Ficción y realidad | Por David Toscana

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La próxima vez que escuchemos “la realidad superó la ficción”, tomémoslo por un comentario tan vacío como “la realidad superó la Quinta Sinfonía de Beethoven”

"Leer es una experiencia real. La buena literatura anda por el mundo como una bella realidad" .(Generada con DALL E)
David Toscana
Ciudad de México /

Abundantes ocasiones escuchamos o leemos que la realidad supera la ficción. Esto apenas significa que nos topamos con un hecho asombroso u original o estrambótico y alguien recurre a este lugar común para calificarlo.

La frase se enuncia cuando ocurre un crimen inusitado o cuando alguna autoridad realiza actos absurdos. Ahora me viene a la mente aquella ocasión en que un fiscal especial acudió a una vidente para desenterrar un cráneo y hacerlo pasar por el de un diputado desaparecido.

Si se trata de capacidad inventiva, la ficción tiene todo el poder para superar la realidad.

“Cuando Gregorio Samsa despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.”

“Las mariposas amarillas invadían la casa desde el atardecer. Todas las noches, al regresar del baño, Meme encontraba a Fernanda desesperada, matando mariposas con la bomba de insecticida.”

“Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.”

“Y nuestra nave se despedazará, porque volarán todos sus clavos, atraídos por la montaña y adhiriéndose a sus laderas, pues Alah el Altísimo dotó a la Montaña del Imán de una secreta virtud que le permite atraer todos los objetos de hierro.”

En la sintonía de lo tangible, el sexo carnal rebasa la ficción de una novela erótica, a menos que uno sea un pésimo amante. Ninguna descripción de viandas es tan sabrosa como el hecho de comérselas, a menos que uno vaya a McDonald’s.

Pero si de deleites se trata, preferible es la ficción cuando Sancho alivia el vientre y don Quijote le dice “ahora más que nunca hueles, y no a ámbar”. E igual cuando leemos “el niño pasó toda la noche llorando” o “la temperatura llegó a treinta grados bajo cero”.

No hay pautas para decir que el asesinato de la familia Clutter supere A sangre fría o que la vida de un oficinista mediocre esté por encima de “El capote”. Helena de Troya y Ana Karenina siempre han sido más bellas que las actrices en su papel; aunque las actrices superan al personaje en… (censurado).

Sin embargo, la ficción no suele entrar en competencia con la realidad, pues la ficción es también realidad, no porque Pantagruel haya existido en carne y hueso, sino porque existe en palabras y existo yo leyendo las aventuras de Pantagruel y me gustan las cenas pantagruélicas.

Leer es una experiencia real, tal como lo es escuchar una sinfonía o una mañanera o montarse en un tiovivo. La buena literatura anda por el mundo como una bella realidad. La próxima vez que escuchemos “la realidad superó la ficción”, tomémoslo por un comentario tan vacío como “la realidad superó la Quinta Sinfonía de Beethoven”.

AQ

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