Elisa Carrillo: "la danza, el único poder que conozco"

Entrevista

Considerada por la crítica especializada como una leyenda, la primera bailarina del Staatsballett Berlin, habla en entrevista sobre su infatigable labor de fomentar en México la pasión por la danza

La bailarina mexicana más destacada de las ultimas décadas Foto DIETER BLUM
Laura Cortés
Ciudad de México /

Berlín. Primavera de 2009. Como cada año, los amantes del ballet se preparaban para una nueva temporada en la capital alemana. Durante varias semanas, la imagen publicitaria de uno de los estrenos había llamado poderosamente la atención de los habitantes de la capital alemana. Sobre una cama de apetitosas manzanas, destacaba el torso desnudo de una bailarina morena de cabellera azabache. Era el cartel oficial de Blancanieves, una fastuosa producción de la compañía francesa Preijocal, con música de Gustav Mahler y vestuario del renombrado diseñador Jean¬–Paul Gaultier.

La protagonista de la obra, así como de la atractiva fotografía, era nada menos una mexicana: Elisa Carrillo (Texcoco, México, 1981), solista del Staatsballett Berlin. Su sensual imagen distaba del candor de la princesa “de cutis blanco como la nieve” del cuento de los hermanos Grimm. No obstante, esa imponente Blancanieves de piel de bronce cautivó al público de la Deustche Oper con una espectacular ejecución técnica que la catapultó a la fama internacional.  

En 2011, Elisa Carrillo fue nombrada primera bailarina del Staatsballett y se convirtió en la primera mexicana en ostentar ese título en una de las compañías más importantes del mundo. Desde entonces, su carrera ha ido en ascenso, cosechando reconocimientos. Ha pisado los escenarios más relevantes a nivel global, en ciudades que van desde París, Moscú, Bangkok, Jerusalén o Shanghái; lo mismo interpreta roles de ballet clásico como Romeo y Julieta o El lago de los cisnes, que piezas de danza contemporánea como las creadas por el coreógrafo español Nacho Duato, quien por cierto en agosto dejará el cargo de director general del Staatsballet. 

“En esencia sigo siendo la misma que interpretó Blancanieves hace ya casi diez años”, dice en entrevista para Laberinto. “Esa obra marcó un antes y un después en mi carrera. Fue el principio de todo lo bello que me ha pasado, pero siento que aún conservo esa frescura, esa emoción por tener un rol protagónico. Bailar sigue siendo para mí igual de especial y mágico”, asegura.

“Claro, ahora tengo más experiencia y me siento con mayor madurez. Además, ya soy madre. Es diferente cuando tienes un hijo porque no puedes dedicar el mismo tiempo a entrenar y bailar, pero cuentas con esa fuerza y esa belleza que te da la maternidad”, dice quien en 2018 ha sido incluida de nueva cuenta en la lista de Forbes como una de las mujeres más poderosas de México. 

El poder de la danza

Nadie duda de que la espigada bailarina es una mujer influyente. Y no solo por su trayectoria internacional. Sus logros en la promoción de la danza y el impulso a jóvenes talentos mexicanos dicen mucho sobre su poder. 

Año con año, quien ha sido recientemente considerada por la crítica europea como “una leyenda mexicana de la danza”, realiza en nuestro país la presentación de “Elisa y amigos”, una gala internacional que conjunta a destacadas estrellas de ballet. Este año ha aumentado la apuesta. Además de la tradicional gala que reunirá a 17 virtuosos internacionales, orquestó “Danzatlán”, un ambicioso festival que se realizó este mes y en el que participaron 213 bailarines de 15 países, incluido México, además de presentar actividades relacionadas con la danza como talleres y conferencias. 

Organizado a través de la Fundación Elisa Carrillo A. C., este encuentro tuvo como propósito “promover la apreciación del público mexicano por las distintas expresiones dancísticas”. Ballet clásico, neoclásico, contemporáneo, folklórico y hip hop se apreciaron en este encuentro que tuvo lugar en seis escenarios de la Ciudad de México y del Estado de México, entre otros el Palacio de Bellas Artes, el teatro Morelos, en Toluca, y la sala que lleva su nombre en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, en Texcoco.

La programación contempló, además de la gala, a tres de las compañías de danza de mayor prestigio mundial: Hubbard Street Dance Chicago, que presentó Decadence, obra del reputado coreógrafo israelí Ohad Naharin, considerado un genio en esta disciplina; São Paulo Companhia de Dança que, entre otras coreografías, interpretó Gnawa, pieza de Nacho Duato, creador imprescindible en la danza contemporánea; y Les Ballets Jazz de Montreal, agrupación que además de la obra O balcao de amor, ejecutó Closer del director del Ballet de la Ópera de París, Benjamin Millepied. 

Elisa Carrillo señala que este último es un director joven que adquirió mayor notoriedad por ser autor de la coreografía de El cisne negro, película protagonizada por Natalie Portman, con quien después se casó. “Así como a los coreógrafos de larga trayectoria, era importante incluir a Benjamin. Quisimos ofrecer una paleta de distintos colores y lograr que el público mexicano pudiera apreciar no solo ballet clásico sino también lo que actualmente se está haciendo en otras partes del mundo”.

Para Elisa Carrillo es importante crear nuevos públicos, por eso la entrada a la mayoría de las funciones del festival fue gratuita. “Siempre he querido acercar a la gente a la danza. Mi esperanza es llenar los teatros. Salir al escenario y ver que el público te está esperando, ha sido el motor y la razón de este esfuerzo”.

Y su ardua labor fue recompensada. El boletaje para las tres funciones de Elisa y amigos 2018 se agotó a los pocos días de haberse anunciado. A la gala del Palacio de Bellas Artes acudió el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, así como personalidades del ámbito político y artístico.

“El único poder que conozco es el que sirve para apoyar la danza en México”, dice convencida de que la cultura es el mejor antídoto contra la violencia que permea a la sociedad mexicana. La bailarina confía en que los buenos resultados de “Danzatlán” harán posible otra edición en 2019. 

México: campeón en danza 

Con residencia en Berlín, casada con el también primer bailarín, el ruso Mikhail Kaniskin, la ejecutante nunca ha descuidado sus vínculos con México. 

A pesar de haber vivido ya más de dos décadas fuera de su país, asegura que cada triunfo en su trayectoria la hace sentirse “más mexicana. Sé que estoy muy lejos de mi país, pero nunca olvido mi sangre, mis raíces. Estaba en Berlín, cuando la selección mexicana participó en el Mundial de futbol. Durante los partidos, me puse con orgullo mi sombrero de charro. Al escuchar, el Himno Nacional no pude evitar que se me rodaran las lágrimas”. Elisa Carrillo comenta que a su pequeña hija Maya Elisa, de dos años de edad, le habla en español, le enseña sobre música y comida mexicana. “Me siento más que nunca unida a mi país”, reitera.  

Sobre el reconocimiento que recibió el bailarín tapatío Isaac Hernández, el Benois de la Danse, no escatima elogios. “En danza ya somos campeones del mundo. Es un orgullo para nuestro país. Esta distinción contribuye a la proyección de México en el terreno artístico. Todos los mexicanos que trabajamos en el extranjero tenemos la responsabilidad de poner en alto el nombre de nuestra patria”. 

Como embajadora cultural de México pone énfasis en el desempeño de otros bailarines mexicanos que también están triunfando en el ámbito internacional. “Casi no se habla de ellos. Es necesario darlos a conocer y que se sepa lo que están haciendo”. Generosa, da tres ejemplos exitosos en esta disciplina: Braulio Álvarez, primer solista extranjero en el Ballet de Tokio; la regiomontana Rocío Alemán, solista del Stuttgart Ballet y Pablo von Sternenfels, quien también fue integrante del Stuttgart Ballet. 

Elisa Carrillo mientras tanto continuará con su labor como promotora de la danza. Ahora, una vez concluido el festival, volverá a Alemania para la nueva temporada de la compañía de la cual es figura principal. “Este es un año de transición en el Staatsballett porque habrá un cambio de director y tendremos una dinámica diferente. Para mí ha sido un honor trabajar con Nacho Duato (actual director), entre otras cosas por el cariño que siente por México. Me da tristeza su salida de la compañía pero lo más importante ha sido la oportunidad de trabajar juntos. Confío en que seguiremos cerca porque tenemos proyectos en común”.

La ejecutante mexicana tiene agenda llena este 2018: en agosto viajará a Taipei y en octubre a Rusia, entre otros compromisos como figura principal. Aunque mucho se habla de la corta duración de la carrera de los bailarines, a sus 37 años aún ve lejos el retiro de los escenarios. Así es que habrá Elisa Carrillo para largo. 


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