Señalar a una persona por sus preferencias o afinidades sexuales era una manera de estigmatizar, ahora es una exigencia. La condición es destrozar el lenguaje, que siempre padece los caprichos de la barbarie y la masa analfabeta. La tiranía de lo “políticamente correcto” se ha ensañado con el arte y la literatura, han cancelado autores como Shakespeare y Mark Twain, la más reciente fue Margaret Atwood, señalaron en una universidad americana que sus libros incitaban a la violencia y los “reescribieron”, enviándole una lista de palabras, que debería sustituir si quería que sus novelas fueran material de lectura de sus estudiantes. La imposición de la terminación “e” para llamar a alguien que se “identifica” con tal o cual género, más que un asunto de justicia social, es un capricho de esta dictadura puritana.
No se preocupen, la vida nos sonríe, y hay una solución para evitar la censura de esta banda de puritanos: hablar, escribir novelas, obras de teatro y poesía con emoticones.
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El emoticón carece de sexo, podría ser hombre, mujer o con lo que el “usuarie” se identifique, no tiene edad, ni posición económica. A la gente que carece de vocabulario les han sido muy útiles, porque con el catálogo de elementales dibujos dicen todo lo que pueden pensar, que es muy poco, porque la mayoría de esta sociedad preocupada en esas nimiedades, tiene la cabeza vacía.
El emoticón es más que suficiente para hablar de amor, de resentimiento, de negocios, problemas personales, de trabajo o de sexo, porque podrán tener género, y su vida sexual reducirla a un emoticón. La gran aportación de los vigilantes tiránicos de lo políticamente correcto es que podrán reescribir la literatura mundial, desde Gilgamesh hasta lo más arriesgado de la literatura.
La nueva corriente literaria se llamará “litemoticón”. Se impartirá en las escuelas para que los estudiantes, hiperfrágiles y sensibles, no se alteren leyendo tragedias griegas en donde los padres sacrifican a sus hijos en el altar de los dioses, no vaya a ser que eso sea un atentado de género, o una forma de incitar a la violencia. Para prevenir futuros traumas y conflictos irán a terapia psicológica que se dará con emoticones.
En las clases, conferencias, y demás eventos, llevarán una tableta y la mostrarán con los emoticones que les corresponda para que expresen lo poco que tienen que expresar. De la misma manera harán los exámenes escolares, así esa manga de burros pasará sin problema.
La sociedad está llegando a tal grado de autocomplacencia, autoconmiseración, exacerbando la nula capacidad de superar la frustración y de hacerse responsables de su madurez, que fomenta un infantilismo social que nos tiene secuestrados. La dictadura “políticamente correcta” es la principal protectora de este estado de infantilismo que solo genera dependencia a las redes y sus opiniones masificadas y vacías, porque ahí está el juicio, y el patíbulo del linchamiento.
La actual directora del proyecto teatral “Shakespeare on the Park”, que monta obras de teatro en Central Park en Nueva York, cuando le preguntaron sobre su programa de obras, dijo que no iban a montar obras de Shakespeare, porque era “un hombre, blanco, muerto y misógino”. A ella le vendría muy bien hacer obras de teatro con emoticones.
ÁSS