‘El tiempo de Armagedón’: una pequeña y sutil historia de amor de amistad

Cine

James Gray entrega una película contundente que mira a sus cicatrices.

Banks Repeta y Anthony Hopkins en 'El tiempo de Armagedón'. (Focus Features)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Un director estadunidense nominado cinco veces a la Palma de Oro y ganador del León de Plata en Venecia que, sin embargo, no ha sido nominado al Oscar tiene que ser un artista independiente. Neoyorquino, para más señas, pero educado en California, lo cual significa que usa presupuestos grandes, pero busca la intimidad y no el fuego artificial.

El director es James Gray, conocido por Ad Astra (de la cual hablamos aquí), La inmigrante y Little Odessa. Todas ellas, joyas del cine independiente en las que, en tanto artista visual, toca los temas que le son propios: la condición de expatriado, la injusticia social y el enfrentamiento entre el padre y el hijo. En forma muy personal todo vuelve a estar dispuesto en esta extraordinaria película: El tiempo del Armagedón (disponible en Apple TV y en Izzi TV).

El tiempo del Armagedón sigue la tradición del cine de amor y nostalgia (la felliniana Amarcord) y, además, hace suya la narrativa clásica de su país. Con algo de Tom Sawyer, heredera de Charles Dickens y con temas de El guardián entre el centeno, Gray cuenta, en El tiempo del Armagedón, la historia de un niño de familia que se hace amigo de un muchachito negro que está repitiendo el sexto de primaria. Hay un detalle sutil que vale la pena notar: Paul, el niño de familia, admira a Mohamed Alí. Lo sabemos por un afiche, lo cual indica que para admirar El tiempo del Armagedón hay que abrir los ojos y disfrutar de una pequeña y sutil historia de amor de amistad que, además, sirve al director para recuperar su infancia. Y es que parece haber en el aire la sensación de que hay algo que, históricamente, se está acabando. Por eso, quizá, los cineastas vuelven a su infancia para meditar la historia del mundo.

La niñez de Gray sucede en torno al triunfo de Reagan y el miedo a la guerra nuclear. Se trata, en efecto, del tiempo del Armagedón, de la batalla final que cíclicamente destruye nuestra civilización para recrearla de nuevo. En ello estriba la importancia y la actualidad de esta magnífica película; más allá de que resulta entrañable, nos confronta con este, nuestro tiempo y nos recuerda que no puede haber buen cine si está mal actuado. Aquí se lucen Anthony Hopkins, haciendo todo lo posible por no ser el mismo de cada película, y el niño Banks Repeta. El duelo actoral recuerda, por su fuerza, el que tuvieron De Niro y DiCaprio en This Boy’s Life (Mi vida como hijo) de 1993: un actor consagrado consigue asombrarse ante un pequeño actor que demuestra que nació para hacer eso, cine. Pero cine de verdad, cine tan personal como lo mejor del gran arte que entretiene y asombra.

Gray, cuyo origen étnico es ucraniano y ruso, nos presenta en el clímax de la película a la familia de Donald Trump. Así, el final de El tiempo del Armagedón llega ante nosotros con la contundencia de un Bildungsroman, una película de crecimiento espiritual que sugiere que tal vez eso que sentimos que está acabando comenzó justamente en los años de 1980 en el siglo pasado, con Reagan, pero que va a volver a llegar, pronto, con Donald Trump. La infancia de Gray, narrada así, nos concierne a todos porque trata del futuro del mundo y también de nosotros mismos; siempre que nos atrevamos a pensar en el niño que hemos sido y en el adulto que queremos ser.

Paul decide dar la espalda al statu quo y se atreve a ser como Mohamed Alí. Hoy ya adulto, en esta película parece estarse mirando una cicatriz y él, artista, nos cuenta la historia interesante de cómo esa herida llegó ahí.

El tiempo del Armagedón

James Gray | Estados Unidos | 2022


AQ

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