Las siete décadas de luminosa vida que alcanza en este mes Vicente Quirarte coinciden con la aparición del volumen Viento armado, donde reúne su poesía escrita entre 1979 y 2000. Un estupendo preludio al homenaje que le rendirán, entre otras instituciones, El Colegio Nacional y la UNAM —su alma mater— el próximo mes de agosto. La ocasión se presenta inmejorable para celebrar al poeta y al hombre de letras, pero también al amigo generoso y al maestro de generaciones. Desde su amor por la Ciudad de México hasta sus incursiones en la literatura fantástica, la obra de Quirarte se interna por diversos rumbos guiada siempre por una fértil alianza entre erudición e imaginación. Se trata de una obra abierta que invita a ser leída desde múltiples perspectivas, en ella pueden encontrar abrigo el investigador más riguroso y el lector que busca nuevas aventuras. Compongo el título de esta columna parafraseando su Invitación a Gilberto Owen, uno de los libros que Vicente Quirarte ha dedicado al estudio del poeta sinaloense, uno de sus espíritus tutelares. Botones de muestra entresacados de su obra poética, “fragmentos del mismo discurso” para festejar con sus palabras al hermano mayor en su cumpleaños.
Amor
La luz no muere sola,
arrastra en su naufragio
todo lo que ilumina,
así el amor. *
Ballena
La ballena, una isla ensimismada…
Ciudad
Compré dos sobres blancos para mandar en ellos
el aire de la ciudad a mis hermanos.
Danubio
A la luz del Danubio
pace la Sombra su rebaño.
Espacio
Tensa el aire un colibrí, afina un silencio
más lento que el propio espacio detenido.
Forma
Fluye la tarde y en plena oscuridad
los amantes reinventan el mundo de otra forma.
Geografías
La noche nos habló de geografías remotas
que llevamos cosidas en el alma.
Herida
Y así escribe: acepta la herida sin mostrarla.
Infancia
Antes de los primeros trenes,
un tambor anticipa a la trompeta
que nos devuelve al lunes de la infancia.
Jirones
Las toallas son jirones de banderas
y una gota perdida de perfume
se desvela en la sábana del loco.
Kafka
He aquí el resumen, doctor Franz Kafka:
la flor de la angustia que prospera
para unos cuantos atrevidos.
Lluvia
La lluvia es una niña que anda con pies desnudos por la calle.
Muerte
La hora cuando los antros
expulsan a los actores de la muerte
y el alma del alcohol
se consagra en la lengua de la víbora.
Noche
Sé que estoy donde la ciudad termina,
allí donde la noche todavía
enciende las hogueras de la madrugada.
Olor
Ese olor anillado en el aire,
como encendidas risas de muchachas bajando la escalera…
Palabra
Un día la palabra dejó de nombrar para volverse potro de magia y vara de tormento.
Quirarte
Abro la puerta a la ola de tinta que nos sabe inundar a los Quirarte…
Reloj
Reloj de vidrio turbio, nuestro tiempo.
Soledad
Y quién pasea a la soledad, perra rabiosa…
Trenes
Lo más importante de la vida, cuanto es esencial,
insustituible, ocurre a bordo de los trenes.
Ulises
Sólo Ulises y el mar conocen el secreto que anula el tiempo y la distancia.
Velas
Velas veloces del alcohol bendito…
Whitman
Deshojar poco a poco
un libro de Walt Whitman
sobre el río oscuro de la calle.
Xavier
Cien pesos eran la opción entre el hotel de paso
y las obras completas de Xavier Villaurrutia.
Zapato
Charco suena a charco, a zapato infantil que lo perturba.
*Versos de Eduardo Lizalde que Vicente Quirarte ha incorporado a su propio alfabeto sentimental y los cita con frecuencia.
AQ