El compositor Mario Lavista, fallecido hace unos días, escribió varias obras musicales de carácter fúnebre a lo largo de su carrera. Una de ellas, Duelo, pieza para trompeta sola, está incluida en el disco compacto La trompeta en la música mexicana del siglo XXI, que interpretó y grabó en este 2021 Rafael Ancheta, el trompetista principal de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.
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Sobre su pieza, el maestro Lavista le dejó un testimonio a Ancheta Guardado: “escribí Duelo, para trompeta sola, a la memoria de Armando Luna, estupendo compositor mexicano y enorme pianista y maestro. La pieza continúa una serie de obras para instrumentos solos que he escrito en el transcurso de varios años. En ellas he querido explorar algunas de las nuevas posibilidades técnicas y expresivas que ofrecen los instrumentos acústicos tradicionales. Duelo está basada en el llamado ‘toque de silencio’, un solo de trompeta que se toca para honrar y recordar a los muertos, y que ha sido adoptado por prácticamente todos los ejércitos del mundo. Pude escribir la pieza gracias a la generosidad del trompetista Rafael Ancheta, cuya colaboración fue esencial durante el proceso compositivo. Con enorme paciencia y conocimiento Rafael me mostró varios aspectos de orden técnico propios de su instrumento; me enseñó, por ejemplo, los múltiples colores que se pueden obtener por medio de un adecuado empleo de las diferentes sordinas con las que cuenta la trompeta. La obra la estrenó Rafael Ancheta en 2016, en un concierto-homenaje a Armando Luna que se llevó a cabo en el Aula Mayor de El Colegio Nacional. La partitura está editada por Ediciones Mexicanas de Música”.
A su vez, sobre Duelo Ancheta Guardado indicó que “es una obra contemplativa basada, como bien lo dice su compositor, en ‘la marcha del toque de silencio’ que se ejecuta en una corneta sin llaves o pistones, y que los soldados músicos interpretan en un acto solemne, tras la muerte de uno de sus compañeros. Esta pieza sonoramente se caracteriza por los diferentes colores que la trompeta presenta con base en un juego de cambios de diferentes sordinas, como la sordina harmon, con stem o sin stem, que es una especie de espiga que es parte de esta sordina, y que se puede quitar para producir un color diferente; y con la sordina wua wua y la sordina de copa. Además de estos colores en el sonido, hay mucha exigencia en los matices que van desde el niente, pianos, hasta el fortissimo, y hace mucho uso de intervalos ligados. Una obra de carácter, en muchas ocasiones introspectiva y en otras muy exaltada. De manera subjetiva, se diría, como a manera de llanto, tristeza profunda, rabia y enojo por la ausencia de esa persona querida y extrañada que ya se fue”.
Una de las características del trabajo de composición musical de Mario Lavista fue su cercanía con los intérpretes, en este caso con el destacado trompetista que es Rafael Ancheta, quien sobre Duelo abundó: “se puede decir que la pieza es una historia contada con música desde la primera nota marcada lunga. Si empleamos el punto de vista subjetivo podemos hacer notar la presencia del recuerdo desde lo presente a lo lejano, y pasa del quejarse, de la rabieta, a quedarse recordando, muy nostálgico. Al final la obra, con los diminuendo y la repetición del mismo ritmo con base en el toque de la marcha del silencio, confirma y acepta que ese ser querido se fue y no regresará. Termina con un crescendo de piano a pianissimo, de manera que se insinúa el recuerdo de la persona que nos dejó, pero solo queda en insinuación”.
Sobre la obra en general de Lavista, y respecto de Duelo en particular, Ancheta Guardado comenta: “como se puede leer en el libro Música contemporánea mexicana de María Ángeles González, para el maestro Lavista uno de sus recursos compositivos es ‘la economía de medios’, es decir, con un pequeño material construir toda la obra. Así sirvió la pequeña marcha del silencio para producir una obra de siete minutos y medio. La pieza, en cuanto a técnica se refiere, es una obra muy demandante para el intérprete. Tanto para la resistencia, por la duración que tiene sin dejar de tocar en toda la pieza, como para su concentración por los varios cambios súbitos de sordina que se marcan en la partitura”.
Y explica más las dificultades para su interpretación: “al mismo tiempo que se está pasando por casi todo el registro sonoro de la trompeta y tratando de hacerlo muy expresivo por las dinámicas que exige, se tiene mucha distracción por tener que quitar o poner las sordinas o la espiga, en el caso de la sordina harmon, o simplemente para cambiar a la sordina de copa o viceversa. Es decir, que en muchas ocasiones por fuerza hay que tocar la trompeta con una sola mano para así poder insertar o quitar la sordina, o quitar la espiga, con el único objetivo de producir un diferente color de sonido”.
Como el gran ejecutante que es, y más en el caso de Duelo en su carácter de solista, Rafael Ancheta abunda: “es una obra muy delicada, primero por su duración, siete minutos y medio, en la que no se deja de tocar la trompeta. Porque siempre se está pasando por todo el registro sonoro del instrumento. Y también por el manejo de las diferentes dinámicas, desde los fortissimos al piano y luego al niente, por lo que demanda mucho más en cuanto a la resistencia del ejecutante, su control, y por la destreza que debe tener para el manejo de las dinámicas”.
Para finalizar, conmovido aún por el deceso del maestro Mario Lavista, Ancheta recordó: “en el año 2018 tuve el honor de estrenar Réquiem de Tlatelolco con la Orquesta Filarmónica de la UNAM y fue muy revelador el sello característico compositivo que tiene el maestro Lavista; de inmediato se sabe que es una obra de él. Y para sorpresa mía de inmediato recordé la pieza de Duelo que no había tocado desde hacía dos años de su estreno, con algunas llamadas a manera de Duelo en el Réquiem”.
AQ