Jorge Sosa: el compositor entre dos tierras que lleva boleros a la ópera

Música

El músico escribe óperas en inglés, español y bilingües sobre migración, narcotráfico y desapariciones. En 2025 estrenará dos títulos clave en sus dos hogares: Ciudad de México y Nueva York.

El compositor mexicano Jorge Sosa. Sus obras operísticas incorporan géneros como el bolero o la música electrónica. (Foto: Manon Halliburton)
José Juan de Ávila
Ciudad de México /

En 2002, el compositor Jorge Sosa (Ciudad de México, 1976) viajó a Estados Unidos a hacer una maestría y después un doctorado. Se quedó, se casó, formó familia allá. Hoy compone ópera en inglés, en español y bilingües desde Nueva York, sobre temas como la migración, el narco o los desaparecidos.

Casi en todas sus óperas incorpora boleros, que a su juicio son la actualización del lied alemán del siglo antepasado con igual calidad que Schubert, comenta en entrevista exclusiva para Laberinto este artista que creció escuchando la Sonora Santanera y Los Ángeles Azules y cuyo vecino fue José José.

Cada que regresa a México, dice a su esposa Sara y su hijo Amado que “va a casa”; pero, con doble nacionalidad, admite que tiene dos hogares, que está partido entre dos países. Y le emociona que, a un año de cumplir medio siglo, estrenará dos de sus trabajos operísticos en 2025: uno, en la ciudad donde nació, que será el primero montado profesionalmente y escenificado; y otro, donde consolidó su carrera, que se inició escribiendo música para teatro con su tía Laura Sosa, que es una de sus libretistas.

El primero, su debut en México este 9 de mayo, es una ópera en inglés sobre migrantes, I’m a Dreamer Who No Longer Dreams (2019), con libreto de la dramaturga y activista originaria de Singapur Cerise Lim Jacobs, directora de White Snake Projects, con quien ya había colaborado en la digital Alice in the Pandemic. A Telematic Opera (2020) y en la ópera con marionetas A Kung Fu Puppet Parable (2023).

El segundo es Generación Perdida (2022), inspirado en el poemario homónimo de su amigo Javier Moro Hernández, publicado por Ediciones Periféricas, a propósito de las desapariciones forzadas y los campos de exterminio del crimen organizado en México, a estrenarse en julio próximo en Nueva York.

Artista residente del American Lyric Theater, una institución que impulsa la ópera contemporánea basada en problemas o temáticas de actualidad, a Jorge Sosa le gusta la experimentación en sus obras.

Kung Fu Puppet Parable, por ejemplo, es una historia fantástica basada en una leyenda china, en la que aplicó su aprendizaje de música asiática con sus profesores chinos Chen Yi y Zhou Long de la University of Missouri en Kansas City, donde también estudió música electrónica con Paul Rudy, la cual que incorpora en sus composiciones, aunque él recuerda también a su maestra en México María Antonieta Lozano, fundadora del Centro de Investigación y Estudios de la Música (CIEM), donde se formó.

Casi la totalidad de sus colaboraciones operísticas han sido con mujeres: con la dramaturga Carmina Narro debutó con Loveless Scene, una ópera sobre la incapacidad de amar, ambientada en una cantina de Ciudad de México, que estrenó a los 29 años, en 2005, ante unas 80 personas en el quinto piso del edificio de la New School University donde cursaba entonces su maestría en el Mannes College of Music.

Con Melisa Tien, comisionada por la Universidad de Northern Iowa, compuso la música con influencia del pop y del jazz para la comedia de humor negro The Beehive (La colmena, 2023). Y con su tía Laura escribió La Reina (2016), comisionada por el American Lyric Theater, sobre narcotraficantes mexicanos, donde deambulan personajes como Regina (basada en Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico), Don Neto (Ernesto Fonseca), El Pozolero (Santiago López Mesa) y hasta la Santa Muerte.

Cuando recibió la comisión para La Reina, que gestó con notas de prensa sobre la vida de narcos mexicanos, como Joaquín El Chapo Guzmán, quien había entrado entonces a la lista de multimillonarios de Forbes, su tía Laura trabajaba en la serie televisiva Capadocia, sobre una prisión femenil, por lo que fue la opción ideal para invitarla a escribir el libreto de la ópera, que se estrenó en formato concierto en 2016 en el Prototype Festival de Nueva York, dedicado a óperas contemporáneas.

“Había mucho interés sobre esto (historias de narcos) y yo quise explorar esto, pero hacer con un lente muy mexicano. Si vamos a contar esta historia, cómo la contamos para que refleje más lo que sentimos, lo que yo siento y lo que siente mi familia, mi comunidad”, recuerda Sosa a quien La Reina le abrió las puertas a oportunidades creativas, apoyos económicos, residencias y lo llevó a conocer a Lim Jacobs.

El entendimiento entre ambos artistas que nacieron fuera de Estados Unidos y que residen ahí derivó en la creación de la ópera que se estrenó este viernes 9 de mayo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y que tendrá una función más allí, el domingo 11, producida por Escenia y montada por Ragnar Conde.

I Am A Dreamer Who No Longer Dreams tiene una música bastante accesible. Hay muchas referencias a músicas populares, tradicionales. Rosa Hernández, la protagonista, canta su aria 'I Am A Dreamer Who No Longer Dreams', que es un bolero. Rosa es una migrante, urbana, como yo. E imagino a este personaje que, como yo, creció escuchando a la Sonora Santanera o Los Ángeles Azules. Esa es la música de Rosa. Entonces, escribí un bolero para su aria, para que le diera ese carácter al personaje”.

Sosa dice que no tiene parentesco con los Sosa famosos de la música mexicana, como el ícono José José o su hermano el contratenor y académico Héctor Sosa, quien ha escrito el estudio Las vicisitudes del contratenor en México, curiosamente, una de las tesituras que incorpora Jorge Sosa en varias óperas.

Pero, apunta que su padre y su tía Laura eran vecinos del “Príncipe de la Canción”. Y saca lo bohemio.

“Para mí el bolero es importante. Los boleros son equivalentes a las canciones de arte del siglo XIX, al lied alemán. El repertorio vocal del bolero, de la canción romántica de las décadas de los 30, 40 y 50 del siglo pasado, es tan hermoso como los lieder de Franz Schubert o de Robert Schumann. Hay boleros en casi todas las óperas que he escrito, en parte porque considero que es un género importante.

“Y, por otro lado, porque es la música de mi abuelo y de mi padre, con quienes nos juntábamos los domingos a tomar tequilita y cantar boleros. Mi abuelo se sabía cualquier cantidad, sacaba la guitarra y cantaba por horas, todas las canciones se las sabía de memoria. Esa memoria es fundamental para mí y para mi música, casi todo se refiere a esos momentos. Y, después, esa música, que es parte de mí, sale a flor de piel a la hora de escribir y de pensar en cómo formar a los personajes de óperas”, revela Sosa.

¿Por qué los libretos de casi todas sus óperas han sido escritos por mujeres?

Mera coincidencia. La verdad es que todas son grandes amigas mías; más bien parte un poco de esa amistad y de que nos entendemos artísticamente y tenemos una visión conjunta acerca de lo que queremos. Somos amigos de antes y cuando hay que hacer ópera, pienso en ellas. Digamos que, como mujeres escritoras, a los personajes los hacen sentir. Pero sí tengo predilección por las voces femeninas.

Ya me habló sobre Rosa y los boleros. ¿Cómo concibió a su coprotagonista, Singa, la abogada especializada en migración de I Am A Dreamer Who No Longer Dreams que la defiende?

Singa también es migrante. Ella es de ascendencia china, aunque vivía en Singapur. En Singapur, en este momento histórico en el que se encuentra Singa allá, su familia está siendo perseguida porque es acusada de ser comunista. Y se ve obligada a huir. Eso está basado en gran parte en la vida de Cerise Lim Jacobs. Y la música tiene características chinas. Estudié el doctorado con Chen Yi y Zhou Long, así que es una música que conozco y en ella encontré los leit motivs que se asocian a Singa, pero las melodías, frecuentemente en notas pentáfonas, son más abluesadas, con la blue note ahí metida, porque ella creció en Estados Unidos, igual que Rosa llegó cuando tenía 10 años, eran chiquitas. La música tiene un pie en la tradición y el otro en la música popular o en la de su nuevo país, Estados Unidos; no es tan tradicional, pero es lo suficiente para darle color al personaje, ayuda a vestir musical y sonoramente a los personajes.

¿Cómo se trabaja un libreto? ¿Cómo lo trabajó con Cerise Lim Jacobs?

I Am A Dreamer Who No Longer Dreams tiene un solo acto, las óperas grandes tienen tres o cuatro. Quise que fuera más cinemática, para un público de ahora que no está acostumbrado a sentarse dos horas y media a ver una ópera, como las del canon. Esta dura 70 u 80 minutos, se va bastante rápido, es un más un show como de Netflix y está estructurada a partir de flashbacks. El trabajo con libretistas es bastante estrecho, aunque con cada caso es muy distinto. Con Cerise llevo varios años trabajando, nos conocemos bien, somos grandes amigos. Libretista y compositor trabajamos juntos la historia, hacemos la escaleta de lo que es el arco dramático y todo lo que sucederá en la ópera. A veces yo aporto ideas, a veces ella, a veces son ideas conjuntas. Después, la libretista escribe el texto, que se toma unos meses.

¿Cuándo entra la música?

Cuando llega a mis manos ya terminado el libreto, usualmente lo vuelvo a editar, porque a diferencia de una obra de teatro, el libreto tiene que ser cantado, por lo que hay que ajustar las palabras a las melodías, o extender momentos que se antojan más líricos o cortar otros, porque no se puede decir tanto en una ópera. Un libreto exitoso tiene que ser bastante conciso, explicar todo, decir todo lo que se tiene que decir pero en pocas palabras, muy sintetizado. Y viene el trabajo de ping pong entre compositor y libretista. Yo edito o pido que se edite, y así lo vamos trabajando. En el caso de I Am A Dreamer Who No Longer Dreams luego hicimos un workshop, un taller, donde la ópera se lee completa con piano solo y cantantes. Y eso nos da la oportunidad de escuchar las palabras, la ópera por primera vez. Y se vuelve a editar, ajustar, cortar, se trasponen partes, de manera que queden cómodas para los cantantes. Y una vez aprobado (por productores), viene la orquestación, últimos ajustes, y lista la ópera.

¿Por qué escribir óperas en inglés cuando importantes casas como la Metropolitan de Nueva York o las de Dallas, San Diego, Los Ángeles y San Francisco ya las comisionan en español?

Mi interés siempre ha sido escribir ópera en español, he escrito óperas en inglés porque me las han encargado y las historias suceden en Estados Unidos y los personajes viven acá. Loveless Scenes (2005), que hice en la universidad, es en español; La Reina (2016) es bilingüe, inglés y español. Ahora estoy trabajando una nueva ópera, Ofrenda, con John de los Santos, también bilingüe, que transcurre en Estados Unidos, pero las protagonistas son mexicanas. Me encantaría más escribir ópera en español, ahora hay una necesidad e interés de ópera en español, que no existía en 2009 cuando empecé a escribir La Reina.

¿Qué cambió en EU para ese interés por la ópera en español?

Ahora hay toda una generación de cantantes de América Latina que son segunda generación en Estados Unidos o que son migrantes ellos mismos, que están haciendo trabajo de alta calidad y que quieren cantar en español, por lo que ahora estoy haciendo trabajos en español. Y yo soy bilingüe, hablo español e inglés fluidos, mi vida está partida entre dos países, entre dos idiomas, el inglés también es mi lengua y me expreso en ella, a veces me expreso mejor en inglés, es un idioma que es parte de mí. Pero sí quiero escribir más ópera en español, ese es mi sueño, espero se abran más puertas.

Pues su próxima ópera, Ofrenda, es muy mexicana y es en español.

Sí. Esperamos estrenarla en 2026-27. La tuvimos en workshop en Minneapolis en el Opera Reading Project, con piano solo y cantantes, como parte de una residencia con ellos y con Austin Opera.

¿El tema es el Día de Muertos?

Ofrenda más o menos está basada en la historia de Macario, de Bruno Traven, que a su vez viene de un cuento de los hermanos Grimm. Durante la pandemia estuvimos encerrados y quería escribir algo en español que tuviera que ver con un trabajador esencial aquí en Nueva York, como enfermeras, médicos, la gente de supermercados... Y gran parte de ese ejército humano era de migrantes mexicanos. La protagonista de Ofrenda se llama Macaria, y su hija Luz. Macaria es una trabajadora de intendencia en un hospital y, como tal, está rodeada de muerte todo el tiempo. Un día conoce a La Muerte y tiene un intercambio muy humano. Macaria la ve, comparte su cena con La Muerte, le cuenta chistes, y se hacen amigas. Y La Muerte, al sentirse vista como humana, al sentir la humanidad y la generosidad de Macaria, llora, y, al llorar, le da a Macaria una botellita con sus lágrimas que tienen el poder de curar. Y Macaria, que nunca ha tenido poder, ahora se vuelve súper poderosa y empieza a curar en el hospital.

Tiene otra obra en español, Generación perdida, sobre los desaparecidos. ¿Por qué el tema?

Es un monodrama a partir del libro homónimo de Javier Moro Hernández, escritor mexicano-colombiano amigo mío de toda la vida, de antes de venir a Nueva York. Me mandaba sus poemas, entre ellos los de Generación perdida, que me emocionaron mucho. Es un texto hermoso, trágico, fuerte, muy humano, y me entró la idea de hacer algo. Estuvo años en mi escritorio. Me estaban comisionando cosas en inglés, algunas no eran personales, no eran necesariamente lo que quería decir, así que Generación perdida me dio la oportunidad, a través de las palabras y visión de Javier, de escribir algo que es importante para mí. Vivo la mayoría del tiempo en Estados Unidos pero estoy muy conectado con mi familia en México, no es que no esté al tanto o preocupado constantemente por la seguridad de mi gente.

El texto de Javier me parece muy importante y debe darse a conocer. Así que me puse a trabajar, compré los derechos a Ediciones Periféricas para hacer ópera; conseguimos financiamiento, ganamos el año pasado el concurso en Opera America del Idea Opera Grant, un apoyo para desarrollar óperas que tengan que ver con poblaciones diversas en EU. Y vamos a estrenar Generación perdida el próximo 18 de julio, con puesta en escena de Teatro Grattaccio, en el teatro La Mamma. Va a ser mi primer estreno profesional de una ópera con puesta en escena, en Nueva York. Es un año importante para mí, porque voy a tener dos premieres en mis dos casas, en las dos ciudades que considero mi hogar.

Todas estas óperas suyas tienen como hilo conductor México y sus problemas. ¿Cómo las ve con el contexto del nuevo gobierno de Donald Trump y su política antiinmigrante, antimexicana?

Estas obras responden a lo que está sucediendo alrededor mío, son acerca de mí y de mi gente, de mi comunidad, de mis colaboradores; tienen que ver más con escribir acerca de los temas que afectan a nuestras comunidades. Esa es más mi intención, mis óperas tiene dos propósitos: contar historias contemporáneas en voz de personajes actuales, que están moldeados a partir de personas reales, mi idea es que si están moldeados a partir de personas reales y se siente reales, el público se sentirá conectado con los personajes y con la música y vamos a tener una experiencia retroactiva y de retroalimentación, con una experiencia común. Y, el otro propósito es contar historias para la posteridad, dejar un registro, un testimonio en ópera de lo que está sucediendo hoy y está viviendo la comunidad migrante o en México y en Estados Unidos, la violencia, que es una parte de la vida cotidiana de muchas personas y comunidades.

En México hay una postura oficial contra el narcocorrido, a partir de la decisión del gobierno estadunidense de retirar la visa a la banda Los Alegres del Barranco por poner la imagen de un narco en sus conciertos. Usted compuso La Reina, que incluye como personajes a narcos vivos.

No sé mucho sobre ese grupo de narcorridos, así que prefiero no comentar al respecto. En cuanto a La Reina y a mi trabajo, pues no ganamos nada escondiendo estos temas. Yo quiero escribir acerca de estos temas que tienen interés social, porque es lo que está sucediendo. Me interesa capturar este momento artísticamente, este momento de mi vida. A final de cuentas es acerca de mí, de mi vida y de mi familia, eso es lo importante. Y todas estas historias tratan de darle el lado humano, de explicar, a partir del lado humano, las emociones. A mí lo que me interesa son las emociones de la gente, las emociones de estos personajes, porque quiero que la gente venga a ver estas óperas y que sientan que les estoy hablando a ellos, que es un diálogo personal, por eso me interesa a mí contar estas historias, porque es lo que es lo que nos rodea, pero explicarlo a partir desde mi punto de vista, que es mío.

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.