Los irrepetibles. Escritores que dejaron huella (Ediciones del Lirio, 2023) es una mínima muestra de las entrevistas que Carlos Landeros G. ha realizado en 60 años de trabajo periodístico y literario (es autor de libros como Los narcisos, El desamor y Yo, Elena Garro) en los que ha tenido el privilegio de conversar con algunos de los más grandes autores del siglo XX: Agustín Yáñez, Beatriz Espejo, Carlos Monsiváis, Gabriel García Márquez, Juan García Ponce. Juan José Arreola, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Martín Luis Guzmán, Rafael Alberti, Rosario Castellanos, sus grandes amigas Elena Garro y su hija Helena Paz y muchos otros incluidos en este libro de colección para los interesados en nuestra literatura o en cultivar el arte de la entrevista.
- Te recomendamos El polen y el deseo Laberinto
Las conversaciones parecen por momentos improvisadas, con preguntas de cajón o incluso aparentemente fuera de lugar; pero no es así, provocan respuestas geniales y reflejan la atmósfera en que fueron realizadas y el carácter de los entrevistados, algunos son serios o incluso solemnes mientras otros se muestran reflexivos, ocurrentes, peleoneros o disparatados, como sucede con Carlos Monsiváis, con quien Landeros entabla un divertido duelo. La entrevista, publicada en la revista La Capital en noviembre de 1969, se desarrolla en la casa del escritor en la colonia Portales. Al comenzar, en el tocadiscos se escucha a Petula Clark y Monsiváis come unos tacos que parecen de lechón o machaca. La escena transcurre de esta manera:
—Vamos por partes, señor Monsiváis, ¿por qué se crea un mito? ¿Quién lo creó a usted?
(Al señor Monsiváis se le atraganta el taco y se queda mirándome fijamente al tiempo que responde:)
Espéreme un momento… deje… tendría que empezar aceptando lo que usted dice… No, espérese; ¡estoy hecho un idiota!
(Luego vuelve a empezar:)
Me parece una pregunta muy interesante y por su mismo fondo capcioso muy deslumbradora a primera vista. Le puede decir cómo se crea un mito y puedo recurrir a mis impresiones sobre los miles de tratados sobre sociología y psicología de Hollywood, pero entonces, me comprometo a aceptar la segunda parte de su pregunta, y a aceptar de un modo u otro que soy un mito, cosa que desde luego ni siquiera puede plantearse de un modo serio.
Por ahí sigue la entrevista, escarbando profundo en la destreza delirante de Monsiváis, en sus ideas de México y sus héroes, de su pasado y su presente en un tono absolutamente divertido.
Las entrevistas con Elena Garro y Helena Paz son varias y retratan el mundo de una escritora deslumbrante y su hija llena de rencores hacia su padre, Octavio Paz. Son reuniones largas y en ellas asoma la confianza entre los interlocutores. En una de estas conversaciones, al hablar de sus padres, Helena (La Chata) comenta: “Mira, Carlos: me acuerdo que cuando era niña mi mamá escribía algo y mi papá se ponía a llorar, así, con lágrimas, y decía: ‘¡Ay, Elenita!, tú tienes más talento que yo, ¡quémalo, por favor!’ Desde Los recuerdos del porvenir, me acuerdo que el manuscrito lo tuvimos que rescatar de las llamas mi primo Paco y yo, porque mi mamá agarró el manuscrito y lo puso en la estufa, para darle gusto al poeta”.
Juan Rulfo, en su entrevista con Landeros, al hablar de las escritoras mexicanas asegura preferir a Elena Garro sobre Rosario Castellanos. Dice que Los recuerdos del porvenir “siempre me ha parecido una de las novelas más extraordinarias”. “Y como persona, ¿qué impresión tiene de Elena”, pregunta el reportero y Rulfo responde: “A Elena es muy divertido oírla… pero está como para decirle: ‘No me defiendas, etcétera, etcétera’. […] Pero volviendo a su novela, creo que es una obra excelente y el titulo todo un acierto”.
Todas las entrevistas contienen una revelación, un dato interesante, una muestra de cultura o ingenio. Es un libro sin desperdicio, así podemos considerar Los irrepetibles, aleccionador, divertido y muy interesante.
ÁSS