Después del terremoto de Apegos feroces, publicado en México en 2017 por Sexto Piso, en el que una mujer de 45 años pasea con su madre de 77 por las calles de Manhattan, subrayando su independencia, su manera de ver la vida, el modo como se ha alejado del destino de esa madre con la que tiene frecuentes desencuentros, en la misma editorial han aparecido otros libros de Vivian Gornick (Nueva York, 1935): La mujer singular y la ciudad, en 2018; Mirarse de frente (2019); Cuentas pendientes; reflexiones de una lectora reincidente (2021), y este 2023 El fin de la novela de amor, reunión de once ensayos traducidos por Julia Osuna Aguilar, en los que Gornick reflexiona sobre la relación entre hombres y mujeres en la literatura, y en la vida. En el último ensayo, que da título al libro, expone por qué las metáforas del amor romántico ya no funcionan en la novela, pertenecen a un tiempo de rotundas prohibiciones para la mujer: el amor libre, el aborto, el divorcio, las adicciones, la independencia. “En nuestros días no hay penas que pagar —afirma—, ni un mundo de respetabilidad del que puedan excomulgarte. La sociedad burguesa como tal ha desaparecido”, con sus prejuicios, sus atavismos y sus dramas.
El amor existe, desde luego, pero no, por ejemplo, el fantasma terrible del matrimonio para toda la vida; una mujer —o un hombre— puede enamorarse, casarse, divorciarse cuantas veces quiera, o tener el número de amantes que desee, o permanecer sola si así lo prefiere, y ningún escritor serio podría alterar esta circunstancia sin caer en la superficialidad. “El amor romántico parece ahora un anhelo por sumergirse en el sentimiento y salir mágicamente transformado, cuando en realidad lo que necesitamos para construir un ser es la búsqueda deliberada de consciencia”. Ese es punto, el eje sobre el que giran la vida y la literatura: la consciencia.
Ensayos sobre las obras de escritoras como Clover Adams, Kate Chopin, Jean Rhys, Willa Carter y Grace Paley, así como las relaciones entre Hannah Arendt y Martin Heidegger forman parte de los temas abordados en este libro verdaderamente iluminador en el que en vez de negarse se subraya la potencia de novelas como Madame Bovary o Anna Karenina, sus aportaciones al género y al conocimiento de valores sociales que hace mucho tiempo se alejaron irremediablemente de nosotros, que, salvo excepciones, están enterrados en el pasado remoto, en el que las mujeres estaban casi siempre a la deriva, sin derecho a dirigir el rumbo de sus vidas.
AQ