El rock de José Agustín

Personajes

'La nueva música clásica' es un visionario testimonio de la evolución del gran género musical del siglo XX.

José Agustín, 1944-2024. (Archivo)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

La nueva música clásica es un libro imprescindible para los amantes del rock. Es también una revelación, o más bien la confirmación del temple visionario de su autor, como escribe Alberto Blanco —poeta, ensayista, pintor, músico— en el prólogo: “Muchos sentimos en aquellos momentos (años sesenta del siglo XX) que se gestaba algo muy grande: una serie de músicos geniales estaba transfigurando un género de la música popular en un vehículo de alto poder pero en México solo José Agustín lo vio y lo dejó escrito con increíble claridad”.

Publicado por primera vez en 1968 en la colección Cuadernos de la Juventud que dirigía René Avilés Fabila en el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), el libro lo reeditó, actualizado, en 1985 la editorial Universo; ahora se publica en Grijalbo en un volumen que reúne las dos ediciones anteriores más el prólogo de Blanco y una Coda de José Agustín Ramírez, escritor, artista plástico e hijo menor del autor de La tumba, que continúa la labor de su padre y extiende el registro de los artistas del rock desde 1985 hasta nuestros días.

Es sorprendente el conocimiento de José Agustín sobre los grupos de rock de aquellos años en que muy pocos se escuchaban en nuestro país, excepto por el legendario programa Vibraciones, de Radio Capital, en el que pasaban música de Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jefferson Airplane, Canned Heat y, por supuesto, de Bob Dylan, a quien Agustín consideraba: “el músico más completo, en esencia, que existe en la actualidad, el más profundo sin pretender crear música trascendente entrecomillas. Creo, sinceramente, que solo se podrá comprender a Dylan hasta dentro de algunos años, por el momento se halla muy por delante de todos”. El trabajo de Dylan, su música y sus letras, como lo previó Agustín, han marcado el rumbo del rock desde aquellos sesenta, influyendo en los Beatles, los Rolling Stones y Frank Zappa, entre otras leyendas; en este sentido, el Nobel de Literatura en 2016 no hizo sino confirmar la gran calidad de sus letras, verdaderos poemas.

Entre tantos genios, los Beatles, los Rolling y Procol Harum, por ejemplo, llama la atención que en el texto de 1968 dedique un amplio capítulo a Angélica María. La considera “La única y verdadera cantante mexicana”. Habla de su carisma, de su belleza, de su estilo, y de su voz: “no hay ninguna voz que se le parezca y que sea tan accesible y compleja, capaz de conmover a cualquiera que se entregue”, dice emocionado.

En la Coda, su hijo considera este texto una “exageración propia de un arrebato romántico, pero muy poco realista. (…) Es un error garrafal, sobre todo porque a Janis Joplin, por ejemplo, solo le dedica dos párrafos y además confiesa que no era enteramente de su agrado”.

Al final de los ensayos de 1968 y 1985, se incluye una amplia discografía para sustentar las opiniones del autor, lo mismo sucede al final de la Coda. En todos los casos no se dejan fuera a esforzados y talentosos roqueros mexicanos, como Dug Dug’s, Javier Bátiz o Caifanes. El libro se complementa con un pliego de fotografía que ilustra el devenir de un género en el que, sin lugar a dudas, sus mejores exponentes se han convertido en verdaderos clásicos.

AQ

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