‘Heriste mis sentimientos’: entre necedad y necesidad

Cine

La película de Nicole Holofcener revela que todos los personajes que se esfuerzan por llegar al parnaso del arte son, en realidad, un montón de neuróticos narcisistas de los que vale la pena burlarse, comenzando por uno mismo.

Tobias Menzies y Julia Louis-Dreyfus en 'Heriste mis sentimientos'. (A24)
Fernando Zamora
Ciudad de México /

En Nueva York hay un joven escritor. Y no es taxista. Vende marihuana en un café. Tampoco es migrante, como dicta el cliché. Al contrario, es hijo de un psicoanalista anglosajón y de una maestra de guion en una de las universidades más caras de la ciudad.

Heriste mis sentimientos (disponible en Amazon y otras plataformas) es la última obra de Nicole Holofcener, feminista independiente y un poco superficial. Porque, digámoslo de una vez, Holofcener tiene gracia para el público en general, pero carece de interés para quien quiera llegar a las fronteras de un feminismo que ha dado obras a veces grandiosas, a veces grotescas. No tiene, por ejemplo, la rabia de Julia Ducournau, tampoco la genialidad creativa de Céline Sciamma.

Heriste mis sentimientos no consigue ni siquiera el prodigio más natural en esta clase de cine, que miremos al mundo con los ojos del otro, como han hecho Claire Denis en Chocolat ni, mucho más recientemente, Elisa Miller en Temporada de huracanes. Aún así Holofcener escribe y dirige esta película familiar que cabría igual en un capítulo de Sex and the City que en una muestra de cine de feminismo independiente. En esta última, se entiende, como entremés.

Heriste mis sentimientos sucede, como se ha dicho, en esta bulliciosa ciudad en que es cliché que el taxista aspire a ser Picasso y el chico de las donas un Ginsberg antes de romper el cascarón. Por otra parte, Holofcener ha sido elogiada por los medios corporativos como una artista capaz de enfrentar desde el ojo femenino temas como el de aquí: la necedad de crear. Y en ello vale la pena detenerse. Porque el cliché del cine clasemediero habla a menudo de la creación como de una necesidad, pero ¿no será más bien una necedad?

Lo mejor de la película de Holofcener es que revela que todos estos personajes que se esfuerzan tanto por llegar al parnaso del arte son en realidad un montón de neuróticos narcisistas de los que vale la pena burlarse. Pero poco, sí, porque algo de ello tenemos todos. Escribamos o no.

El mensaje más obvio de Heriste mis sentimientos está centrado en la cuestión moral de decir la verdad cuando entra en juego el amor. Como si nos preocupara. Como si fuéramos alemanes. Más cerca de Molière que de Virginia Woolf, Nicole Holofcener produce una comedia de enredos que parte del error cómico de escuchar lo que su marido piensa realmente de su trabajo creativo. Y hasta aquí la película es ingeniosa y, además, se permite explorar el fantasma de la separación cuando hombres y mujeres hemos llegado por tercera vez a la crisis de la mediana edad.

Está, además, la actuación brillante de Julia Louis-Dreyfus quien transmite el sabor agridulce del personaje cómico que recibe en el pecado la penitencia: sufre por escuchar lo que no debe ser escuchado. Aun así, me parece que el trabajo del crítico consiste en ir más allá de lo evidente. Y aquí, después de ver la película, vale la pena volver a la cuestión: ¿por qué todos estos seres humanos con vidas burguesas están queriendo contar su vida como si creyeran que es digna de una aventura de Salgari?

Heriste mis sentimientos ofrece entonces la posibilidad de enfrentarnos a nosotros mismos. Aceptar el reto del stárets Zósimo en Los hermanos Karamazov y dejar de mentir. Sobre todo, a nosotros mismos. ¿Por qué queremos escribir? Tal vez en la respuesta esté la clave para vivir una existencia excepcional, más digna de la verdad de la vida real que del narcisismo de la ficción.

Heriste mis sentimientos

Nicole Holofcener | Estados Unidos | 2023

AQ

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