‘Días de invierno’: la existencia que se va

Cine

Dirigida por Jaiziel Hernández, la cinta es un homenaje al paso del tiempo, a esas relaciones familiares que nos definen y a lo que nos sucede cuando desaparecen.

'Días de invierno' es la ópera prima de Jaiziel Hernández. (Pirotecnia films)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

El universo de las relaciones familiares, la claustrofobia de quien está convencido de que la vida está en otra parte y, en fin, los problemas existenciales de un muchacho (Néstor) y su madre (Lilia) en un pueblo al norte de México son los núcleos temáticos de la película Días de invierno, ópera prima de Jaiziel Hernández. Núcleos temáticos, pues decir “trama”, en esta clase de cine, resulta equívoco. Y es que el guión de Días de invierno aspira a retratar el interior de sus protagonistas más que a contar una historia redonda. En este sentido las peripecias más que producir una ficción siguiendo el esquema hollywoodense se estructuran como productoras de estados de ánimo que buscan contagiar al espectador, identificarlo con los personajes. En ello radica el primer logro de esta película: Hernández nos pone en los ojos de Néstor para que vivamos el fin de la adolescencia en este pueblo a mitad de la nada; un pueblo en el que parece que el futuro no existe más.

Ahora bien, para hablar de esta ausencia de expectativas ni el director ni la guionista Oriana Jiménez recurren a truculencias, lo cual es el segundo gran logro de Días de invierno. Y es que salvo honrosas excepciones, el público ha terminado por fastidiarse de ficciones que visibilizan, denuncian o en suma medran con el escandaloso estado de las cosas en una región azotada por la violencia. Así que una película como esta cae fresca porque los jóvenes son eso, jóvenes que, ante todo, tienen que aprender a crecer. Hernández no se pone a pontificar en torno a ninguna clase de truculencias. Es así como Días de invierno no menciona el narcotráfico ni el tráfico de gente ni los asesinatos de mujeres. ¿Acaso el director ha renunciado a su condición de zoon politikón? Al contrario, en la medida en que la mirada de Hernández se concentra en asuntos que, evidentemente, conoce bien, su obra resulta más honesta, lo cual permite ser auténticamente político. Y aquí están las referencias a un par de injusticias que cuestionan el estado de las cosas en cualquier economía capitalista: la falta de oportunidad para los más jóvenes, un despido disfrazado de renuncia y cierto estadunidense que vaga por el pueblo atormentado por haber tenido que explicar en una fábrica el resultado de una tragedia que no debió suceder. Con todo y todo, el sufrimiento de Néstor y su madre es más de índole psicológica que social. En este sentido, la principal influencia del director parece ser Gus van Sant; por momentos el tono reflexivo de esta obra recuerda Paranoid Park de 2007. Y es que en ambas películas la imagen, hermosa sin ser preciosista, está al servicio de narrar dos formas de crecer: pasar de la adolescencia a la edad adulta (tanto en Paranoid Park como en Días de invierno) o transitar hacia una incipiente vejez en Días de invierno. Aquí vale la pena subrayar la actuación de Leticia Huijara, quien recientemente fue nombrada presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. A pesar de que esta magnífica actriz aún es suficientemente joven, transmite bien el desconcierto de una mujer que ha llegado a la edad en que mira triste que la vida se le fue.

Días de invierno es el retrato de dos momentos clave en la vida de un hombre y una mujer: él ha dejado de ser el hijo; ella ha dejado de ser la madre. Ambos se aman, pero la despedida es inminente. Y aunque siempre estarán relacionados, lo que han sido hasta ahora, como sucede en la vida, se desvanece.

Días de invierno

Dirección: Jaiziel Hernández | México | 2021

AQ

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