En la propaganda como en al amor (y como en la literatura) todo se vale
Quiero entender que la desigualdad en estos momentos ya no está normalizada, esto no quiere decir que no se practique, incluso que a estas alturas haya hasta quien la defienda, por eso celebro la aparición de Habitaciones impropias (con ilustraciones de María Magaña, UNAM, 2023), un libro de ensayos de Karen Villeda, que hace un acercamiento a tres autoras a las que uno redescubre mediante el tono fresco que Villeda le imprime a las reflexiones que estas artistas valientemente propusieron en su época y circunstancia.
Ahora es sabido que las maneras de entender la realidad se modifican rápidamente, lo que antes era común —regresamos a esta idea de normalizar y señalar exclusividades en los roles y las diferencias de los hombres y las mujeres— ahora es una denuncia o un meme, o una provocación o un ejemplo de lucha y resistencia, o todas estas cosas a la vez, la rapidez mediática, omite orígenes e historias, las redes sociales y los medios a través de los cuales nos informamos, omiten información conscientemente, lo que ha traído confusión antes que reflexión, por eso es importantísimo que la lucha, la resistencia y el activismo de las mujeres sea abordada desde la literatura en todos sus géneros por autoras de generaciones recientes, que provoquen empatía y engloben el tema desde la mejor de las trincheras: el arte y en este caso la literatura.
La UNAM creó hace algunos años la colección Hilo de Aracne, “libros de jóvenes para jóvenes (Aracne personaje de la mitología grecolatina era una excelente tejedora que fue castigada por ventilar en un concurso contra Atenea los amores e infidelidades de los dioses y recluida en el cuerpo de una araña). Narrar es tejer historias y las nuevas voces tejen una telaraña para capturar nuevos lectores”.
La metamorfosis de la revelación
Leonora es el primer espejo de Karen, ahí se observa y ve el fin de la infancia (que es el verdadero castigo, el que más recordamos) luego los rompimientos de la familia, los estereotipos imperantes, la hipocresía de las instituciones religiosas, el castigo hacia el cuerpo femenino, los roles impuestos a las mujeres, la doble moral.
Repasando la literatura de Carrington, Villeda rebela a los seres que habitan entre nosotros, o sea a los monstruos humanos, porque Leonora se viste de testigo y en un conjuro onírico testifica que el ser humano es el animal que menos le gusta.
Alianza de fraternidad
Virginia es un mundo que se amplía con las palabras (qué mejor definición para tu autora favorita), Karen —lo confiesa— regresa una y otra vez a la lectura de Woolf y se suma a la resistencia, habrá lectores y lectoras que nieguen y bloqueen los espacios vitales, sobre todo en esta icónica autora a la que en muchos análisis literarios se le coloca como excluyente, es en esta figura mejor dicho a partir de ella que Karen empieza a acondicionar su habitación, solo en la reflexión se puede luchar contra nuestra propia estrechez de miras.
Ahora puede parecernos escandaloso o ridículo lo que se decía y lo que se les hacía a las mujeres, es importantísimo tanto para las nuevas generaciones como para las anteriores, visualizar los atrevimientos de Woolf: “Espero que ustedes adquieran bastante dinero para haraganear y viajar”, aconsejaba Virginia y una adolescente y muchas para fortuna, le ponían atención, y planeaban y definían a partir de los metros cuadrados de su habitación, como manifestarían su poder, abriendo la puerta de ese espacio dispuestas a apropiarse en todos los sentidos de todos los espacios.
Retorcer, descomponer y rizar el léxico
Norah comparte lecturas con su hermano e ilustra revistas ultraístas, Villeda escribe el último ensayo del libro sobre Guillermo de Torre pero yo sigo en la inercia de las mujeres, no en el inaceptable y caduco detrás de un gran hombre…
Norah da relieve a la figura del poeta, ensayista y crítico literario vanguardista, Norah es la tendencia renovadora, Norah va más allá de lo establecido.
Luego Villeda recapitula y denuncia: el último ensayo del libro no es sobre De Torre, es sobre un poema ultraísta, uno de tantos, y también es un ensayo sobre los críticos literarios que no consideraban a ninguna mujer en los círculos vanguardistas, por ahí aparece la española Lucía Sánchez Saornil (que por cierto publicaba con un seudónimo de varón) pero el que no las visualizaran, no las invalidaba, autoras como Villeda ahora las rescata hoy nombra a tres, y al nombrarlas al recordarlas al releerlas, la onda expansiva comienza.
La responsabilidad de las herederas
Repaso un poco a Amelia Valcárcel, que desde su ensayo El feminismo como una forma de pensar el mundo realiza un viaje por lo que ella llama las tres olas del feminismo: el feminismo ilustrado, el sufragismo y la lucha por los derechos reproductivos que hacen a la mujer dueña de su cuerpo, entonces desnaturalizar la dominación masculina, la igualdad de los talentos, la vindicación de la educación, y toda esa resistencia no se transformado aunque muchos vean ahora esos esfuerzos como moda, (recordemos ninguna moda es pasajera, simplemente no lo es porque impacta ) por ahí Amelia declara que la filosofía no es liberadora, pero entiendo y creo fervientemente que la literatura sí, (Karen cierra su libro con un poema) el feminismo ha buscado sus nichos desde siempre, las primeras mujeres profesionistas con educación superior fueron excluidas y encontraron la negativa cerrada de sus colegas profesionales por eso obtuvieron éxitos en tareas de investigación, ese fue el nicho salvador, Marie Curie es el gran ejemplo, la literatura —insisto— ha sido, es y será, en este caso el nicho salvador.
¿Qué hay detrás de las puertas?
Por último, la autora convoca:
Más que estos cuartos propios, propios para una, impropios para el resto.
Más que un cuarto, todos nuestros cuartos.
Obras reunidas. Reunidas mujeres. Mujeres con talento.
Talento y trabajo.
Más que decir lo que ellas vivieron.
Años y daños.
Hay que insistir en que ellas sigan viviendo
(“Estampa final”, fragmento, pág.74)
AQ