“Después del incendio, el mundo empieza otra vez”: Forrest Gander

Entrevista

El poeta estadunidense, ganador del premio Pulitzer, visitó México para presentar ‘Dos veces vivo’. En entrevista con Laberinto, habla de su obra y del movimiento ecopoético.

Forrest Gander, poeta. (Foto: Gage Skidmore-Creative Commons)
Laura Cortés
Ciudad de México /

En una época de incendios, hay poesía que nos habla de un fuego que es al mismo tiempo devorador y dador de vida. Un fuego como el que provoca que las secuoyas prosperen después de un siniestro forestal o aquel que incendia el bosque interior de los seres humanos y los transforma. “¿Qué queda después del fuego?”, se le pregunta al poeta estadunidense Forrest Gander (1956), quien presentó en el Museo La Milarca, en San Pedro Garza García, Nuevo León, su libro Dos veces vivo. Una ecología de intimidades, bajo el sello editorial Vaso Roto. Para el también novelista lo que sigue es un nuevo comienzo, el reconocimiento de que lo desaparecido en el incendio contribuyó a construir su identidad.

Además de premios como el Whiting Writer’s Award y el Jessica Nobel Prize Maxwell Memorial Prize, en 2019 ganó el Pulitzer de poesía por Be With, una obra inquietante que surgió a raíz de la muerte de su esposa, la poeta Carolyn D. Wright, en 2016. El libro Dos veces vivo —publicado en 2021 en Estados Unidos y ahora en México y España en una edición bilingüe con traducción de María Gómez de León— es, de igual manera, resultado de lo que ha dejado ese incendio interior: “Después de haber vivido con alguien a quien amé por tanto tiempo, descubrí que estoy compuesto de ella y que fui cambiado radicalmente por ella”.

En este poemario, el también geólogo describe esa intimidad usando una compleja figura de la naturaleza: el liquen, “una forma de vida que es resultado de la sinergia entre un hongo y un alga (cianobacteria). Cuando los dos organismos convergen dejan sus propias vidas para crear un ser completamente nuevo. Nunca más vuelven a ser lo que eran antes. Es una metáfora de cómo en tu vida hay otras vidas. Nosotros también tenemos dos vidas: la nuestra y la de los muertos que viven en nosotros”, expresa quien ha traducido al inglés a las poetas Coral Bracho y Pura López Colomé.

Gander es parte del movimiento literario ecopoética, una corriente alejada del discurso antropocéntrico, que busca concepciones menos jerárquicas y depredadoras de la relación entre lo humano y lo no humano.

Influido por la literatura Sangam, en la que se disuelven las fronteras entre los paisajes internos y externos y se anula cualquier división entre el yo y el mundo, los poemas de Dos veces vivo expresan la urgencia de una transformación colaborativa para evitar una catástrofe global.

¿Cómo puede transformarnos un incendio?

En mi caso, suceden dos cosas: hay un duelo y un nuevo comienzo. Después de los incendios el mundo empieza otra vez. En cuanto pueden, los animales se reproducen e incluso algunas semillas de árboles como las secuoyas necesitan el fuego para crecer.

En los últimos diez años he perdido a mi esposa, a mi madre, a mi padre adoptivo y a mi hermana menor. Cada día, cada hora, cada momento, los siento dentro de mí, pienso en ellos y en su amor. Me doy cuenta de que llevo en mi interior un tipo de intimidades, las cosas más íntimas que nos dicen los que amamos siguen vivas en nosotros. Los sueños que no llegaron a realizarse tienen una segunda vida. Es una intimidad increíble. Es otro mundo dentro de ti. Para reconocer estas vidas en nuestro interior necesitamos volvernos vulnerables, abrirnos y darnos cuenta de que no controlamos todo, de que hay dentro de nosotros cosas que son superiores, más grandes que nosotros… y eso es hermoso.

¿Por qué escogiste un organismo como el liquen para hablar de esa intimidad?

La ecología de los líquenes tiene más que ver con una colaboración transformadora que con la competencia. Al combinarse, los líquenes se convierten en organismos completamente diferentes y esa mutualidad representa lo que pasa con nosotros. Necesitamos reconocer que no somos singulares, vivimos en comunidad y nos complementamos. Vivimos vidas como individuos, pero al mismo tiempo vivimos una vida comunal. Dentro de nosotros hay comunidades de organismos que nos ayudan a vivir. En el estómago de todos nosotros hay parásitos que nos ayudan a metabolizar nuestra comida. Afuera estamos en comunicación con las rocas, los árboles, el aire y la tierra, pero tenemos la misma tierra dentro de nuestros cuerpos… Creo que también vivimos con los muertos dentro de nosotros y por eso tenemos vidas múltiples.

Formas parte del movimiento ecopoética. ¿Qué lo hace diferente a la poesía sobre la naturaleza?

Es verdad que en el pasado y por mucho tiempo los poetas han escrito sobre la naturaleza, pero siempre es una naturaleza separada del ser humano. Vemos un paisaje muy impresionante y escribimos; vemos una flor, tenemos un orgasmo de felicidad, regresamos y escribimos un poema, pero en este momento los poetas están intentando escribir sobre cómo la naturaleza y el ser humano son lo mismo. La naturaleza incorpora nuestra basura y no es simplemente algo hermoso.

Algo muy interesante es que en el pasado todos los movimientos artísticos o literarios sucedían en una ciudad particular y encabezados por hombres. Por primera vez, este movimiento de poetas y artistas intentando cambiar la relación entre la naturaleza y el humano con un lenguaje distinto está ocurriendo al mismo tiempo en todo el mundo, no solo en París, Nueva York o Ciudad de México y, por primera vez, desde sus inicios, algunas de las voces más importantes son de mujeres: Coral Bracho, en México; Inger Christensen, en Dinamarca; Julia Fiedorczuk, en Polonia; Judith Wrigth, en Australia; Juliana Spahr, en Estados Unidos.

¿Puede la poesía impulsar ese cambio tan necesario?

Estamos viviendo la peor crisis ecológica desde la era del hielo. Es un momento crítico para los seres humanos y para sobrevivir necesitamos cambiar nuestra relación con otros. Creo que la poesía puede sugerir esta mutualidad entre lo humano y lo no humano.

Sabemos que están desapareciendo millones de especies y que el mar está perdiendo su coral. Reconocemos que los científicos ya han dicho esto antes —Rachel Carson escribió un libro muy profundo sobre la extinción (Primavera silenciosa (1962)— pero no han sido lo suficientemente persuasivos para lograr un cambio. Necesitamos cambiar la forma en la que usamos el lenguaje, porque las nuevas ideas vienen de usar el lenguaje de una manera diferente.

Los poetas pueden contribuir a crear una percepción del mundo que altere esa forma estricta que considera la identidad como singular. Los científicos tienen los hechos, pero no siempre son convincentes. La poesía tiene que ver con emociones y percepciones, elementos que cambian la mente.

Entonces, ¿se necesita un incendio para empezar de nuevo?

Las personas encuentran muy complicado cambiar su forma de ser y sus puntos de vista. Es muy fácil pensar que las estrategias a corto plazo son suficientes, cuando deberíamos estar pensando más en periodos geológicos.

A veces pienso que se necesita cierto tipo de violencia o de estrés para romper nuestro cascarón, como un pajarito que, para entrar a un mundo más grande, tiene que destruir su mundo interior.

AQ / MCB

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