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El Canal de Panamá: sueño y pesadilla

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El 15 de agosto de 1914, el vapor Ancón recorrió los 80 kilómetros que separan el Atlántico del Pacífico, inaugurando de esta manera una de las maravillas de la ingeniería contemporánea que dio origen a un país.

Andrea Serdio
Ciudad de México /

El Canal de Panamá cumplió en 2014 un siglo de unir el Mar Caribe con el Océano Pacífico. Es una obra no exenta de intereses y conflictos, como los que ahora mismo se avecinan ante la amenaza de Donald Trump de recuperar para Estados Unidos la administración de esta maravilla de la ingeniería contemporánea cuya historia es ejemplo de la voluntad humana.

Fue el sábado 15 de agosto de 1914 cuando el vapor Ancón recorrió los 80 kilómetros que separan el Atlántico del Pacífico. Partió del puerto de Cristóbal a las 7:10 de la mañana y llegó a la Bahía de Panamá a las cuatro y media de la tarde. Nueve horas y veinte minutos duró ese viaje en el que se cumplió un sueño acariciado durante 500 años: unir los dos océanos.

Portada de ‘El rugido de los ratones’, de Daniel Herrera. (Editorial Gato Blanco)
Portada de ‘El rugido de los ratones’, de Daniel Herrera. (Editorial Gato Blanco)

Vasco Núñez de Balboa fue el primer europeo en atisbar la conveniencia de un camino que atravesara la selva y uniera las costas de los dos mares. En 1514 construyó una ruta para transportar sus buques de Darién a Panamá, pero debido a las grandes dificultades que representaba, fue abandonada al poco tiempo.

A través de los años se trazaron nuevos senderos y se buscaron alternativas para abreviar el paso entre el Pacífico y el Atlántico, solo posible a través del estrecho de Magallanes o el Cabo de Hornos. Los intereses comerciales apremiaban una solución que comenzó a perfilarse a principios del siglo XIX con los estudios de Alexander von Humboldt.

Los avances tecnológicos y los imperativos económicos renovaron los esfuerzos para construir el canal. La primera apuesta fuerte fue de los franceses, que en 1879 firmaron un contrato con Colombia, de la que Panamá formaba parte, para construirlo con un proyecto del empresario Ferdinand Lesseps, responsable de la construcción del Canal de Suez.

La construcción comenzó en 1881. Lesseps intentó en principio replicar los métodos utilizados en Suez, pero fracasó debido a las condiciones sinuosas del terreno. Siguiendo los consejos de Gustave Eiffel —constructor de torre en París que lleva su nombre—, cambió el diseño e incorporó esclusas para adaptarlo al relieve de la región.

El cambio de planes, las enfermedades, un gran terremoto ocurrido en septiembre 1882 y las presiones de sus opositores fueron minando el dinero y la fama de Lesseps, que en 1888 abandonó los trabajos y unos meses después declaró en quiebra su compañía. El ingeniero en jefe de la obra, Philippe-Jean Bunau-Varilla, entró entonces en tratos con el gobierno de Estados Unidos para continuar la construcción, lo que daría comienzo a una pesadilla.

Cuando el senado colombiano se opuso a la participación estadunidense, se propició la separación de Panamá de Colombia, proclamada el 3 de noviembre de 1903. Días después, el secretario de Estado de Estados Unidos y Bunau-Varilla, nombrado ministro plenipotenciario de Panamá, firmaron un tratado para la construcción del canal.

Administrado durante 85 años por los Estados Unidos, desde el 31 de diciembre de 1999 el canal es controlado por el gobierno panameño. Su historia es la historia de los intereses políticos y económicos, pero también de la voluntad y el esfuerzo del hombre.

El Canal de Panamá dio origen a un país y a una intensa actividad comercial y turística, pero también a ingentes problemas ecológicos y, ahora mismo al grave peligro que representan el poder y el espíritu imperial del presidente de Estados Unidos que quiere volver a controlarlo.

AQ

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