Hedy Lamarr: la belleza y el genio

Personajes

La actriz e inventora se ha convertido en motivo de inspiración y reivindicación, y su vida extraordinaria e imperfecta, en sinónimo de valentía

Hedy Lamarr en 1944. (Wikimedia Commons)
Andrea Serdio
Ciudad de México /

Hedy Lamarr fue una estrella deslumbrante en la época dorada de Hollywood. Considerada en su momento “la mujer más bella del mundo”, destacó también por su carácter, su audacia y su inteligencia fuera de lo común, que la llevó a inventar, entre otras cosas, una tecnología de la que derivan sistemas de comunicaciones tan actuales como el WiFi, el bluetooth o el GPS, lo que en sus últimos años la hizo motivo de reconocimientos y homenajes, entre ellos haber proclamado el 9 de noviembre —día de su nacimiento, en 1914— como Día internacional del inventor.

Hedy Lamarr, de María López, uno de los títulos de la serie Grandes mujeres publicada por la editorial RBA, indaga en la vida de Hedwig Eva Maria Kiesler, su verdadero nombre, quien nació en Viena en una familia acomodada de origen judío el año que estalló la Primera Guerra Mundial. De niña recibió una educación esmerada, con clases de piano y ballet, se expresaba en húngaro, alemán y francés y mostraba cualidades para la actuación.

Contra la voluntad de su familia, con el nombre de Hedy Kiesler, comenzó su carrera en el cine en 1930 como extra; después de dos películas, en 1933 filmó Éxtasis, del director checo Gustav Machatý, que ha pasado a la historia por incluir el primer desnudo integral femenino y porque en ella, también por primera vez, se interpreta un orgasmo. La película causó un escándalo, fue condenada por la Iglesia, censurada en varios países y estuvo a punto de cortarle las alas a su protagonista, quien lejos de rendirse, en 1937 encontró la posibilidad de viajar a Hollywood, donde perfeccionó su inglés y, como Hedy Lamarr, formaría parte del star system con películas como Argel, Las chicas de Ziegfeld, Sansón y Dalila y Mi espía favorita. En 1958 filmó La otra mujer, con la que dio fin a su larga carrera cinematográfica, iniciando el trayecto hacia el reconocimiento de sus muchos otros intereses: la pintura, la decoración, el diseño de casas y joyas, la fabricación de perfumes y, por supuesto, la tecnología.

Autodidacta, voraz lectora de libros científicos y tecnológicos, en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, junto con el músico George Antheil, patentó un sistema secreto de comunicación inalámbrica que, de acuerdo con el divulgador científico Pablo Corso, “funcionaba con 88 frecuencias, la cantidad de teclas de un piano, y podía hacer saltar las señales de transmisión entre frecuencias, lo que dificultaba la detección de las señales por parte del enemigo”. El invento fue ignorado durante mucho tiempo por los burócratas de Washington.

María López escribe que Hedy, quien se casó seis veces, tuvo numerosos amantes y algunas experiencias lésbicas, “fue una mujer atrevida, inteligente y compleja”. Desafiando los usos de la industria, fundó su propia productora de cine y decidió siempre el rumbo de su vida. Fue una de las pocas actrices de su tiempo “que se atrevió a hablar abiertamente de su sexualidad y del papel que desempeñaba el sexo en la industria del cine, y también una de las primeras en reconocer públicamente que había recurrido a la cirugía estética”.

En el prólogo del libro, López agrega: “Actualmente, para muchas mujeres, Hedy Lamarr se ha convertido en un motivo de inspiración y reivindicación, y su vida extraordinaria, imperfecta y llena de sombras, en un sinónimo de valentía.

Murió el 19 de enero del 2000, en su casa en Florida. Desde 2005 sus cenizas reposan en el cementerio de Viena, la ciudad donde nació.

AQ

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