio parapsicólogo: un ex convicto con poderes psíquicos que su equipo de asesores consiguió en la localidad y que contrarrestaría las argucias del equipo de Karpov. El poder hipnótico de Zujar fue reducido cuando se le pidió que tomase asiento en la parte de atrás pero el equipo de Karpov recuperó la primera línea de asientos para él. Luego fue alejado de nuevo para ir y venir con un poder mental dependiente de la distancia. Mientras tanto, Korchnoi portaba lentes protectores en una parafernalia sin fin.

La controversia fuera del tablero fue más importante que el juego mismo. Revisión con rayos X de las sillas que se usarían, protestas por la altura de las banderas en la mesa de juego, disconformidad por el color del yogur que Karpov pedía durante la partida, todo generaba líneas en los diarios.

Empatados a 5 partidas y 21 tablas, Karpov vencería en la sexta y el melodrama terminó. En 1981, Korchnoi ganaría de nuevo el derecho a enfrentar a Karpov. En esa ocasión las partidas se celebraron en Italia y nuevamente los titulares de los periódicos no se enfocaron en el movimiento crucial de las piezas sino en la política internacional. Korchnoi aprovechó los reflectores de la ocasión para tratar de sacar a su esposa e hijo de la Unión Soviética, pues habían sido encarcelados después de que él mismo saliera huyendo del país.

Karpov vs. Korchnoi en Filipinas, 1969. (Archivo)

En la misma ciudad donde nació Korchnoi murió antes Dimitri Mendeleiev, a quien hemos recordado de manera especial este año porque fue el gran químico ruso que publicó en 1869 la tabla periódica de los elementos químicos. A 150 años de una de las aportaciones más memorables en el área de la química es importante decir que esta contribución nunca fue reconocida con el Premio Nobel. Aunque fue propuesto en 1906 por la Academia Sueca para recibir el galardón, Svante August Arrhenius se opuso, quizá motivado por las críticas que recibió de Mendeleiev cuando tres años antes fue premiado por su teoría de la disociación electrolítica. La tabla periódica de los elementos había sido publicada casi cuatro décadas antes y eso convenció al comité de que era mejor pasar por alto la obra del químico más recordado de cuantos han existido. Al año siguiente, Mendeleiev murió en San Petersburgo.

En la eterna controversia de los premios Nobel se encuentra también Lev Tolstói, gran escritor ruso considerado como uno de los más importantes de todos los tiempos. En este y en otros casos se ha comentado sobre la aversión de la Academia Sueca contra Rusia como una razón para que el reconocimiento nunca le fuese otorgado, pero es importante decir que en literatura hay una lista larga de grandes escritores excluidos: James Joyce, Emile Zola, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Alfonso Reyes son solo algunos de los que nunca recibirían el premio de mayor visibilidad en el mundo.

En física, Fred Hoyle (1915-2001) es conocido por sus ideas controvertidas, como la panspermia, que afirma que la vida no surgió en nuestro planeta, sino que llegó en aerolitos, los que seguramente también dispersaron la vida en otros lugares del universo. Hoyle no creía que el petróleo fuese el resultado de la transformación de detritos biológicos muy antiguos. A esta y otras muchas ideas establecidas como parte del canon con que crecemos Hoyle se opuso. En 1958 publicó la descripción, hoy aceptada ampliamente, de la formación de carbono en el centro de las estrellas. Para esto debió predecir la existencia de ciertos estados del átomo de este elemento que luego fueron encontrados de manera experimental.

Este hallazgo es de tal importancia que debió ser considerado seriamente por el comité del Nobel como uno de los grandes pasos del intelecto humano en la comprensión de la formación de los elementos pesados, de los mecanismos de formación estelar y del origen de la vida. Sin embargo, Fred Hoyle nunca fue llamado por el comité para recibir la medalla.

Viktor Korchnoi estuvo diez veces entre los nominados para disputar el campeonato mundial de ajedrez pero nunca llegó a serlo. Con una vida al margen y en constante rebeldía, llegó a inspirar la película francosuiza La diagonal del loco, ganadora de un Oscar a la mejor cinta extranjera en 1984.

Hoy podemos decir que, sin haber sido campeón de ajedrez, este hombre extraordinario forma parte de un grupo especial en el que están también los que no obtuvieron el Nobel en literatura o ciencias, pero que sí alcanzaron un lugar en la historia.

Sin ser el campeón mundial, Viktor Korchnoi es con certeza el hombre que más amó el juego de ajedrez y con eso ya tiene bastante.

​​ÁSS

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