El infierno de Sean Baker

Cine

Tan poética como entretenida, Red Rocket es una historia sobre la lucha del amor contra la miseria.

Suzanna Son y Simon Rex en 'Red Rocket'. (A24)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Como en todas las películas de Sean Baker, el ritmo del montaje resulta tan importante como la música, el color saturado y los personajes estrambóticos.

Red Rocket (recién estrenada en México) es una película entrañable que apela a sentimientos muy básicos, los más humanos. Mikey ha vuelto. Es un tipo seductor que se aparece en un pueblecito de Texas para pedir a su suegra y a su esposa que le permitan quedarse un par de días. A pesar de que ellas se resisten, Mikey se sale con la suya. E intuimos, desde el inicio de esta película, que él siempre se sale con la suya.

Pero resulta que el tipo cae bien, ¿por qué la esposa se niega a alojar a un tipo tan agradable? La respuesta se irá develando poco a poco en esta improbable historia de amor en la que el neoyorquino Sean Baker vuelve a mostrar que, más que narrador, es un poeta del cine. Un poeta porque consigue que miremos fijamente algo profundo y hermoso que no sabíamos que estaba ahí.

Tangerine, por ejemplo, estrenada en el 2015 (y disponible en MUBI) es la historia de un travesti que consuma una venganza pasional. Con ella vagamos por los suburbios de Los Ángeles. Conocemos sí, el mercado de la prostitución y las drogas, pero vemos también lo profundo de una amistad. En The Florida Project, del 2017 (disponible en Prime, HBO y Apple TV) conocemos un motel decadente en el que hay tres niños que crecen rodeados de prostitutas y traficantes de droga. Lo sórdido no impide que aparezca aquí el amor filial.

Como Baudelaire, Baker es un paseante que atrapa, en su recorrido por los barrios bajos de la ciudad, estampas de personajes que detrás de su apariencia miserable revelan lo más profundo que hay en la humanidad, el amor. Puede que la droga, la prostitución y los hoyos de donas (el omnipresente Donut Hole) sean todos temas que aparecen obsesivamente en el cine de Baker, pero el tema en verdad recurrente es el amor.

En Red Rocket, conforme la esposa comienza a enamorarse de Mike otra vez, uno intuye que se avecina el desastre. Y en este lugar de donas que simboliza el paraíso de la clase trabajadora en Estados Unidos aparece una tarde cierto personaje que simboliza todo lo que hay de malo en el antihéroe de esta película. Strawberry va a llevar a Mike a volver a su vicio. Ya se ha dicho, que en el cine de Baker los actores se interpretan a sí mismos.

Así como en Tangerine a la protagonista la interpreta un travesti de Los Ángeles, en Red Rocket, Mikey es interpretado por Simon Rex, un actor que antes de convertirse en modelo trabajó en el negocio de la pornografía homosexual. Este detalle en su pasado al principio parece más bien anecdótico, propicio para un par de diálogos y chistes, pero se transforma conforme la película se va desarrollando, en la piedra sobre la que se fundamenta una profunda reflexión moral (que no moralina). Y es que, por más que Mikey tiene una familia que le ofrece todo el afecto que pudiese necesitar, él ya ha echado el ojo a una adolescente con la que se plantea volver a conquistar al cine pornográfico de California.

Red Rocket estuvo nominada a la Palma de oro de Cannes. Es una extraordinaria película que habla, en clave simbólica, del infierno de la repetición. Mikey ha vivido esta historia una y otra vez. Por eso al inicio lo vemos golpeado, por eso al final lo recibe esta muchachita en una casa pequeña y rosa. Mike está en el infierno. Y Strawberry es un diablo. Red Rocket es, como Barton Fink, una metáfora de la lucha entre Dios y Satanás.

Red Rocket

Sean Baker | Estados Unidos | 2021

AQ

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