‘Hacia la libertad’: cuando todo se derrumba en el Marruecos de Nabil Ayouch

Cine

Nominado a la Palma de Oro de Cannes por su más reciente cinta, Ayouch explora a través de una gran diversidad de historias y personajes los contrastes culturales de su país durante los últimos treinta años.

'Hacia la libertad' fue estrenada en 2017. (Unité de Production)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

La lucha de clases, el conflicto entre sociedad tradicional y mundo moderno y en última instancia el enfrentamiento entre diversos proyectos de vida se ven expresados en Hacia la libertad, del marroquí Nabil Ayouch. Hijo de padre musulmán y madre judía, Ayouch consigue en esta película transmitir la importancia que en su vida ha tenido el contraste cultural. Además, el director está nominado a la Palma de Oro de Cannes con su última obra (Casablanca Beats), de modo que vale la pena revisar su filmografía y volver a ver Hacia la libertad.

Lo primero que salta a la vista es el guión. Realizado junto a su esposa, la actriz Maryam Touzani (quien interpreta aquí un papel protagónico), Hacia la libertad es un ensamble coral de diversas historias que, en un espacio de 30 años, confluyen finalmente en las protestas de 2011. Probablemente la más entrañable de las cinco historias que Ayouch nos propone sea la de un maestro rural que, en la década de 1980, se ha empeñado en enseñar a sus alumnos de primaria en su idioma materno: el bereber. Y es que justo con base en esta batalla cultural comienzan a desarrollarse los proyectos en pugna en un país como Marruecos, microcosmos de los estertores políticos que en los últimos 30 años ha sufrido la humanidad.

En efecto, no es casual que, de entrada, el primer conflicto de Hacia la libertad sea lingüístico. La imposición de un idioma sobre otro es siempre un hecho violento, pero además debería resultarnos muy oportuno en tanto mexicanos, toda vez que en nuestro país también se creyó durante algún tiempo que, para modernizarnos, era necesario acabar con los idiomas originales. Este personaje ofrece además al director una suerte de mirada distante que de modo poético (y en bereber) comenta sucesos muy lejanos en el espacio y el tiempo. Es como si la poesía de este hombre humillado fuese el Marruecos que, aun en 2011, se niega a perecer. Como se sabe, aquel año una serie de disturbios sociales llegó hasta las calles de Rabat y Casablanca. Hubo ciudadanos que querían la sariá y otros que, en oposición, pedían la reducción del sistema monárquico y pedían más democracia e igualdad. En los deseos contrastantes en uno y otro bando, uno esperaría lo peor, pero Ayouch tiene la inteligencia de evitar el juicio sumario y presentar las posturas en juego independientemente de su propia filiación. Al bereber se suman los marroquíes que hablan francés (las clases empoderadas) y los enamorados del inglés (los que buscan modernidad). Como las historias, todos estos idiomas forman una suerte de música que poco a poco nos revela lo mejor del arte de Ayouch: su capacidad para retratar el mundo interior de todos estos personajes.

Así, con ellos, sentimos lo que significa el deseo de volverse el Freddie Mercury de Marruecos, podemos entrar en la piel de una chica de 15 años que, enamorada de una joven y hermosa sirvienta, desea fervientemente perder la virginidad con un muchacho de su escuela. Creemos vivir la melancolía de un hombre judío que ve morir a su padre y que sobrevive en este mundo desigual gracias a que es dueño de un bar en Casablanca. Sí. Todos estos sentimientos confluyen también en la palabra “Casablanca”, que evoca el clásico de Michael Curtiz en 1942. En ella también había un bar, el bar de Rick. Y Rick, como Joe, luchaba por olvidar un amor mientras que afuera su mundo se estaba acabando.

'Hacia la libertad' puede verse a través de Cinépolis Klic o en renta en YouTube.


AQ

LAS MÁS VISTAS