La edición en Guadalajara: cuna de biodiversidad librera

Libros

A pesar de la pandemia, y ante los escasos apoyos de instituciones públicas, estos proyectos independientes reman a contracorriente y no bajan la cortina.

Las editoriales tapatías suman al paisaje de la bibliodiversidad una cuota de mérito y aventura. (Montaje digital: Ángel Soto)
Ernesto Lumbreras
Ciudad de México /

Las editoriales tapatías suman al paisaje de la bibliodiversidad una cuota de mérito y aventura en géneros que el mercado desestima: la poesía, el cuento, el ensayo y la literatura regional. Mantis Editores, desde 1996, con cerca de 400 títulos, ha divulgado no sólo la lírica nacional sino la de otros orbes geográficos y lingüísticos. A partir de 1990, Petra Ediciones ha reunido un catálogo de 125 obras de literatura infantil y juvenil sobre todo, varias de ellas premiadas en festivales como el de Bolonia. Surgida en 1994, Arlequín tiene en su haber 208 libros de diversos géneros de autores nacionales y extranjeros, apostando también por el formato electrónico. Con una línea editorial cargada a los escritores locales, La Zonámbula asomó en 2007 reuniendo con el paso de los años 180 títulos donde también están presentes autores de otras latitudes. Paraíso Perdido, aunque inició funciones en 1998, tuvo un relanzamiento en 2013 que la posicionó como un sello de visibilidad nacional contratando especialmente narradoras emergentes con obras de ambición y riesgo literarios.

En fechas más recientes han aparecido otras pequeñas empresas asentadas en el valle de Atemajac. Conocedores del oficio del arte editorial, desde 2014 Impronta ha retomado los saberes tipográficos y de impresión de la escuela renacentista para un catálogo de 22 piezas literarias y de arte. En esa misma línea, exquisita y de bien hechura, en 2015 nace Arquitónica, sello interesado en el rescate y la divulgación del patrimonio cultural con énfasis en la arquitectura y la gastronomía, con 11 títulos a la fecha. El catálogo de Mano Santa se inició en 2011 como un proyecto alterno de la imprenta de Ediciones de la Noche, publicando al día de hoy 18 plaquettes de poesía de autores mexicanos de varias generaciones. La Rueda Cartonera es un proyecto literario y social, con más de 40 libros de autores, especialmente jaliscienses, vinculado a los Centros de Reinserción Social para Jóvenes donde imparten talleres cartoneros y clubes de lectura. Desde 2013, alternando poesía, ensayo y narrativa de autores mexicanos y extranjeros, Salto Mortal destaca por su cuidado editorial con un catálogo de 43 títulos. Belmondo Editores apareció en la FIL de Guadalajara de 2019, apostando por la novela negra de plumas nacionales y extranjeras así como por la traducción de clásicos como Blaise Cendrars y Henry Miller.

No obstante la crisis de la pandemia y el desolador panorama, cada una de estas casas ha buscado opciones para remar a contracorriente, apoyándose en sus lectores vía redes sociales, en financiamientos del exterior y acotando su producción. Ante los escasos apoyos de las instituciones públicas mexicanas, la cancelación de ferias de libros y librerías en situación de quiebra, estos sellos no bajan la cortina.

Mantis publicará Poetas en casa, antología de 21 poetas del Festival de Houston, y un libro de Louis-Philippe Hébert. Petra pondrá en circulación Objetos de Chiara Carrer; en tanto, La Zonámbula hará lo propio con El inventor del sí de Julio Galán y una antología poética de Carmen Villoro. Con apoyo del Fonca, Paraíso Perdido prepara seis libros entre los que destacan Quiltras de la chilena Arelis Uribe y la reedición de Paracosmos de Gerardo Sifuentes. Por su cuenta y riesgo, Impronta tiene en la mira publicar Dron de Carla Faesler y un libro de artista de Jorge Méndez Blake. Mano Santa tiene en prensa Con la urgencia que la oscuridad precisa de Juan Azuara y Salida de emergencia de Carlos Vicente Castro.

SVS | ÁSS

LAS MÁS VISTAS