El periodista Gustavo Castillo García ha escrito un libro que indigna y estruja: El tigre de Nazar (Grijalbo, 2023), la historia —contada por él mismo— de uno de los personajes más temidos del México contemporáneo: Miguel Nazar Haro, quien fue titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y creador de la Brigada Blanca, ambas eficaces herramientas del Estado para combatir a la guerrilla, a la disidencia política, a los estudiantes en 1968 y 1971.
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Nazar mira atrás, recuerda su vida; su pasión por México y su ferviente anticomunismo. El régimen que lo encumbró y lo volvió intocable durante muchos años, lo llevaría a la cárcel en 2004 por su participación en la llamada “guerra sucia”; estuvo preso dos años y tres meses y salió “jodido”, con rencor y tristeza. “Yo defendía al país de grupos de asaltabancos, de gente sin rostro y sin nombre verdadero. A mis años no me importa lo que pase. ¡Ya me acabaron, ya nada más falta que me entierren, estoy muerto en vida! ¡Me acabaron!”, le dice a gritos al reportero.
Al hablar de su manera de combatir a los enemigos del gobierno, de hacerlos hablar, de los agentes que lo acompañaban en esta labor, Nazar traza el retrato de una época de terror. Uno de esos agentes —recuerda—, “torturaba porque era fanático del deber”.
En otro momento cuenta cómo eran los interrogatorios en el ya desaparecido Servicio Secreto: “Antes los delincuentes decían: ‘Méteme a la cárcel, pero no me lleves al Servicio Secreto”. “Así ha de haber estado”, comenta el reportero. La respuesta no deja lugar a dudas: “¡De la chingada! Eran unos sótanos donde metían a los delincuentes, y cuando salían lo hacían diciendo misa. ¡Estaba cabrón!”
Castillo García no necesita de hipérboles, no requiere exagerar nada para que el relato cale hasta los huesos, para que lastime y nos haga preguntarnos: ¿por qué, como sociedad, fuimos capaces de tolerar tales atrocidades?, ¿cómo pudimos vivir con tanto miedo?
El libro parte de una serie de entrevistas realizadas entre 1993 y 2011 al llamado Tigre, animal del que coleccionaba figuras. Entró a la DFS en 1960, se formó en contrainsurgencia y contrainsurgencia en Fort Bragg, Carolina del Norte, y aplicó sus conocimientos con impecable eficacia para someter a los enemigos del Estado. Habla del surgimiento de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en Monterrey, de los guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, del siniestro Arturo El Negro Durazo, de los presidentes con los que trabajó y de los casos más importantes que le tocó investigar, y todo lo hace sin arrepentirse de nada, excepto de haber dejado testimonios de sus acciones, que pueden consultarse en el Archivo General de la Nación. Dice: “Qué pendejos fuimos, no debimos tener archivos. Debimos quemarlo todo”.
El tigre de Nazar es un libro imprescindible para conocer uno de los capítulos más negros de nuestra historia reciente.
AQ