Para mí, la imagen que debe quedar de Juan José Reyes (1955-2020), ya sea como jefe de Redacción de El Semanario Cultural de Novedades, dirigido por José de la Colina, o como director de la revista Textual, del periódico El Nacional, es la de un formador de escritores (los últimos años fue responsable de la revista Cultura Urbana de la UACM). Gente como Noé Cárdenas, Moramay Herrera Kuri, Alberto Arriaga, Javier García-Galiano, Carlos Miranda, Josué Ramírez, Fernando Fernández, José Homero y Armando González Torres estuvieron bajo su atenta pero liberal vigilancia. El método magisterial de Juan José era el del laisser-faire, en el que cada uno participaba según sus saberes y especialidades.
Nieto de la escritora y abogada María Elvira Bermúdez, buena representante de la novela policial, e hijo de Salvador Reyes Nevares, miembro del grupo Hiperión, del que igualmente formaron parte Emilio Uranga, Luis Villoro, Jorge Portilla y Ricardo Guerra, su visión de lo que sería una publicación cultural debería incluir todas las ramas y no sólo circunscribirse a lo literario. Historia, filosofía y política formaron parte de sus intereses y en este sentido fue un heredero de las ideas de Octavio Paz (los deportes y el cine mexicano de la Edad de Oro no le fueron ajenos).
Dueño de una prosa precisa y elegante, fue autor de una obra parca. Crítico atento, bien pudo reunir un volumen de sus notas que lo mostrarían como el gran conocedor de la literatura mexicana que fue. Impresos, destacan el volumen sobre futbol Hambre de gol, del que fue antologador junto con Ignacio Trejo Fuentes, y de El péndulo y el pozo, investigación en torno a la generación filosófica Hiperión, una breve muestra de sus capacidades como historiador literario.
En El Semanario… todos —José de la Colina, Noé Cárdenas y él— estuvieron atentos a mi trabajo. Como buen maestro, Juan José fue vigilando mi formación. Tras escribir reseñas durante un año, pasé luego a hacer notas más exigentes. Un fin de semana —día de tertulia en el Salón Palacio—, me pidió que escribiera sobre el centenario de García Lorca, que iba a ser la nota principal. “Es para el lunes. Ve a comprar una biografía que está en los libros tirados aquí afuera de editorial Era. Y no te vayas a emborrachar mucho”, me dijo. Sus textos y traducciones sobre filosofía e historia en El Semanario… hicieron que estos intereses se afianzaran más en mí. Además, a él también le debo haber tenido cierto tiempo una relación cercana con Juan Almela, mejor conocido como Gerardo Deniz, uno de los genios de nuestras letras.
AQ