Al ver la obra de Grace Quintanilla (México, 1967-2019) pareciera que nació feminista. Creció contemplando a su madre, Tina Cobos, dentro y fuera del cabaret. De la mano de su hermana menor, Vanessa (también artista), fue tejiendo una narrativa llena de interrogantes y búsquedas sobre lo femenino. Con una sensibilidad compartida en casa y acompañada de un linaje intelectual (es nieta del estridentista Luis Quintanilla), fue construyendo un relato transversal en el que convivían memoria y tecnología.
Si bien exploró la pintura, descubrió en el video y el arte electrónico los formatos idóneos para cuestionar las relaciones de poder en un mundo al que le sigue incomodando lo femenino. Estudió en el Ducan of Jordanstone College of Art de la Universidad de Dundee, Escocia, donde, además de especializarse, definió su postura combativa. Con un ojo coqueto, agudo, retomó las vivencias del cabaret experimentadas en su infancia para indagar, entre otros temas, el uso, el juego y el control de la feminidad.
El trabajo de Grace grita “lo personal es político”; al igual que la autora de la frase, Carol Hanish, exhibe las conexiones entre la experiencia personal y las estructuras sociopolíticas. Su videografía, comenta la curadora e investigadora Ingrid Suckaer, “deja videos plenos de poesía visual, la mayor de las veces desgarradora, en los que destacan aproximaciones autobiográficas y una refinada manera de abordar problemáticas de la mujer”. Es momento de recuperar videos como el autorretrato Mambo Queen (1996), La teta es la neta (2002) o Punto básico (2004). De su legado como curadora destaca la antología de mujeres videoastas ¡Juega!, así como su labor en el festival Transitiomx_02.
En 2012, y en medio del escándalo de la Estela de Luz, asumió el reto de dirigir el Centro de Cultura Digital. No solo lo catapultó y generó público, sino, como comenta Ingrid Suckaer, “fue contundente y constante en explorar y reformular el lenguaje audiovisual en sus más diversas formas y puso particular énfasis en analizar los medios y efectos masivos de internet y cómo impacta y modifica el lenguaje estableciendo nuevas formas de significar y, por lo tanto, de existir”.
Practicante del sisterhood, la interseccionalidad y la sororidad, fue una creyente de la creación tecnológica tanto en su producción con en su espíritu ontológico. Su obra es como flotar en una vía láctea llena de bits, lentejuelas, cine, poesía, que dibujan constelaciones que nos recuerdan los pequeños goces cotidianos.