Estrategias de censura | Por Avelina Lésper

Casta diva | Nuestras columnistas

¿Qué sucede con el arte que refleja lo incómodo del pasado cuando las sociedades buscan avanzar?

Balthus. Detalle de "La Patience", 1948. (Art Institute of Chicago)
Ciudad de México /

Balthus siempre ha sido un artista incómodo, en 2014 el Metropolitan Museum de Nueva York rechazó descolgar su obra Teresa soñando, por una protesta de un grupo de fanáticos de la corrección política, encabezados por una mujer, que clamaban que la pintura representaba abuso de menores. El mismo año el Museo Folkwang en Essen, Alemania, canceló una exposición retrospectiva del pintor. En esta ocasión el Art Institute de Chicago, decidió vender la pintura La paciencia, como estrategia para reunir fondos para el museo. Se estima que alcance en subasta entre los 12 y los 18 millones de dólares.

Creo que esa selección está determinada por el hecho de que exponer esas obras implica un riesgo para el museo. Las hordas de la corrección política están esperando estas obras para ir a manifestarse y censurarlas. Los museos deben tener en sus bodegas cientos de obras de arte que no pueden mostrar, sin tener problemas con la nueva moral.

La pintura es una obra maestra, en color, composición y tratamiento de la luz, es una adolescente jugando con naipes, es un solitario, con la posición del cuerpo que tanto atraía a Balthus, entre agresiva y seductora. Es parte de la serie de pinturas que realizó alrededor de los juegos, evocando la curiosidad adolescente como un juego en el que no se piensan las consecuencias.

Me imagino que los museos van a sepultar en bodegas las obras que no pasen un criterio moral y sacar otras a la venta, hasta que esta ola puritana se aplaque y podamos contemplar el arte con libertad, sin ser juzgados por esos verdugos decentes. Serán los coleccionistas privados los que podrán contemplar esas obras en sus casas. La cantidad de arte que va a ser mutilado por la censura actual, desde la literatura hasta las artes plásticas, nos hace pensar en una nueva iconoclastia aceptada por las masas ruidosas de las redes.

No es casual que los fanáticos descerebrados de la campaña Stop Oil invadan obras de teatro, saboteen conciertos, ataquen obras de arte, es una horda que odia el arte. Son iconoclastas que usan la idea del clima para destruir la cultura. Los infantiloides no se paran a sabotear un partido de futbol o se van a las plantas petroleras, a las casas de bolsa donde cotizan esas empresas, no, se van a una obra de teatro y sabotean el trabajo de los actores y la presencia del público.

En esta sociedad puritana el ciclo se repite, entre más moralina, más ignorancia. Es una mezcla extraña entre populismo, puritanismo y maniqueísmo. Me lamento de que una obra maestra deje de estar visible para el público y se vaya a la privilegiada colección privada de un millonario. Es la ignorancia la nueva moral, la que siguen todos los que creen que van a salvar al mundo destruyendo al arte.

AQ

  • Avelina Lésper

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