El cantante, guitarrista y compositor Robbie Robertson nació el 5 de julio de 1943 en Toronto, Canadá, y murió ochenta años, un mes y cuatro días después en Los Ángeles, California. Era una leyenda y su muerte provocó el lamento de numerosos admiradores y amigos, entre ellos el cineasta Martin Scorsese y Bob Dylan, con quienes colaboró en varias ocasiones, como recuerda el propio Robertson en su libro autobiográfico Testimony, de 608 páginas, publicado en español por la editorial Neo Person en su colección Neo-Sounds.
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El libro, dicen los editores, cuenta un momento fundacional del rocanrol, “la época en la que los Beatles, Hendrix, los Stones y Warhol se movían por las mismas calles y las mismas habitaciones de hotel”. El tiempo en que cinco jóvenes canadienses coincidieron en el deseo de formar una banda con la que crearían —y crearon— “un nuevo tipo de música”. Ellos eran: Rick Danko, Garth Hudson, Richard Manuel, Levon Helm y Robbie Robertson, quienes a fines de los años cincuenta, con el nombre de The Hawks, acompañaban a Ronnie Hawkins, del que se separaron en 1964 para poco después comenzar su relación como banda de apoyo de Bob Dylan en la época más dura de su carrera, cuando su paso del folk al rock fue considerado imperdonable agravio por parte de los fanáticos y de un sector de la crítica.
En la primera gira eléctrica de Dylan, las broncas eran tan duras como constantes. En el libro Like a Rolling Stone. Bob Dylan en la encrucijada (Global Rhythm, 2009), Greil Marcus recuerda que cuando el futuro Nobel de Literatura estrenó “Like a Rolling Stone” en el Festival de Folk de Newport, el 25 de julio de 1965: “la canción fue recibida con abucheos, gritos histéricos, ovaciones, insultos y silencios”. En el Free Trade Hall de Manchester (Inglaterra), en mayo de 1966, continúa Marcus, “Dylan y su banda, un errático quinteto de blues rockabilly de Toronto llamado los Hawks, entraron en guerra con una multitud indignada por la traición del trovador eterno, guerra que terminó cuando un fan se levantó y gritó ‘judas’ a los seis que estaban en el escenario, grito al que los seis respondieron con más de siete minutos de ‘Like a Rolling Stone’”. Ese ambiente desesperó a tal grado a Levon Helm, que abandonó el grupo.
Los cinco canadienses volvieron a reunirse en The Band, que publicó su primer álbum, Music from Big Pink, en 1968, participó en el Festival de Woodstock en 1969 y marcó el rumbo que siguieron incluso figuras como Eric Clapton y George Harrison.
En noviembre de 1976, The Band decidió abandonar las giras con un concierto de despedida llamado The Last Waltz, filmado por Martin Scorsese y en el cual participaron Ronnie Hawkins, Bob Dylan, Neil Young, Neil Diamond, Muddy Waters, Clapton y muchas otras estrellas del rock. El final de la banda estaba cerca, como también una nueva etapa en la carrera de Robbie Robertson, quien cuenta detalladamente todo esto en su libro, donde, por supuesto, también rememora sus proyectos personales y su trabajo con Scorsese, con el que colaboró en la música de películas como Toro salvaje, El color del dinero y Casino.
Testimony es el recuerdo de la vida de un artista que a los 16 años abandonó su ciudad para encontrarse en Arkansas con quienes serían sus compañeros de ruta, de los cuales el único sobreviviente es el multinstrumentista Garth Hudson. Con la muerte de Robertson, qué duda cabe, se cierra uno de los capítulos más brillantes en la historia del rock.
AQ