Entre realidad y arreolidad

Personerío

"Arreola el escritor de y para escritores y jugador de la escritura, lo mismo se (y nos) deleita dándonos gato por liebre que liebre por gato", escribe José de la Colina.

Juan José Arreola. (1918- 2001) (Archivo)
José de la Colina
Ciudad de México /

Si bien la obra escrita de Juan José Arreola no es muy cuantiosa, como no podía ser en uno de los legendarios cultivadores mexicanos de la Página Perfecta, su fina inventiva, que no deja de probarse y jugarse en todos los géneros: el ensayo, el cuento, la novela, el teatro, el poema en prosa, la fábula, el aforismo, el palíndroma, las memorias, etcétera, forma una total Literatura en la que todo es literatura y juega con sus propios espejos y fantasmas.

Arreola el Escritor, Arreola el escritor de y para escritores, juglar y jugador de la escritura, lo mismo se (y nos) deleita dándonos gato por liebre que liebre por gato, y entre otras buenas artimañas nos ha propuesto dos casos de antitética fantasmagoría literaria: el autor fantasma y el falso autor fantasma, más sus correspondientes libros.

Veamos un ¿cuento o ensayo? de Palíndroma.

Lo inusitado o escabroso del tema y las peculiaridades bibliográficas parecían delatar que la obra de El himen de México, tratado de “la virginidad perdida en violaciones, estupros y matrimonios” y de la “morfología del himen, así como sus anomalías” (en México), obra del “profesor en farmacia Francisco A. Flores”, “socio correspondiente de la Academia Náhuatl y miembro de las sociedades Mexicana de Historia Natural y de la Médica Pedro de Escobedo”, “opúsculo hermoso, impreso sin erratas en la Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, calle de San Andrés número 15, el año de 1885, sobre 99 páginas útiles, más 16 láminas impresionantes”, era una fantasmagoría ideada por Arreola. Pero el libro existe realmente en el catálogo y en las estanterías de una de las Colecciones Especiales de la Biblioteca de México (sita en Plaza de la Ciudadela 4, Centro Histórico, Ciudad de México). Sin embargo, no todo es liebre en el comentario de Arreola, que produce su gato insertando algunos párrafos de pura irrealidad y arreolidad, gracias a los cuales un texto que durante un buen número de líneas “mantiene el tipo” de una reseña bibliográfica pasa al género de la fantasía y de la Patafísica (que es, según postulaba Alfred Jarry, su inventor, la Ciencia de las Excepciones y un método para deducir las leyes de lo singular y particular).

Asunto distinto pero no distante es la obra de la que trata el texto “In memoriam”. Esa historia comparada de las relaciones sexuales, del Barón Büsenhausen, impresa en “cuarto mayor” sobre “fino papel de Holanda”, celebrada por el psicoanálisis, discutida por teólogos, antropólogos y marxistas, y cuya “traducción abreviada en inglés ha sido un bestseller sensacional”, es sospechosa de ser un libro fantasma.

Arreola habla de un “mar de dos mil páginas”: quizá pocas para un asunto tan vasto, pero las suficientes para que un ejemplar haya caído “como pesada lápida mortuoria sobre el pecho de la baronesa viuda de Büsenhausen”. Tampoco el tema y el género están definidos. ¿Büsenhausen escribió una historia de las relaciones sexuales de todos los tiempos, lugares y civilizaciones, o una refutación de Engels, o la (anti)teología de un “esmerado infierno”, o bien, tomando sus “devaneos, sueños libidinosos y culpas secretas” por certidumbres científicas, compuso sin saberlo una novela que atrae “el recuerdo de Marcel Proust y James Joyce”?

​ÁSS

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