Iván Ríos Gascón: “Las películas de Fuentes son muy verbales”

Entrevista

El cine de Carlos Fuentes (Ediciones B, México, 2018) explora esa otra faceta, rica y fascinante, del creador de Aura

Cuando apareció el cine los escritores tomaron cierta distancia pero Fuentes no
Héctor González
Ciudad de México /

Para Carlos Fuentes, el cine fue casi tan importante como la literatura. Esta es una de las conclusiones que arroja el libro El cine de Carlos Fuentes (Ediciones B), de Iván Ríos Gascón. El ensayo tiende puentes entre la narrativa del autor de La región más transparente y su trabajo como guionista en películas como Pedro Páramo, Los Caifanes, Un alma pura y El gallo de oro.

¿Por qué estudiar la relación de Carlos Fuentes con el cine?

Cuando empecé a leerlo descubrí que el cine era muy importante en su universo narrativo. Al margen de que ubicaba sus influencias en Balzac, Flaubert o Alfonso Reyes, el cine era una presencia constante en su obra.


Escribes que Fuentes, como Tolstoi, supo ver la importancia del cine.

Cuando Louis Daguerre creó la fotografía hubo una disputa entre los puristas plásticos que consideraban que la foto nunca sería arte. Lo mismo sucedió con el cine: al principio, los escritores tomaron cierta distancia. Me parecía importante dedicar un capítulo a la relación entre unos y otros, dado que Fuentes reconoce en el cine un gran invento, el gran teatro de Oklahoma que Kafka quiso visitar en su novela América. Vio que al contar una historia a partir de la mirada se estaba reinventando la realidad.


Planteas una relación entre La región más transparente con el cine urbano. No obstante, la novela es más crítica que ese tipo de cine.

Fuentes nunca se refirió a los cineastas de la época de oro. Ni siquiera a los cineastas con los que trabajó. Si bien buscaba que sus novelas tuvieran como referente a las películas de Antonioni o De Sica, tenía vasos comunicantes con el cine mexicano de la época. El lenguaje empleado en los diálogos por directores como Alejandro Galindo, Ismael Rodríguez, Martínez Solares, Alberto Gout o Juan Bustillo Oro, creó la identidad del mexicano. Fuentes hizo lo mismo. Sus relatos y películas son muy verbales; esa es la esencia de su narrativa.


Otra cosa es el simbolismo en Aura, novela a la que emparenta con Luis Buñuel.

Creo que es una novela más surrealista que fantástica, como la calificó Christopher Domínguez Michael. La búsqueda estética de Fuentes era crear una novela surrealista a partir del juego de personalidades. Pese a la complejidad del relato, hay elementos cinematográficos muy claros. Además, están los simbolismos y la transgresión: el Cristo negro colgado arriba de la cama en que el personaje hace el amor con Aura. Es algo muy buñueliano.


Cosa curiosa es Zona sagrada, que nunca se pudo concluir. Sugieres que María Félix no se sentía cómoda con esa producción. 

Son leyendas urbanas. El rodaje se prohibió en dos ocasiones. En la segunda, en 1973, Rita Hayworth estaba considerada en el elenco y aún así no se filmó.


Pantallas de plata fue el último título de Fuentes dedicado al cine. Sin embargo, desde los años noventa dejó de escribir guiones. ¿Por qué se retiró de la disciplina? 

Mi hipótesis es que Fuentes trabajó en el cine por cuestión coyuntural; se lo tomó como un divertimento. Además, pudo haberse desencantado de la industria al ver las dificultades de hacer un verdadero arte dentro de un negocio oneroso y sin condiciones para la libertad creativa. No obstante, me parece que lo más importante es que creó un asombroso aparato teórico sobre el cine que fue anotando por fragmentos en sus cuentos, ensayos y novelas.


¿Dónde vemos al mejor Fuentes en el cine?

Definitivamente en Los Caifanes. Es una película que reúne sus búsquedas estéticas: en el filme de Juan Ibáñez están presentes La región más transparente y Cambio de piel; están los personajes emblemáticos del México que narraba Fuentes: unos con aspiraciones intelectuales pequeñoburguesas, otros con su picardía y desenfado pintoresco, ambos intentando convivir a pesar de sus complejos de clase. También podemos mencionar los cortos Un alma pura y Las dos Elenas, que no desmerecen frente al texto original.

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