El barítono George Gagnidze viene de un país con una larga tradición coral y que, además, ha dado y sigue dando grandes cantantes a la ópera: Georgia. Él mismo ha interpretado más de un centenar de ocasiones a personajes como Rigoletto, con el que debutó en la Metropolitan Opera House de Nueva York en 2009, un escenario en donde ahora debuta otro rol verdiano en la actual temporada: Nabucco.
En entrevista, Gagnidze habla sobre la producción, ambientada en tiempos bíblicos, del fallecido director de escena Elijah Moshinsky, cuya función de este sábado 6 de enero podrá verse en México, en el Auditorio Nacional (12 horas), gracias a la serie de transmisiones en vivo MetOpera Live in HD.
Con libreto de Temistocle Solera, Verdi estrenó en la Scala de Milán, en 1842, Nabucco, su versión sobre un pasaje del Antiguo Testamento, en el que el rey babilonio Nabucodonosor (Nabucco) destruye el templo de Salomón en Jerusalén en el año 586 AC y se proclama dios, pero termina loco. Su hija Fenena, que ama al hebreo Ismaele, desea liberar a los judíos y se enfrenta a su hermana Abigaille. Al final, Abigaille se envenena y Nabucco se convierte al judaísmo y devuelve la libertad a los hebreos.
¿Quién es Nabucco para George Gagnidze, no solo como personaje sino para su carrera?
Nabucco es el primero de un largo linaje de héroes, antihéroes y villanos barítonos en el canon de Verdi, cuya primera ópera, Oberto, fue compuesta para un bajo y la segunda, Un giorno di regno presentaba solo baritoni brillanti o bufos. En su tercera ópera, Verdi creó su primer rol para barítono real, Nabucco, un personaje cuyo viaje abarca ambición, arrogancia, intervención divina, transformación psicológica, conflictos familiares y redención final. La combinación de contexto histórico, dilemas morales y la poderosa música de Verdi hace a Nabucco un convincente y perdurable personaje operístico. Nabucco jugó y juega una parte realmente muy significativa de mi carrera, lo he interpretado en escenarios como la Wiener Staatsoper, el Teatro Real de Madrid, la Deutsche Oper Berlin o festivales al aire libre como Les Chorégies d’Orange y Arena di Verona, que se grabó en DVD.
¿Qué requirió como cantante, técnica y vocalmente, e incluso en lo personal, para cantar e interpretar a Nabucco por primera vez y qué necesita ahora para seguir haciéndolo?
Como otros roles verdianos, uno necesita una muy sólida técnica para afrontar todas las demandas de la partitura. Simplemente no puedes cantar Verdi sin una muy fuerte escuela vocal, mientras que para otros compositores uno puede a veces tener éxito o sobrevivir con carisma o aptitudes escénicas. Pero, Verdi no es solo pura técnica. En sus cartas y anotaciones para los cantantes, él repetía una y otra vez su necesidad de la “tinta” apropiada, el color preciso. El involucramiento emocional era crucial para él. Esto no ha cambiado, por supuesto, desde el momento en que canté mi primer Nabucco hasta hoy.
Aunque si me comparo cantando Nabucco por primera vez a como lo canto hoy, puedo decir que ahora todo es más fácil para mí. Encontrar el balance correcto entre los arrebatos dramáticos del rol y el suave, meloso legato es muy importante. Soy un cantante que constantemente trabaja y trata de refinar su canto. Y creo que mi Nabucco ahora tiene un más amplio, dinámico y emocional, rango que hace 10 años. Trabajar con diferentes directores también ayuda a evolucionar un rol vocalmente, y he tenido el placer de cantar Nabucco para directores fantásticos. También creo que mi interpretación ha ido a lo más profundo, al trabajar el rol con muchos grandes directores de escena a través de los años”.
Ha hecho Rigoletto, Scarpia y Nabucco al menos 100 veces cada uno. ¿Cómo logra madurar un personaje de producción en producción e incluso de temporada en temporada?
Es una progresión natural, pero, como mencioné antes, también trabajo mucho en mis roles. En la medida que maduras, también llevas tus experiencias de vida ganadas en el terreno al escenario. No soy la misma persona que era a los 30 años, y lo que he aprendido en la vida también lo llevo a mis interpretaciones teatrales. Además, cada director de escena, cada director de orquesta, con quienes trabajas, te da su visión del personaje, y también atesoras sus experiencias.
Debuta el rol de Nabucco en la MetOpera esta temporada con la producción ya clásica de Elijah Moshinsky que se monta ahí desde 2001. No obstante, usted conoce muy bien ese escenario, donde debutó en 2009, ¿eso representa una ventaja o más presión?
Para mí es una gran ventaja conocer tan bien el escenario de la MetOpera, he estado cantando ahí desde 2009 un gran número de roles: Rigoletto, Macbeth, Scarpia, Alfio, Tonio, Amonasro, Michele en Il tabarro y Šaklovityj en Chovanščina, por tanto el público me conoce muy bien, y yo conozco muy bien la sala y la acústica. Por supuesto, es un teatro enorme, pero la acústica es grandiosa y cantar ahí no representa dificultad alguna. La MetOpera ha sido mi casa artística durante 15 años y cantar ahí es como cantar en casa. Y agradezco al maravilloso staff ahí que siempre me hace sentir bienvenido.
Vi su Nabucco en la Arena di Verona en la producción de Arnaud Bernard, que es muy diferente a la de Moshinsky. ¿Cómo se puede pasar de un Nabucco en la Italia del siglo XIX a uno en Babilonia y Jerusalén en el 587 AC? ¿Cómo la producción influye en su interpretación?
Concedo que en una primera ojeada ver a Nabucco vestido como general del ejército austrohúngaro puede ser discordante. Pero Bernard, el director de escena, tuvo una coherente y cohesiva visión unificada de la historia, que trabajó muy bien. El núcleo del personaje y de la historia no cambió. Los conflictos internos de Nabucco y las relaciones entre los personajes se mantuvieron igual, así que mi interpretación no fue tan diferente comparada a mi interpretación en la producción de Moshinsky.
La verdad es que en Europa, las producciones de ópera a veces son un poco raras. También vi un montaje de Nabucco en el Grand Théâtre de Genève, que está ambientado en la época actual. ¿Cuál ha sido la producción más rara en la que ha participado en su carrera?
Incluso la más aparentemente bizarra producción a la postre tiene sus razones para existir, si el director de escena tiene una visión coherente que la respalda. He sido muy afortunado en la mayoría de las producciones en las que he cantado. Por supuesto, interpretar el rol en la gloriosa puesta en escena de Moshinsky en la MetOpera es algo realmente especial, está tan bien hecha y es visualmente abrumadora.
Nabucco tiene un contexto político, religioso e incluso propagandístico, lo mismo para la época bíblica en que se desarrolla que para los tiempos de Verdi. Hoy, en el siglo XXI, con guerras, islamofobia, nuevo antisemitismo, autoritarismos en el mundo ¿qué preguntas nos hace esta ópera hoy, qué respuestas nos da?
En esencia, Nabucco trata sobre el poder y lo que uno está dispuesto a hacer para mantenerlo; también sobre la intolerancia religiosa y las tragedias que emanan de eso. Tristemente, esos temas son más que relevantes hoy en día. Pero, no creo que esta ópera, o alguna otra obra artística, busque resolverlos, simplemente los expone muy claramente. Y no olvidemos que en su época de creación, asirios y judíos eran códigos en el conflicto entre austrohúngaros e italianos.
La rabia y la locura están en el alma de Nabucco ¿cómo trata esas energías negativas?
En el escenario, mientras interpreto los momentos de rabia y locura de Nabucco o de cualquier otro personaje, es importante no dejarse llevar por esas emociones. Es esencial, mientras se interpretan esos sentimientos de la manera más convincente y conmovedora posible, siempre tener el control y, sobre todo, cantar de manera controlada.
Con Nabucco comenzó la leyenda de Verdi como compositor. ¿Con qué personaje nació George Gagnidze como leyenda?
Hay algunos momentos. No puedo dejar de mencionar mi triunfo en el prestigioso concurso Voci Verdiane en Busseto, que fue el comienzo de mi carrera internacional. Ahí, fue el aria de Rigoletto que me permitió ganar la competencia; y este personaje ha sido ciertamente fundamental en mi carrera desde entonces. He cantado Rigoletto alrededor de 150 veces e hice mi debut en la MetOpera con él. Otro rol crucial para mí fue Scarpia, en Tosca. Mi debut en Nueva York fue como Scarpia en un concierto en el Avery Fischer Hall en 2008, con Lorin Maazel dirigiendo la Filarmónica de Nueva York. Tosca también fue mi primera nueva producción en la MetOpera (la puesta en escena de Luc Bondy en 2009) y mi primera transmisión en vivo para el mundo desde ahí. Pero, también Nabucco ha sido importante para mí, o Germont, en La traviata, que canté para mi debut en La Scala.
Aunque tiene muchísimos roles en su repertorio, la mayoría son de óperas de Verdi o de otros italianos. ¿Se siente bien con esos roles porque son los apropiados para su tesitura o porque siente afinidad personal con los personajes de Verdi?
Ambos. Siento que el repertorio italiano, y Verdi en particular, se adaptan perfectamente a mi voz, y también siento afinidad temperamental por ellos.
Ha cantado más de cien veces Rigoletto, Scarpia… Ahora va a cantar Nabucco para todo el mundo, con la transmisión en vivo de este sábado 6 de enero. ¿Cómo mantiene sus emociones y valores psicológicos después de interpretar personajes tan poderosos?
Estoy seguro que en este momento ya he cantado también más de 100 veces Nabucco. Aunque es inevitable llevar tus experiencias de vida al escenario, es importante separar al hombre George del Gagnidze artista, precisamente para que no termines demasiado abrumado por los eventos que afectan a tu personaje. Cierto desapego emocional y máxima claridad mental son esenciales en el escenario.
En las funciones de Nabucco, el público sin duda espera siempre el famoso coro de los esclavos, “Va, pensiero”. Usted viene de un país, Georgia, con una tradición coral enorme. ¿Qué representa este coro poderoso para un cantante georgiano?
Le diste al clavo. Georgia tiene una gran tradición coral, una de las más antiguas del mundo, de la cual estoy muy orgulloso.
Georgia también tiene una gran tradición de cantantes de ópera y usted pertenece a una gran generación. ¿Quién es George Gagnidze y qué representa en esta tradición y generación?
Eso también es cierto. Aunque es un país relativamente pequeño, Georgia ha producido y sigue produciendo un increíble número de cantantes de ópera, y creo que la principal razón es a lo que decía antes: la gran tradición coral. Todos, o casi todos, cantan. No me corresponde a mí decir qué represento o cuál es mi papel en esta tradición, se lo dejo a otros decirlo. Solo puedo decir que estoy muy orgulloso de mantener esta tradición viva y de llevar el nombre de mi país a todo el mundo.
Nabucco en la MetOpera
La transmisión en vivo de la espectacular producción de 'Nabucco' en la MetOpera, con escenografía de John Napier, vestuario de Andreane Neofitou, podrá verse el sábado 6 en el Auditorio Nacional, a partir de las 12 horas. En ella, la soprano ucraniana Liudmyla Monastyrska retoma el papel de la vengativa Abigaille, hija adoptada por Nabucco. La mezzosoprano rusa Maria Barakova interpreta a Fenena, hija legítima del rey babilonio; el tenor surcoreano SeokJong Baek hace el rol de Ismaele, el enamorado de la joven. Y el bajo ucraniano Dmitry Belosselskiy a Zaccaria, sumo sacerdote de Israel, que canta desde 2011 en el montaje de la MetOpera. El director italiano Daniele Callegari estará al frente de la orquesta del teatro. El coro de la MetOpera, esencial de esta ópera de Verdi, está a cargo de su director, Donald Palumbo.
AQ