Una vez más me estoy mudando de casa. Será la decimocuarta ocasión. Al empacar los libros, apareció El delfín de Kowalsky, del querido y difunto amigo César López Cuadras. Publicado por el FCE, así como por el Instituto Sinaloense de Cultura y la Universidad de Sinaloa. Me atrajo el escudo de la universidad, pues lleva el lema Sursum versus. La traducción que da la UAS es: “Hacia la cúspide”. Me sonó raro, pese a lo poquísimo que sé de latín, así es que me puse a curiosear, pues curioseando se aprende.
En este caso, cualquiera lo sabe, versus significa hacia, de ahí viene el francés vers.
Di con un libro ostentosamente titulado Arte explicado, y gramático perfecto. De don Marcos Márquez de Medina, catedrático de Latinidad y Letras humanas en el sacro y real convento de San Benito, de la Orden y Caballería de Alcántara. Puede leerse: “En lugar de acusativo, suele tener versus un adverbio, por ejemplo, ‘hacia arriba’, sursum versus. Aunque esto me parece pleonasmo, porque lo mismo significa sursum solo, que sursum versus”.
El Harper’s Latin Dictionary aclara que sursum es un adverbio que denota movimiento y significa “hacia arriba”, lo cual es en español una locución adverbial, pues no podemos decirlo en una palabra, como sí en inglés: upwards. También señala que hay pleonasmo si se apareja con versus, pues queda “hacia hacia arriba” o “towards upwards”.
Márquez dice que Cicerón cayó en tal pleonasmo en un tratado de retórica escrito para Marco Junio Bruto, mientras que el Harper’s menciona que Plauto lo hace en su obra de teatro Los cautivos.
El pleonasmo no es un defecto per se, depende del efecto. “Subir para arriba” siempre se escucha mal. En cambio “me agarró con sus garras” puede funcionar. Ya la UAS sabrá si en “sursum versus” hay énfasis o redundancia. Lo que sí resulta una licencia poética es darle a “arriba” el valor de “cúspide”.
Cabe aclarar que el lema original apenas decía sursum, y sólo dios sabe quién le agregó el versus, quizás porque los lemas de una palabra suenan a poca cosa. Alere flammam veritatis, dice el de la Universidad de Nuevo León. Si bien la mayoría de las universidades nacionales prefieren lemas en español. Entre estos destaca el de Campeche: “Del enigma sin albas, a triángulos de luz”. Ya nos ocuparemos.
Por lo pronto, sólo quería compartir que una duda ociosa me llevó a aprender algo de latín, a leer manuales de retórica, diccionarios, a Plauto, a Cicerón y un poco de etimologías; a investigar sobre la orden de Alcántara y el convento de San Benito. La curiosidad es el motor del conocimiento, aunque mate a algunos gatos.
AQ