Jonathan Tetelman encontró en Giacomo Puccini su voz. O, al revés: el compositor encontró en el tenor chileno-estadunidense un cómplice para sus personajes masculinos como el Ruggero de La rondine y el Pinkerton de Madama Butterfly con los que debuta en la Metropolitan Opera House de Nueva York.
En entrevista exclusiva, Tetelman habla sobre su pasión por Puccini (Lucca, 22 de diciembre de 1858-Bruselas, 29 de noviembre de 1924), de quien este 2024 se conmemora un siglo de su fallecimiento y con esto el final de los grandes compositores italianos que dominaron la ópera desde el siglo XVII.
De hecho, el tenor recién grabó con la Deutsche Grammophon su disco de arias: The Great Puccini, un homenaje al compositor con el que también debutó su carrera interpretando al Rodolfo de La Bohème.
Criado en Nueva Jersey, Tetelman vuelve a casa para su debut con la MetOpera como el Ruggero de La rondine, la obra maestra menos escenificada de Puccini, al lado de Angel Blue (Magda), bajo la batuta de la italiana Speranza Scappucci, en la producción de Nicolas Joël que podrá verse en México, en Auditorio Nacional, el sábado 20 de abril, a las 11:00 horas, en transmisión en vivo desde Nueva York.
Y todavía más Puccini para Tetelman. El sábado 11 de mayo, a las 11:00 horas, podrá disfrutarse en ese escenario de Paseo de la Reforma la producción de Anthony Minghella de Madama Butterfly, en la que el tenor interpreta a Pinkerton, otro de los personajes emblemáticos del músico, con la soprano lituana Asmik Grigorian como Cio-Cio San y la dirección orquestal de otra maestro, la china Xian Zhang.
¿Qué tiene Puccini para un tenor como usted, a un siglo de su fallecimiento?
Puccini me eligió en términos de construir mi voz y mi carrera. Fue el primer compositor del que canté un papel completo de tenor con su música, La Bohème. Y realmente es el compositor en torno al cual he construido toda mi técnica, aprendiendo su estilo, aprendiendo a tener resistencia en la voz y un gran rango que siempre sea audible por encima de la orquesta. Puccini definitivamente es un compositor exigente para la tesitura de tenor y me ha ayudado a convertirme en la voz que soy hoy.
Debutó en la MetOpera con el Ruggero de La rondine y con el Pinkerton de Madama Butterfly, ambas óperas de Puccini con las que además se cierra la temporada de transmisiones en vivo para todo el mundo. ¿Cómo recibe a estos dos personajes tan diferentes, tan equidistantes?
Los rasgos de personalidad de ambos personajes son muy contrastantes. Ruggero es una especie de chico de campo que busca el amor y se dirige a París y se enamora de una mujer mayor, o al menos con más experiencia, y le rompe el corazón. Cualquier joven que alguna vez haya intentado iniciar una relación con una chica puede identificarse con la historia. Es raro que termines con la primera persona de la que te enamoras, pero a veces los sueños se hacen realidad.
No es el caso de Ruggero, y tampoco lo fue para mí. Así que entiendo al personaje completamente a través de mi propia vida. Y no solo eso, vengo del campo en Pensilvania, Nueva Jersey, y luego vine a Nueva York, donde era estudiante, y pasé de una especie de pueblo más pequeño, de vida rural, a esta gran ciudad y conocí a toda esta gente. Muchos de ellos son ricos y tienen enormes mansiones y cosas así. Cuanto más vivía aquí, más gente conocía. Y, de todos modos, ascender en la escala social es básicamente el comienzo de la historia de Ruggero en La rondine, donde recibe la ayuda de Rambaldo, el amigo de su padre. Así que sí, tengo mucha experiencia personal que puedo reflejar en la ópera”.
Pinkerton no tiene nada que ver con Ruggero.
Pinkerton es más un personaje de carácter. Consideraría a Pinkerton como un chico de fraternidad ,si pudiera ser tan audaz y compararlo con algo que yo mismo conocería. Pero, ya sabes, disfruto interpretando el papel de Pinkerton porque no es tan común interpretar a un villano o a una persona tan terriblemente egoísta en el escenario. Y profundizando realmente en sus cualidades de egoísmo y sus necesidades, que son completamente sexuales, en realidad es un personaje muy interesante.
Está un poco cegado por toda esta fantasía de acostarse con esta mujer japonesa. Y a él simplemente no le importa. Ni siquiera piensa en las repercusiones que eso podría tener para él. Ciertamente es alguien que lo ha hecho antes. Y si no se convirtió en lo que sucede en la historia, estoy seguro de que lo volverá a hacer. El viaje de Pinkerton en Madame Butterfly es realmente un viaje que cambia la vida, no sólo para todos los demás personajes, sino también para el propio Pinkerton; siente remordimiento por todo lo que ha hecho y se da cuenta de todas las vidas que arruinó con su egoísmo y estupidez”.
Dos personajes y dos identidades. Nació en Chile y se crió en Estados Unidos. ¿Qué es la identidad para usted?
Pienso mucho en esto, porque realmente no sé mucho sobre de dónde soy y quiénes fueron mis padres originales, porque fui adoptado a una edad muy temprana. Y, a partir de ahí, desde que fui a la universidad, estuve moviéndome. Sólo viví en Nueva Jersey 18 años. Y, desde entonces, he estado viviendo en países, ciudades y lugares de todo el mundo. Y realmente me identifico no solo como quién soy, como cantante, y tal vez como estadunidense y todas esas cosas, sino que realmente me identifico con los lugares en los que vivo. A donde quiera que vaya, siento una nueva parte de mi alma en ese lugar. Digamos que si acabo de llegar de Sicilia, siento que tengo algo conectado con este lugar, porque noté que dentro de mí, en realidad, no soy de ningún lado, soy de todas partes.
Su doble homenaje a Puccini en la MetOpera será visto en más de 70 países en transmisión en vivo. Va a cantar Puccini para todo el mundo. ¿Cómo se siente al respecto?
Es una frase cliché, pero diría que es como un sueño hecho realidad tener esta oportunidad para un hombre de 35 años, cantar a este compositor a quien le he dedicado los últimos 10 años de mi carrera. Esto demuestra que con mucha determinación, trabajo duro y suerte, realmente puedes hacer realidad tus sueños. E interpretar esta música, no solo es Puccini, sino la MetOpera, donde obtuve mi formación formal y en Nueva York, donde está toda mi familia. Es realmente un cenit de mi carrera en Puccini, y, definitivamente, también un comienzo maravilloso para mi carrera en la MetOpera. Sin embargo, dicho esto, es solo una actuación más. Simplemente salgo y hago lo mejor que puedo ese día. Y ya sea que las cámaras estén encendidas o apagadas, sigo dando el mismo rendimiento pase lo que pase.
Puccini es el compositor más teatral de la ópera. ¿Cómo concilia cantar y actuar en escena?
Cantar es siempre lo número uno. Con la voz realmente no necesitamos un teatro. Podrías simplemente cantar en un estudio o algo así, y podría mejorarse o lo que sea. Pero, construir la voz y actuar con la voz es realmente lo que Puccini está pidiendo; le rinde mucho homenaje a Verdi en su forma de escribir, porque todo lo que cantas es extremadamente melódico y todo tiene un tema. Tu personaje tiene un tema y tienes que expresar realmente la emoción del personaje a través de tu voz.
Por eso tenemos muchos tenores geniales, maravillosos, que cantaron Puccini y que no fueron necesariamente los mejores actores. En alguien como Beniamino Gigli puedes sentir el elemento dramático del personaje a través de su voz, de su canto. Incluso Luciano Pavarotti tiene la cualidad de hacerte sentir los sentimientos de la caracterización en su voz y su fraseo. Sin embargo, hoy en día hay una responsabilidad mucho mayor para los cantantes. Ahora estamos en una era más visual y hay que tener ambas cosas. Tienes que tener ese lado tuyo que puede hacer todas estas cosas del pasado, pero también ser capaz de moverte en el escenario y conocer el arte escénico y colaborar con tu elenco y construir personajes que sean realistas, porque Puccini es en gran medida un compositor casi verista.
Una curiosidad en estas producciones de La rondine y Madama Butterfly es que al frente de la orquesta estarán dos directoras. Scappucci, quien apenas debutó ahí con Rigoletto en 2022, y Xian Zhang, que debuta ahora. ¿Cómo cambia la música para los cantantes con directoras?
No puedo decir lo mismo de todos mis directores, pero para mí es lo mismo. Hombre, mujer, negro, blanco, naranja, morado, no importa. Si el director llega preparado y tiene algo que decir sobre la partitura y la música, entonces yo estaré ahí defendiéndolo y haciendo todo lo que pueda para sacar a relucir las ideas y la dirección musical que encontraron. No todos los directores son los mejores. Sólo he trabajado con un puñado de directores realmente fabulosos, pero siempre les doy una oportunidad y normalmente funciona muy bien. Trabajar con Speranza (Scappucci) ya ha sido un gran placer y espero que tengamos un futuro trabajando juntos, no sólo en la Met, sino en otros teatros alrededor del mundo.
Acaba de grabar su segunda producción con Deutsche Grammophon, The Great Puccini, con arias de personajes que incluso todavía no ha interpretado. ¿Por qué un nuevo álbum de Puccini?
Como dije, mi base y mi plataforma de lanzamiento es Puccini. Puccini tiene mucha variedad con sus personajes, pero también en la forma en que escribe para ellos. Alguien como Rodolfo tiene líneas hiper románticas y muy lujosas, y una orquestación muy intensa. Y está Calaf (Turandot), que es extremadamente heroico, se trata más de la calidad del acero en la voz. O alguien como Luigi (Il tabarro), que es una especie de personaje trágico, cantando a dúo; todo es cuestión de pasión y lujuria por esta mujer. Realmente puedo encontrar tantas conexiones personales y colores diferentes para resaltar en estos diferentes personajes con Puccini. Es raro tener un compositor que pueda ser tan amplio en el espectro de caracterización emocional.
¿Este álbum es un avance de los roles que va a debutar próximamente?
Sí, exactamente. Estoy reservando ahora para mí la siguiente fase de Puccini, en un futuro más o menos inmediato, Le villi (Roberto) y Dick Johnson (La fanciulla del west). Para Calaf estoy ahorrando un poquito más de tiempo, pero seguro que eso también estará a la vuelta de la esquina.
Ruggero fue su presentación para el público de Nueva York. ¿Qué representa para su carrera?
No es el típico personaje de Puccini. En cierto sentido, Ruggero es un personaje sin mucho carácter. Encontrar este rol ha sido un desafío, porque Puccini realmente no te lo da en una bandeja como lo hace en muchos otros, como Rodolfo y Pinkerton. Para Pinkerton tienes una idea de quién es desde el principio. La rondine es una ópera muy corta y hay que encontrar momentos para crear este personaje sin tanto carácter, porque básicamente es una persona que está experimentando cosas por primera vez y, en cierto modo, sigue el camino. Aunque es lo que quería, no es el personaje más fácil de interpretar.
Tampoco tiene un aria fantástica en comparación con otras óperas de Puccini. Tiene dos arias bonitas, pero su gran momento es el comienzo del cuarteto en el Acto II. Ruggero no es tan directo y no te da toda esa intensidad dramática detrás del personaje. Tienes que encontrar una manera de darle color y hacerlo interesante, incluso si, para empezar, no es una persona completamente interesante.
¿Ha sido su mayor desafío hasta ahora como artista, representar a un personaje que apenas ha tenido pocas representaciones en el escenario? Roberto Alagna y Angela Gheorghiu lo llevaron a la MetOpera apenas en 2008.
Realmente lo es. Y por la mitad de las críticas, no estoy seguro de que el público estadunidense realmente lo aprecie. En mi opinión, hay un poco más de sofisticación en las reseñas europeas y en la comprensión de los matices del papel. Muchas de estas críticas estadunidenses buscan actos de circo y quedar cautivados por todo. Pero la ópera no se trata de eso; la ópera se trata de contar historias y hacer sentir a la gente. No se trata de ¿dónde está el drama? ¿Dónde está esto? A veces tienes suerte y la historia es dramática y muy emocionante. Pero otras veces simplemente tienes que sentarte y escuchar, y realmente tratar de entender cómo ciertas personas pueden representar personajes que son bastante normales, algo básicos, y encontrar esa emoción en la música, en su canto y en sus matices.
Será la primera vez que lo escuchemos en México. ¿Quién diría que es Jonathan Tetelman?
Siempre es difícil autoevaluarse. Pero diría, todavía me gusta decir, que soy chileno-estadunidense. Nací en Chile y crecí en Nueva Jersey. Y soy un cantante de ópera que comenzó como barítono y poco a poco se convirtió en tenor. Y fue con la música de Puccini que desarrollé mi voz y encontré mi lugar en el escenario como tenor. Me encanta la ópera. No hay nada más en el mundo que jamás me imaginaría haciendo. Esta es definitivamente la forma de arte para mí. Y, como intérprete, me sumerjo en lo más profundo que puedo en los personajes y trato de dejar todo lo que puedo: sangre, sudor y lágrimas en el escenario para cada actuación.
AQ