Música para las masas

Los paisajes invisibles | Nuestros columnistas

A 43 años de su fundación, los integrantes de Depeche Mode han pasado temporadas en el cielo y el infierno.

Depeche Mode. (depechemode.com)
Iván Ríos Gascón
Ciudad de México /

Fue en 1987 cuando la banda se consolidó a nivel mundial. Empezaron siendo cuatro musiquillos de un pueblo inglés llamado Basildon (condado de Essex), no bien vistos por sus letras afectadas y el sonido artificial. Para los jerarcas de rock y su clientela, la música electrónica nunca iba a ser parte de un género que requería rudeza, vértigo, espíritu de outsider contestatario. Y claro, si hacías menos a la guitarra por apostarle todo a unas teclas electrónicas, resultabas más que sospechoso: “En comparación con la guitarra, claramente fálica, el sintetizador era para andróginos: Oakey, con su lápiz de labios y la mitad de la cara cubierta con su pelo largo y asimétrico; Marc Almond, de Soft Cell, vestido de lúbrico cuero negro; Martin Gore, de Depeche Mode, con sus polleras; o Annie Lennox, cantante de Eurythmics, con su corte militar e imagen de dominatriz asexuada” (Simon Reynolds, Postpunk).

Contra tales pronósticos, Depeche Mode habría de evolucionar y romper el prejuicio que, también señala Reynolds en su libro, dominaba en el Viejo Continente y al otro del Atlántico (“En los Estados Unidos, las opiniones sobre el uso de sintetizadores estaban todavía más divididas. Para muchos fanáticos del heavy metal, los teclados eran, inherentemente, un instrumento de maricas y su presencia indicaba la ruina del ‘verdadero’ metal. Para otros, escuchar música de ‘bandas inglesas con peinados raros’ y ‘putos pretenciosos’ era una manera de rebelarse contra el statu quo cultural”).

Pero decíamos que fue hasta 1987 con Music for the Masses, cuando Depeche Mode, como el título del álbum, se masificó a lo largo y ancho del planeta, con un sonido propio y un retoque lírico que les tomó cinco discos de mensajes de temperamento oscuro, depresivo, doliente y más politizado (por ejemplo, el himno “Everything Counts” del Construction Time Again, una rola contra el gobierno de la Thatcher y a favor de la clase trabajadora), hasta el punto que ese disco mereció un homenaje por parte de sus muchos colegas (For the Masses, de 1998, en el que The Cure, Hooverphonic, Rammstein, Deftones, Gus Gus y Veruca Salt, entre otros, reinterpretaron todos los tracks).

Depeche Mode y The Beatles tienen aspectos en común. Si Stuart Sutcliffe y Pete Best salieron del cuarteto de Liverpool en los dos primeros años, Vince Clark huyó de Depeche en un periodo equivalente; si George Harrison, aunque se mantuvo hasta el final, siempre se sintió menospreciado por Lennon y McCartney, lo mismo le pasó a Alan Wilder con Dave Gahan, Martin Gore, y sobre todo, con el difunto Andrew Fletcher. Ambos fueron elementos muy valiosos en sus bandas, sus aportaciones consiguieron un tardío reconocimiento (tras la renuncia a Depeche Mode, Wilder fue convocado por The Cure pero rechazó la oferta y prefirió echar a andar Recoil, un proyecto propio).

De los grupos electrónicos que sirvieron como inspiración para Gahan, Gore y Fletcher (Einstürzende Neubauten, The Art of Noise) y de sus contemporáneos, pocos quedan en pie y con la misma energía y arrastre masivo de los mejores tiempos.

A 43 años de su fundación, los integrantes de Depeche Mode han pasado temporadas en el cielo y el infierno. Dave Gahan y sus cócteles de speedball y el intento de suicidio (“Home”, del Ultra, fue la rola que le escribió Martin Gore por su vuelta al mundo real); el alcoholismo destructivo, pero extrañamente funcional, de Gore; el óbito de Fletcher.

Verlos y escucharlos en el Foro Sol me hizo pensar que, con algo de suerte, podrían llegar a ser como The Rolling Stones, unos abuelos de la música electrónica para la Generación X, los millennial y centennial, esa que en los 1980 decían que era música de “tipos con peinados raros y putos pretenciosos”.

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.