El grupo Christ of Oblivion se formó a finales de 2016 en la ciudad de Monterrey, con la idea de crear una banda con los sonidos más extremos del metal. Con una estética que encaja en el blackened death metal, genero pocas veces explorado en el país, el cuarteto integrado por Antero García (guitarra), Brayan Meléndez (batería), Alex Pacheco (bajo) e Ismael 'El Calé' Ortega (voz, guitarra) han comenzado a destacar tanto a nivel nacional como en el circuito latinoamericano, gracias a sus potentes temas llenos de ironías, cruzadas personales, crítica social y una fuerte filosofía anti religiosa.
Ahora este grupo que se ha alimentado de bandas como Behemoth, Rotting Christ, Venom, Possessed y The Gathering, por mencionar algunas, está dando a conocer su álbum debut, To Honor Lucifer, cuyo sencillo “We Will Meet Again” ya cuenta con videoclip. Su vocalista Ismael Ortega nos adentra en este proyecto:
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— ¿Cuál es la línea del metal que mejor los define?
La gente nos cataloga como blackened death metal. Tenemos influencia que van del heavy metal tradicional —Kiss, Iron Maiden— hasta un tipo de metal más extremo como Slayer. Definir nuestro sonido se lo dejamos a nuestro público; se trata de que ellos tengan la última palabra.
— ¿Cómo se ha dado la evolución del género por sus lares?
Siempre ha habido movimiento acá en el norte, particularmente en Monterrey, pero por ciertas circunstancias hay altibajos y repuntes. Ha habido una marcada evolución desde los noventas, pues en esa década eran muy puristas; ahora hay bandas más experimentales, existe más sonidos híbridos. En nuestro caso particular exploramos diversos subgéneros, los cuales se conjugan en nuestro disco: trash metal, death metal… no tenemos miedo a explorar.
— Por el título del álbum, no faltarán quien crea que se dedican a algún culto.
Obviamente el estilo de música que tocamos conlleva rebeldía. El titulo va encaminado a los subgéneros que tocamos; si tocáramos heavy metal más clásico, las letras tendrían otra connotación. Como cualquier arte, se debe entender como algo subjetivo; afuera del escenario somos gente normal.
AMS