La sobriedad del cine de Werner Herzog se manifiesta en los primeros minutos de Family Romance, LLC, una película rodada en tres meses, con actores no profesionales y un guión en el que sólo ha esbozado lo que hay que decir. Y sin embargo nada parece improvisado en esta obra que va de un hombre que como negocio alquila familiares a sus clientes.
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¿Cómo? Para responderlo revelemos esta pequeña secuencia que poco tiene que ver con la trama principal: una muchacha se va a casar, su padre es alcohólico y ella no quiere que vaya a la boda. ¿Qué hacer? Ishii Yuichi, creador de Family Romance, tiene para ella un padre de alquiler. En efecto, la compañía parece salida de la imaginación del protagonista de El amor en los tiempos del cólera, pero existe en realidad. Y Herzog contactó al creador de la empresa para filmar con él esta obra que ningún amante del cine de arte puede perderse.
La trama principal gira en torno a preguntas de carácter casi teórico: ¿con qué sueña un hombre que se alquila como familiar sustituto? ¿A qué le teme? ¿Alguna vez se ha enamorado? Con estas cuestiones en mente, Herzog sigue a Ishii Yuchi. Lo hace con su pequeña cámara digital, casi un celular. Lo persigue cuando consigue que una mujer reviva el momento más feliz de su vida, cuando planea su propia muerte y cuando recibe un regaño en lugar de un empleado negligente de los trenes del Japón. Pero lo sigue, sobre todo, cuando hace de padre sustituto para una niña de doce años cuya única amiga es una japonesa negra de tres años y a quien todos los otros chicos molestan por el color de su piel. Ésta última es la historia principal. Aquella en torno a la cual gira el drama y estas preguntas que originalmente motivaron al director.
En palabras del propio Werner Herzog, Family Romance, LLC se filmó “sin todas esas tonterías hollywoodenses de grabar campo y contracampo, hacer una toma por arriba y otra por abajo para producir mil horas grabadas que en realidad no sirven para nada”. En efecto, muchas de las tomas que vemos en esta película fueron hechas una única vez. Y la frescura se nota. Por cierto, además de guionista, Herzog también fue el camarógrafo. Y dirigió a sus actores sin saber japonés. Apunta el cineasta: “no es necesario conocer el idioma para saber que un actor está diciendo la verdad”. ¿Qué verdades dice un hombre que, por contrato, miente a sus clientes? En ello estriba la belleza de esta película y en general el cine de Herzog. Porque la realidad que expone este artista es una verdad emocional: la de los gestos, la del afecto filial entre un hombre y una niña cuyo abrazo es tan real que nos hace vibrar con ellos.
El ojo de Herzog se detiene, además, en los cerezos, en un lago o una nube. En Tokio, que es otra protagonista y, sobre todo, en un grupo de muchachos que, en el parque, reconstruyen una batalla samurái. Ojo con esta imagen, pues con ella Herzog produce un sueño que da respuesta a todas aquellas preguntas en torno a las cuales construyó Family Romance, LLC, una película que tiene todo lo que han tenido las grandes obras de este director: una historia increíble que, sin embargo, es real como en Aguirre, una reflexión en torno al arte como en Fitzcarraldo y la belleza contenida de Grizzly Man. Pero esta pequeña obra tiene, incluso, algo más: el entusiasmo de un director que casi ha llegado a los ochenta años y que, sin embargo, filma con el asombro de quien llega al Japón por primera vez.
Family Romance, LLC puede verse en México por Mubi.
AQ